El regreso a la capital fue sombrío y silencioso, hubo gente que tomó la noticia del asesinato peor que otros, Aegon era uno de esos. A pesar de haber reencarnado permitió que una jugada tan obvia ocurriera justo frente a sus ojos, haciéndolo sentir bastante inútil y temeroso.
Cuando llegó al castillo se olvidó muy pronto de su reciente amante, a pesar de que este se paraba dos horas frente a su puerta todos los días, Aegon todavía no quería verlo. No era la primera vez que el príncipe atravesaba este inusual estado de ánimo, los que lo conocían pudieron manejarlo mejor. Paranoico y con los recuerdos de la guerra tan vivos como el primer día que apareció en este mundo, la única persona a la que apreciaba era a su hermano menor. Aemond iba a verlo al amanecer y cuando caía la tarde, todos los días sin faltas.
Para el resto de la gente, este comportamiento ermitaño se debía a que había pasado una experiencia demasiado cercana a la muerte con esa primera flecha durante el banquete. La percepción general es que se trataba de un príncipe erudito, demasiado débil para hacer frente a las cosas de los hombres comunes. En lugar de sentirse empáticos, la mayoría se lamentó porque el primer hijo del rey fuera tan débil.
Una semana pasó así. Durante este tiempo en el que Aegon apenas salió de la cama, los consejeros reales y la reina fueron bastante eficientes para ordenar la situación. El entierro de Lyonel Strong fue digno y largamente llorado, cuando su cuerpo apenas comenzaba a pudrirse, Ser Otto llegó a la capital y fue nombrado la nueva mano por el enfermo rey. Rhaenyra permaneció en el castillo todo ese tiempo, pero como la falsa cortesía no podía ser eterna, el día que finalmente Aegon se decidió a tomar un baño y abandonar la habitación, fue precisamente el día que debía despedir a su hermana.
Lejos de la comisión de despedida, miraba el barco a punto de zarpar con una mirada preocupada. Como la situación ya había llegado a esto pensó que Rhaenyra se quedaría en la capital, después de todo era evidente que Viserys no duraría mucho más, ¿irse ahora no era una invitación al complot de los verdes? Había jugado su propio bando en el castillo mucho tiempo pero aún así sufrió algo de desesperación al volver a quedarse solo.
—Estás muriendo por abordar.
La voz de Jacaerys lo tomó por sorpresa, no pudo verlo acercarse. Volteó para echarle una mirada de arriba a abajo, sus ropas eran bastante elegantes, no como lo que alguien usaría para viajar.
— ¿Te están dejando atrás?
No se habían dirigido la palabra en mucho tiempo, Aegon había accedido a jugar con él porque un matrimonio era una ocasión feliz, pero el golpe de realidad tras el asesinato lo volvió sobrio.
—Nuestra querida mano sugirió que Joffrey debía quedarse y servir como copero real. Mi madre pensó que yo sería un rehen más adecuado.
Aegon alzó las cejas sorprendido y luego le miró intentando suprimir la burla en su sonrisa.
—¿No eres algo mayor para servir vino en el consejo? Olvídate de que Ser Otto lo permita.
— Está bien, no es bueno ponerme a servir vino a ese grupo de traidores, podría cometer un error y envenenarlos a todos.
Aegon se preocupó por esta afirmación tan despreocupada y miró alrededor para ver si alguien les estaba poniendo atención.
— No han hecho nada malo todavía, ¿por qué estás tan seguro de que merecen la muerte?
Jace se alzó de hombros, la vista fija en el barco que ahora comenzaba a zarpar.
— Puedo anticipar algunas cosas.
Ambos se quedaron en silencio mientras veían a la familia de Rhaenyra alejarse. Muy pronto la gente que se había reunido para despedirlos se organizó para regresar al castillo y ellos los siguieron.
— Te estás quedando sólo para holgazanear, que vergonzoso.
Murmuró Aegon un tiempo después, provocando una sonrisa en la persona que lo acompañaba.
— Seremos dos entonces, ¿no es lo que has estado haciendo todo este tiempo?
Mirandolo por encima, eso era cierto. Aegon sólo pudo chasquear la lengua para reprenderlo.
La vida en el castillo tardó un poco en acomodarse. Aegon estaba seguro de que Rhaenyra no había hecho que Jacaerys se quedara sólo por capricho y sentía que debía mantenerse alerta frente a este sobrino suyo, cuestionándolo de manera constante acerca de su objetivo. Lamentablemente Jacaerys resultó ser bastante bueno para hacer nada y bastó un único mes para que Aegon decidiera una vez más que el muchacho no era un problema para él, convirtiéndose en verdaderos compañeros de ocio.
Temprano por la mañana, cuando el príncipe despertaba, salían a pasear por la ciudad. Comprando chucherías y haciendo paradas de emergencia cada vez que les urgía algo de intimidad. Resultó también que Jacaerys estaba muy apegado a su dragón y por fin Sunfyre encontró un compañero con el cuál volar largas distancias. Se hizo usual ver a los dos dragones y a sus jinetes dar vueltas alrededor de la ciudad. Había días en los que partían al amanecer y regresaban muy pasada la media noche. Mientras ellos dos la estaban pasando muy bien, Pete era el único infeliz. Al principio, cuando Aegon había estado alerta, se la pasó muy bien empujando lejos a Jacaerys. Pero subestimó a su enemigo, el Velaryon era realmente bueno para seducir a su maestro y nuevamente fue relegado a guardia-que-vigila-cuando-follan.
También fue por esa época que Otto entendió porqué la mayoría había renunciado a Aegon. Con los rumores tan escandalosos corriendo por todos lados, el anciano atravesó una profunda ira y llamó a su nieto para darle una intensa reprimenda. Después de haberlo encerrado en su salón por más de una hora llamándolo antinatural, poco hombre y la vergüenza del reino, todo lo que obtuvo a cambio fue una sonrisa frívola y una respuesta bastante simple.
— ¿Terminaste?
El rostro de Otto pasó del blanco al rojo y del rojo al verde, todo lo que quería decir ya fue dicho pero al príncipe no pareció afectarle en lo absoluto. Incluso las amenazas acerca de enviarlo lejos fueron barridas por esos desinteresados ojos violeta. Ya que no dijo nada más, Aegon se levantó para salir. Cuando abrió la puerta Otto descubrió que aquel bastardo estaba ahí, esperando al inútil de su nieto. Su mirada y la del muchacho se cruzaron apenas unos segundos pero no se perdió la inmensa cantidad de resentimiento que había en él. Después de ese día no los buscó más, Aemond era más que suficiente para mantener en alto sus aspiraciones.
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Segunda oportunidad
FanficAegon estaba muerto, la guerra por el trono arruinó su vida y la de su familia, su último pensamiento fue sobre hacer las cosas bien en una segunda vida. Afortunadamente una deidad escuchó , pero en lugar de darle una segunda vida, le permitió vivi...