🦋Prólogo

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Mis manos quemaban mientras sostenía aquella espada entre mis manos, nervioso, intenté aparentar que sabía perfectamente como usarla, aunque no tuviera ni la más mínima idea.

Necesitaba hacerles creer que estaban ante un príncipe habilidoso.

- No os acerquéis ni un paso más o juro que os corto el cuello- amenacé

Los dos elfos se miraron entre sí y noté sus ganas de echarse a reír ¿acaso no les infundía miedo?

- Mira niño, ambos sabemos que nos debes una buena cantidad de monedas doradas, así que no te hagas la víctima

- Habértelo pensado mejor antes de apostar con nosotros- añadió su compañero- Da gracias que vas a poder elegir tu muerte muchacho- comentó con una sonrisa- Cuchillo o bate, tú eliges

Mis manos sudaban y la espada prácticamente se resbaló de mis manos al notar como ambos se acercaban cada vez más a mi.

Debía de pensar rápido o moriría joven y sin descendencia. Mi vista se fijó en un tubo, el cual subía hasta la parte superior de la cantina, donde hace tan solo unos minutos me encontraba. Sin pensármelo mucho corrí lo más rápido que pude y de un salto me aferre a este, trepando por él hasta la azotea.

- Que os jodan hijos de puta- grité desde lo alto, sabiendo que estos ya no podría alcanzarme

- ¡No te daremos más tiempo Hwang, si mañana no tienes las monedas, nosotros mismos nos encargaremos de que nos lo pagues de otro modo!- me espetó el elfo mayor desde abajo

Mi mente dejó de funcionar, tras ver como ambos abandonaban el callejón. Estaba muerto, sepultado bajo tierra ¿cómo iba a conseguir tanta cantidad de monedas por mí mismo?

Exhausto me senté en la azotea, contemplando parte del reino de Azdhara bajó mis pies. Por un segundo me quedé observando mis manos, grandes y llenas de heridas que un príncipe no debería de tener. Mi piel debería ser lisa y cuidada, no rasposa y llena de moratones que ni yo mismo recuerdo a que se deben.

A la lejanía puedo observar mi hogar, el palacio familiar, el lugar al que pertenezco. Aunque a menudo me siento más vacío allí dentro que aquí fuera. Las calles de Azdhara siempre han sido mi lugar preferido, llenas de vida, historias y personas extravagantes

- Será mejor que vuelva, ya es tarde- pensé mientras me ponía en pie y limpiaba mis botas.

Mientras caminaba por los tejados de vuelta a casa mi mente comenzó a divagar sobre las posibilidades de conseguir tal cantidad de monedas. Podía vender la colección de relojes que me dejó la abuela (aunque papa me mataría), podría organizar una subasta con todos los cuadros de mi habitación (aunque muy posiblemente mama me castigaría de por vida).

- ¡Ahhg! ¿porque es tan complicado?- grité al cielo, frustrado con mi vida y el oscuro futuro que esta me deparaba

Mis piernas se movían con agilidad mientras mi cuerpo saltaba a su vez. Me sentía libre, al igual que una hoja que viaja con el viento. La gente deambulaba por las calles, mientras la luz del sol todavía iluminaba los puestos ambulantes esparcidos por toda la avenida principal.

Después de un par de calles, me encontré enfrente a mi hogar. Miré bajo mis pies y comprobé que los colchones de siempre todavía seguían amontonados ahí abajo, así que salté al vacío, sintiendo pocos segundos después como mi cuerpo rebotaba sobre la superficie vieja de los colchones.

- Joven Hwang ¿que hace aquí fuera?- me preguntó demandante una voz no muy lejos de mí

Sabía quién era, sin ni siquiera levantar la cabeza

The Crystal Prince°• {Hyunlix}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora