One Shots Wonder Woman

Luces cegadoras

La luz brillante de la computadora lastima tus ojos en tu oficina casi a oscuras, pero parpadeas para borrar los puntos y sigues buscando.

Estabas trabajando en tu trabajo diario, pero terminaste algo productivo hace un tiempo. Durante la última hora y media has estado actualizando el detector de delitos instalado en tu apartamento compartido.

Quizás por primera vez en mucho tiempo no hay crímenes en la estúpida ciudad. Si lo hubiera, tendrías una excusa para estar despierta. Pero no necesitarás uno mientras tu novia se quede dormida.

Porque realmente no quieres tener que explicarle que te acostaste en la cama junto a ella y fingiste quedarte dormida hasta que ella lo hizo, y luego te escapaste de la habitación. Tampoco quieres explicar que es lo mismo que has hecho las últimas 3 noches.

Por supuesto, es difícil escabullirse de tu novia cuando ella es literalmente Wonder Woman, que fue entrenada desde la infancia para saber cuándo alguien se está escabullendo de ella. Pero te las arreglaste para no despertar a Diana las otras noches, así que deberías estar bien.

Lo que no está bien son tus sueños, más bien pesadillas últimamente, por eso estás evitando a toda costa cerrar los ojos durante 4 segundos.

Juzgaste que tener que enfrentar tus peores recuerdos en forma de pesadilla es peor que morir por falta de sueño, y la única forma de evitar soñar es no dormir, así que permanecer despierta es lo mejor para ti en este momento.

El único problema con ese plan es que Diana lo odiaría. Ella es protectora. Muy protectora contigo.

Cuando se conocieron, eras un desastre y no te cuidabas. Diana te ayudó/hizo que pusieras tu mierda en orden antes de juntarse contigo. Desde entonces te ha ayudado a mantener la calma y no le gustaría que dejaras de dormir.

Te frotas los ojos y tratas de parpadear para alejar el brillo. Te duelen los ojos, pero sabes que en el momento en que cierras los labios te caerías como...

—¿Cansada? —La voz de Diana te hace saltar y cierras la computadora de golpe. —Supongo que lo estás después de no haber dormido las últimas noches.

Miras fijamente el escritorio frente a ti. Por alguna razón, te sientes como un niño al que atraparon haciendo algo que no debía.

—¿Por qué no estás en la cama? —Puedes escuchar a Diana acercándose a ti pero permaneces sentada, de espaldas a ella. —Y lo que es más importante, ¿por qué te has estado escapando de la cama todas las noches?

El silencio llena la habitación mientras mantienes la boca firmemente cerrada. —Si no vas a responder, al menos podrías mirarme.

Tímidamente te das la vuelta en tu silla y la miras. Siempre pensaste que era tan injusto que, sin importar cómo durmiera, nunca se veía desaliñada de ninguna manera.

Incluso ahora viste una simple camiseta y un par de pantalones cortos para dormir, su cabello está suelto colgando sobre sus hombros, y de alguna manera se ve completamente arreglada.

Se ve tan hermosa a la luz de la luna que brilla a través de las persianas, por lo que te toma un tiempo registrar la expresión de su rostro.

Pero cuando ves la ira esparcida por sus rasgos cincelados, te encoges ligeramente en tu silla.

—¿Por qué. No. Estás. Arriba?

—Yo- uh, no podía dormir. —Sabes que estás mintiendo. Ella sabe que estás mintiendo. Cualquiera con ojos podría ver las bolsas debajo de tus ojos.

Diana pasa una mano por su cabello negro y suspira. —No soy idiota. Sé que no has dormido nada en tres días. Si cerraras los ojos durante más de medio segundo, sabes que te quedarías dormida.

Te frotas los ojos de nuevo a pesar de que la habitación oscura es un buen descanso de la luz brillante de la computadora. —Mira, no he dormido porque ni siquiera estoy cansada, está bien. Vuelve a la cama, Diana.

Diana no parece impresionada con tu respuesta y el bostezo que tratas de sofocar con tu mano probablemente no ayuda. —Pareces exhausta. Vamos. —Ella comienza a alcanzarte, pero te desvías alrededor de su brazo y te pones de pie.

—No, Diana, estoy bien. Vuelve a la cama y preocúpate de ti misma.

—Solo ven a la cama, T/n. —Ella alcanza tu brazo otra vez pero te escabulles de su agarre otra vez.

—Detente, Diana. Estoy bien. Solo cálmate, Dios.

El cambio en su postura te indica su frustración incluso antes de que escuches el tono de su voz. —Ven a la cama. Ahora, T/n. Tienes que dormir.

Esta vez, cuando alcanza tu brazo, le permites agarrarlo, como si pudieras haber escapado de su agarre si no te lo hubiera permitido.

—Diana, yo no-

—Sí, tú puedes. —Ella te arrastra por el pasillo hasta tu dormitorio.

Tan pronto como empuja la puerta para abrirla, prácticamente te arroja sobre la cama. Intentas sentarte solo para que ella envuelva su brazo sobre tu pecho y te sujete mientras se sube a la cama a tu lado.

—Diana, yo-

—Tienes pesadillas. Lo sé, te he despertado y te he consolado de ellos muchas veces antes. No sé por qué crees que me molestaría ahora.

—¿Quieres dejar de interrumpirme? Y no se trata de eso, simplemente preferiría no tenerlos. —Te pones de lado para mirarla a pesar de que apenas puedes distinguir sus rasgos en la oscuridad.

—No puedes simplemente no dormir.

—No quiero recordar esas cosas, y cuando duerma soñaré con eso y lo recordaré.

Descansa su mano en tu brazo trazando ligeramente patrones con sus dedos. —Si tienes una pesadilla, te despertaré.

Te deslizas hacia adelante y apoyas tu cabeza en su pecho. Ella envuelve su otro brazo alrededor de tu cintura mientras finalmente permites que tus ojos se cierren por completo.

—¿Lo prometes?

—Lo prometo. Ahora ve a dormir.

-Está bien, te amo.

—También te amo y ni siquiera intentes escabullirte de nuevo, lo sabré como todas las otras veces.

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Escritor(a): @/superwomenstoy