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He de reconocer que nunca había llevado una corbata tan apretada, como la que ahora mismo colgaba de mi cuello. Mi madre me había insistido en que una buena corbata siempre da buenas impresiones, así que opté por creer en sus palabras.

- Recuerda hacer caso a tus tutores, ellos saben lo que te conviene, hijo- me rogó mientras me recolocaba la insignia con mi nombre

- Joven Hwang ¿recuerda el saludo que practicamos anoche?- intervino la señora Jung derrepente

Asentí, hartó de su maldito protocolo, creado por culpa de mi madre y sus exigencias

- Buenas tardes, mi nombre es Hwang Hyunjin, futuro heredero la comarca de Garnet, es un placer conocerlos, espero que podamos ser amigos- repetí, cansado de aquella frase

Mi madre sonrió, orgullosa de mis palabras, al igual que la señora Jung, la cuál parecía satisfecha con mi actitud dócil ante la situación.

- Creo que es el momento de inciar tu partida jovencito- me comentó mi institutriz, observando su viejo reloj de muñeca- Quedan exactamente tres minutos para que sean las doce en punto

Al escucharla decidí agacharme y tomar mi par de maletas, tampoco es que fueran muy grandes pero llevaban lo necesario para una temporada encerrado en aquel lugar.

De lejos pude observar como mi madre comentaba algo con la señora Jung, antes de que está tomará un par de papeles que hasta el momento descansaban sobre la mesa del salón.

- Acérquese señorito Hwang, debido a que queda un minuto exacto, procederé a leer las palabras magicas para su partida

La academia de Azdhara siempre había sido conocída por ello, nadie sabía donde se encontraba esta exactamente, ningún estudiante o profesor se sabía el camino de llegada, ya que todo el mundo llegaba mediante portales, los cuales surgían de simples puertas cerradas y un par de palabras magicas.

- Allá donde la magia reside, donde nacen los reyes y mueren los principes, querida puerta obtén estos poderes- recitó la señora Jung, sujetando el viejo pomo de plata- Bibbidi Bobbidi Boo

Pocos segundos después, abrió la puerta con máximo cuidado, revelando un inquitante paisaje blanco, siendo prácticamente imposible de ver correctamente, debido a la cantidad de luz que se colaba por la puerta.

Decidido me acerqué a ella, me despedí de mi madre y la señora Jung con una sonrisa, dando por echo que no las veria hasta dentro de unos meses y me adentré en el vacio, sintiendome extrañamente feliz. El vacio envolvió todo mi cuerpo y sentí como todo mi ser era dormido por una extraña música que sonaba a lo lejos.

Me encontraba en un trance, donde mi mente estaba despierta pero mi cuerpo no funcionaba y mi vista solo percibía el color blanco, similar a una espesa neblina.

Unos tacones resonaron a lo lejos, pocos segundos después comencé a escuchar como estos se acercaban cada vez más, hasta que sentí como estos se paraban a mi lado, perturbando mi conciencia ¿quién era esa persona?

De golpe una luz blanca cegó mis ojos y vislumbre una silueta femenina enfrente de mi. Poco a poco pude notar como mis extremidades volvían a funcionar y mis parpados comenzaban a abrirse.

Lo primero que noté es que me encontraba en una pequeña sala con paredes de papel pintado y un suelo brillante, seguramente de mármol. Mi cuerpo estaba tendido sobre un largo sillón, el cuál me mantenía reclinado, justo encima de mi había una luz, la cuál tan solo iluminaba mi cara y me impedia abrir los ojos completamente.

- Buenos días príncipe- saludó una voz- sea bienvenido a las instalaciones de la academia de Azdhara

En un intentó de levantarme, pude observar mejor a aquella mujer; su pelo castaño estaba atado en un moño alto y llevaba un vestido blanco, adornado con unas piedras preciosas en el pecho, que formaban la letra "A".

The Crystal Prince°• {Hyunlix}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora