Yo estoy (ESTAMOS) a cargo

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Advertencia: Poliamor.

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No tienes idea de qué te poseyó para hacerlo, pero no pudiste evitarlo cuando, durante tu rutina matutina, Zatanna te pide que le entregues la sartén para los huevos, tu muy pensada respuesta es: —ruega.

Zatanna levanta una ceja antes de decir, —¿perdón?

Enderezas la espalda tratando de ser lo más alta posible y sonríes. —Pídeme que te traiga la sartén.

Zatanna se cruza de brazos y te mira por un momento antes de volverse hacia Diana, que está tratando de ocultar su propia sonrisa detrás de su taza de café. Parece que tienen toda una conversación con sus ojos antes de que Zatanna finalmente se vuelva hacia ti y con una sonrisa falsa. —¿Podrías pasarme la sartén?

Diana toma un sorbo de café. Las miras a ambas por un momento. Respiras antes de aclararte la garganta y agarrar la sartén. Tienes ganas de tentar a tu suerte, así que cuando se lo das para que le dispares tu sonrisa más bonita y digas: —Ves, no fue tan difícil obedecerme y ser una buena chica, ¿verdad? —Diana se atraganta con su café.

Ambas te miran en estado de shock cuando te das la vuelta y sales de la habitación. Estás demasiado distraída por los eventos que acaban de suceder como para notar el susurro en voz baja que comenzó tan pronto como saliste de la habitación.

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Después de tu victoria sobre Zatanna en la cocina, te pusiste más audaz y comenzaste a dar órdenes a tus novias de una manera no tan amable y no sabes de qué discutieron o qué les pasaba por la cabeza, pero el resto de la semana cada vez que preguntaste (u ordenaste) a tus novias que hicieran algo, lo hicieron sin quejarse.

Han pasado días de esto, tú al mando y demasiado asustada para mostrar algún signo de debilidad. No tienes idea de qué hizo que tus novias te entregaran su dominio tan voluntariamente, pero sabes que en el momento en que muestres algún signo de sumisión a cualquiera de ellas, lo retirarán, y lo que sea que te esté esperando al otro lado de eso es algo que no quieres ver.

Así que ahora estás atrapada en el lío que te creaste sin un final a la vista, pero el problema más apremiante para ti en este momento es el sexo. No has tenido relaciones sexuales desde tu pequeño truco de poder porque tener relaciones sexuales de la forma en que normalmente lo haces significaría someterte por completo a ellas, lo cual tienes miedo de hacer en este momento.

Tu cuerpo se ha acostumbrado a una cierta cantidad «mucho» de sexo y la falta te ha dejado, por decir lo menos, muy cachonda. Es por eso que mientras estás acostada junto a Zatanna en el sofá, la idea de follar con tus novias, aún más, aparece en tu cabeza.

—Diana, —llamas a tu otra novia, arrastrando la última a de una manera que sabes que ella odia. Pero, no obstante, escuchas los sonidos de ella dirigiéndose hacia la sala de estar.

Se detiene cuando aparece en el borde de la habitación, —¿qué necesitas?

—Ven, siéntate, —le sonríes y palmeas el sofá a tu lado. Ella pone los ojos en blanco y murmura algo sobre la necesidad antes de acercarse y tirarse en el sofá a tu lado, dirigiendo inmediatamente su atención a la pantalla frente a ti.

Esperas a que ambas se sumerjan por completo antes de hacer lo que sabes que es una idea realmente horrible y mover una de tus manos hacia tu cintura. Lo levantas lo suficiente como para deslizar tu mano por debajo y hacia abajo hasta donde la humedad ya se ha acumulado en tu ropa interior.

Arrastra su dedo a través de la mancha unas cuantas veces antes de arrastrarlo hacia su clítoris. Empiezas a frotarlo en círculos lentos tratando de controlar tu cuerpo para no revelar demasiado a las dos mujeres sentadas a tu lado.

One Shots Wonder WomanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora