❄XVII

233 31 59
                                    

Creo que la mayoría de la sociedad en Azdhara piensa que existen unas normas para ser "un príncipe ejemplar", porque sino no consigo comprender como tanta cantidad de jóvenes parecen copias unos de otros.

Cuándo se te otorga un título siendo un niño, las madres siempre repiten: "Tendrás que ser un modelo a seguir para tu pueblo"
"Tendrás que ganarte el corazón de la dama más preciosa de la corte"
"Necesitas destacar en algo, da igual si es en deportes o en artes"
"Tienes que saber sostener una espada para conquistar a una mujer"

Perfectamente creo haber escuchado a mi madre más de una decena de veces repetirme alguna de esas frases a lo largo de mi epoca de desarrollo o mejor llamada, mi pubertad.

Estaba cansado de intentar destacar en algo donde algún otro era cien veces mejor que yo. Es por eso que mientras la exhibición deportiva daba inicio, yo me mantenía al margen, sentado bajo las gradas del campo donde se llevaría a cabo todo.

Por la mañana había escuchado sobre las invitadas y la cantidad de mujeres que habían llegado tan solo para presenciar las exhibiciones, como si fuéramos animales de circo para ellas. Seguramente entre todos también se encontraran mis padres, ya que la misma directora destacó hace unos días que pensaba enviar invitaciones a cada uno de nuestros progenitores.

En relación al exterior, he de decir que me lo esperaba peor. Hace tan solo unas horas me enteré que la exhibición se llevaría a cabo en un pequeño campo de atletismo, justo detrás de la academia y totalmente aclimatado para no sentir el frío del clima. Por ello ahora me encuentro en un campo totalmente cubierto con grandes cristaleras, tanto en los límites como en el techo, las cuáles permiten el paso de la luz pero no del frío.

- Así que aquí estabas- dijo Felix agachado, mientras se adentraba en mi pequeño escondite- pensé que te habías ido a la habitación

El rubio tomó asiento a mi lado, aunque no hubiera más que un suelo duro debajo de nosotros. Su rostro me miró, mientas abrazaba sus piernas, como un pequeño gatito buscándo calor (¿que acabó de decir? Olvídalo)

- ¿Como te encuentras hoy?- su voz sonó en un susurró, pero logré escucharle perfectamente

- Bien, algo cansado, ya lo sabes

Llevábamos una semana sin encontrar nada de información, una semana llena de libros vacios, de horas malgastadas, de visitas nocturnas a la biblioteca, una completa pérdida de tiempo, eso sin contar la extraña desaparición de la voz dentro de mi cabeza.

- Desearía tanto poder ayudarte- sus palabras quedaron en el aire, mientras su cabeza se apoyaba ligeramente en mi hombro

Encima de nosotros se podía escuchar al público y como este empezaba a tomar asiento, pero sinceramente me importó bien poco. Tan solo necesitaba respuestas y a Felix a mi lado.

No sé porqué, pero tuve la necesidad de levantar mi mano y acariciar su cabeza mientras esta descansaba en mi hombro.

- Sino estuviera cansado, ahora mismo estarías muerto- amenazó con los ojos cerrados

Aquello me hizo reír, sus amenazas nunca habían sido algo serio para mí

- Me vas a decir que no te gusta que te de algo de cariño, pequeña hada rabiosa

Felix rió entre dientes antes de volver a sentarse correctamente, para así mirarme a la cara.

- ¿Ahora que pasa?- mi pregunta salió sin más, al notar que no decía nada

Sus ojos viajaron hacía otro lado, evitando mi mirada, parecía inquieto ante mi presencia

- ¿Piensas hablar o te ha comido la lengua un troll?

The Crystal Prince°• {Hyunlix}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora