El Plan de Diana

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Pasaste el resto del día con Diana, su mamá y algunas de las amigas cercanas de la familia real, todas te trataron amablemente, aceptándote de inmediato a pesar de ser una extraña; querías pensar que solo estaban siendo amables con la novia de la princesa, pero sus sonrisas y su cálida actitud se sentían honestas e imparciales. Era extraño, en casa, antes de conocer a Diana, quien se esforzaba por sacarte de tu caparazón, apenas interactuabas con nadie, tus únicas interacciones sociales eran en su mayoría académicas, casi nunca hablabas con alguien fuera del campus.

Cuando se acercaba la noche, el grupo decidió contemplar la puesta de sol desde un lugar privilegiado de la isla, un hermoso acantilado cercano al palacio, la brisa aquí se llenaba con el aroma del mar y la fragancia de flores exóticas; todas desmontadas al llegar. Pensaste que podrías usar la escena romántica para compartir un momento con tu novia y sus ojos mirando en tu dirección te dijeron que ella tenía la misma idea, pero su mamá te pidió que caminaras a su lado, Diana decidió no discutir con su madre y simplemente asintió y se acercó a sus amigas.

—¿Has disfrutado de Themyscira, T/n? —Preguntó con una voz tranquila y majestuosa.

—Oh, ha sido genial, su majestad, es el lugar más hermoso del mundo. —Respondiste emocionada.

—Por favor, llámame Hippolyta, —sonrió y colocó una mano en tu mejilla. —No hay necesidad de ser tan formal, especialmente de ti, la novia de mi hija.

—Gracias, Hippolyta, —te sonrojaste.

—Sabes, ella no dice mucho sobre su vida amorosa, pero desde que te conoció parece ser lo único de lo que puede hablar, es tan bueno verla tan feliz.

—Ella es la persona más increíble que conozco, valiente, amable, hermosa, humilde... —comenzaste a enumerar todas sus cualidades pero tu voz se desvaneció. —Ojalá pudiera hacer algo para merecer una novia tan maravillosa.

—Mi hija es el regalo más grande que los Dioses podrían otorgarle al mundo, —suspiró y miró hacia el horizonte por un segundo y luego movió su mano a tu hombro acercándose unos centímetros, —pero creo que estás haciendo un excelente trabajo como su pareja.

La miraste tratando de encontrar las palabras para contradecirla pero su majestuosa presencia te mantuvo en silencio.

—Hacer todo lo que hace es una proeza ya digna de estar escrita en nuestras leyendas, ninguna otra amazona ha logrado tanto como ella y sin embargo sigue sin dudar movida solo por sus ganas de hacer el bien y ayudar a los demás, —mantuvo la mirada puesta en ti, trataste de mirar hacia abajo, pero ella empujó suavemente tu barbilla y mantuvo el contacto visual. —Pero desde el año pasado, veo una pasión en sus ojos que se había ido hace mucho tiempo, es como si su energía se hubiera renovado y ella tiene una nueva razón para enfrentar el mundo y sus peligros, gracias, T/n.

Estabas llorando, ni siquiera te diste cuenta cuando había comenzado pero las lágrimas brotaron de tus ojos, la Reina te abrazó y te entregaste a ese tierno abrazo.

—Gracias, Hippolyta, —murmuraste aliviada.

—No, gracias, querida; Espero que algún día puedas llamarme mamá, —sentiste su sonrisa, —cuando mi hija deje de luchar contra monstruos durante cinco segundos y finalmente haga la pregunta.

La Reina te soltó y retrocediste unos pasos, tu rostro estaba completamente rojo, intentaste hablar, tu boca se movía pero no salía ningún sonido, la Reina se rió y besó tu frente antes de volverse hacia su hija.

—Diana querida, gracias por dejarme compartir este momento con T/n, ahora te la devuelvo.

—Gracias, madre, —Diana se acercó y te abrazó por la cintura. —¿No es encantadora?

One Shots Wonder WomanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora