The Crystal Prince°• {Hyunlix}

❄XIX

Lee Minho nunca me había parecido alguien a destacar, simplemente era un joven con la vida hecha, igual que la mayoría de herederos reales como yo. Había leído su nombre un par de veces en periódicos del corazón, los mismos que llenaban páginas hablando de Christopher Bang y lo perfecto que este era. Siempre imaginé al heredero de la Academia de Azdhara como alguien con sentido del deber, un joven justo y digno, que dirigiría con cabeza la institución cuándo esta pasara a sus manos.

Pero ese no era él  y me di cuenta en el momento en el que tan solo me dió dos opciones.

— Quiero respuestas— mi voz sonó firme, tal como pensaba

Minho inclinó ligeramente su cabeza, mientras se contenía una risa, como si mis palabras fueran las mismas que las de un niño inocente, que no tenía la mínima idea de que esas respuestas romperían la inocencia de sus palabras.

— Mira, si quieres podemos hacer algo, ya que quieres tantas explicaciones— mi vista tan solo se fijo en sus manos y como comenzaba a doblar de nuevo el papel entre éstas— Aquí hay algo que te ayudará a aclararte, pero si te lo doy  mi plazo para recibir tu respuesta se reducirá a un día, si quieres respuestas adelante, te dejaré leer este papel ¿que prefieres?

Era su única oportunidad.

La biblioteca no tenía nada, ya habían buscado por todos los rincones de esta.

No existía información del príncipe.

No había manuscritos de él dentro de la academia.

Parecía como si este nunca hubiera existido.

— Aceptaré el papel y mañana tendrás mi respuesta— levanté mi cuerpo con las pocas fuerzas que tenía hasta alcanzar el trozo de papel que él mismo me tendió 

— Has tomado una buena decisión, querido príncipe Hwang— Minho parecía tener la intención de darme unas palmaditas en el hombro, pero se retracto al ver la mirada de su hermano hacía él 

— Ya te ha contestado, ahora vete— Felix parecía mucho más dolido que hacía unos minutos atrás— No entiendo como pensé que hacer tratos contigo sería una buena idea

Minho levantó los hombros y sonrió 

— Eso es lo que te pasa por encariñarte de un príncipe, por segunda vez— sus palabras parecían veneno, uno dirigido exclusivamente al rubio— Espero que aprendas para la próxima, o sino me veré obligado a decirle a madre todo lo que he callado estos años para protegerte

— No te atreverías 

— Ponme a prueba— le retó con los brazos a la espalda, totalmente despreocupado— Aunque dudo que le importe mucho tu vida— antes de irse volvió a girarse hacía mí— Encuentrame mañana a media noche, en el jardín interior y no llegues tarde

Dicho eso, abandono la habitación, dejándonos solos de nuevo. Ambos nos sumimos en un extraño silencio, ninguno sabía muy bien que decir. Mañana se decidiría mi continuidad en la academia, era todo o nada.

Pero no pensaba abandonarlo todo, sin ni siquiera comprender lo que todavía vivía dentro de mi mente.

— Él encontró ese papel hace unos días, creo que incluso antes de la exhibición de deportes— dijo la voz de Felix en un susurró que lleno toda la habitación— No ha querido decirme lo que pone, así que yo también desconozco su contenido 

Mis yemas quemaban al sujetar el papel, a simple vista se notaba que tenía años, quiza siglos de antigüedad, incluso parecía que se rompería en mil pedazos con una pequeña brisa. Así que antes de que eso ocurriera, lo desdoble con el máximo de cuidado, revelando una carta escrita a mano que comencé a leer en voz alta, para que Felix también pudiese saber su contenido: