❄XIII

256 38 21
                                    

Recuerdo como de niño solían contarme viejas leyendas sobre seres que alguna vez habitaron las tierras de Azdhara. Muchas noches mi madre solía bromear conmigo sobre ellos, los describía como seres demoníacos que podían comerse el alma de los niños. Cuándo era pequeño no podía hacer otra cosa que creer en sus palabras y confiar ciegamente, pero al crecer me percaté de aquellas tan solo eran historias para asustar a los niños.

Crecí creyendo que cada una de esas historias nunca fue real, quise creer que en aquel tiempo mi madre tenía una increíble creatividad y un corazón de hielo para gastarme esas bromas.

Pero talvez estuve equivocado, talvez exista algo que desconozco, algo fuera de mi conocimiento o raciocinio.

- Buenos días príncipe Hwang

Mi sangre se heló y podría jurar que todo mi cuerpo se detuvo. La noche anterior cerré los ojos y pedí a la diosa luna que todo hubiera sido un error, una alucinación, pero al parecer ni ella me había escuchado.

Tampoco entendía que ocurría con mi cuerpo y como era capaz de escuchar aquella voz, que ni siquiera pertenecía a mi consciencia, era demasiado extraño, aterrador diría, nadie puede estar tranquilo sabiendo que una voz o una entidad reside en tu cabeza.

Todavía tumbado en la cama, mirando al techo, sentí ganas de golpearme la cabeza o de caer inconsciente, talvez aquello quitara esa voz de mi cabeza. No sabía cómo hablar con ella, no sabía si dirigirme a ella en voz alta o en mi consciencia, incluso desconocía si podía leer mis pensamientos.

- ¿Quién eres?- murmure en un susurro que juré que nadie podría escuchar

Mi frase fue seguida de un silencio sepulcral, no había ruido alguno en la habitación.

- Ahora y desde siempre, tu eres yo y yo soy tú

- Tu y yo no tenemos nada que ver- contestó la pequeña voz de mi conciencia

- Te equivocas, querido príncipe Hwang

Me senté en la cama, tras escuchar su respuesta, sintiendo un extraño dolor trepar por mi garganta, tenía ganas de vomitar, debido al miedo. Mi estomago daba vueltas y podría haber echado la cena de la noche anterior en la alfombra, sino hubiera salido corriendo a tiempo.

Encendí la lámpara del baño y me arrodillé junto al retrete, me sentía asqueado de mi mismo, tenía asco de aquella voz y de como parecía conocerme. Todavía era temprano, ni siquiera los buhos se habían ido a dormir y el sol tan solo estaba comenzando a alzarse en el horizonte, di gracias al cielo de que Felix no estuviera despierto todavía, no quería que me viera y menos en el estado en el que me encontraba. Juré que sería alguien fuerte para él, alguien capaz de protegerlo de todo mal y por ello no me perdonaría mostrarme vulnerable ante él.

- Necesito que te vayas, yo no soy el príncipe que buscas, tu y yo no nos conocemos- mi voz salió entrecortada, mientras todavía estaba arrodillado al lado del retrete, sintiendo como mis ojos se humedecían por la ansiedad

- No voy a hacerte daño Hyunjin, tu daño sería el mio por consecuencia

Quería vomitar, dejar de escuchar aquella voz, volver atrás en el tiempo y ahorrarme el dolor, tan solo quería apagar las voces de mi consciencia.

- ¿Que buscas en mí?- tenía miedo a preguntar e igualmente me aterraba el silencio con él en mi cabeza

- Respuestas, eso es lo único que busco

No volví a preguntarle nada más, aquella simple palabra sumió a mi mente en una ardua busqueda de respuesta sobre quién era él y porqué acabó en aquel libro, dentro de una biblioteca abandonada, en medio de una academia.

The Crystal Prince°• {Hyunlix}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora