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Esmeralda:

Me encontraba leyendo en mi habitación mientras esperaba a que Bill viniera por mí. Él me llevaría al departamento donde vive con los demás integrantes de la banda.

Me llevo demasiado bien con todos, excepto con Tom, pero es algo que no está en mis manos. Ninguno de los dos hace el esfuerzo por hablar.

—¡Esmeralda, ya llegó el emo por ti! — gritó mi madre desde la planta baja.

Agarré mi bolso y bajé para encontrarme con mi mejor amigo hablando con mi madre. Me alegraba que se llevaran bien.

—Mamá, deja de contarle tus novelas al pobre que ni te entiende —, le dije con una sonrisa, notando la expresión confundida en el rostro de Bill.

—Vuelvo en un rato, ma —, añadí para jalar del brazo al greñudo y salir de casa.

—Tu madre me cae bien, aunque a veces no la entiendo —, comentó Bill mientras manejaba. —Esmeralda, ¿te cae mal Tom?.

—¿Por qué lo preguntas?.

—Simplemente me entró la curiosidad —, respondió, sin dejar de mirar al frente. Su pregunta me puso un poco nerviosa sin razón.

—No me cae mal Tom. Ni siquiera hemos hablado —, respondí con naturalidad. Sabía que casi siempre estaba con la banda, pero nunca nos habíamos interesado en hablar.

No tardamos en llegar al edificio donde estaba su departamento. Bajamos del auto y nos adentramos. Georg fue quien abrió la puerta para dejarnos pasar.

—Mucho tiempo sin verte, Esmeralda —, soltó Georg sarcástico, aunque nos veíamos todos los días.

—Ya sabía que me extrañabas, no intentes ocultarlo —, bromeé, dándole unas palmaditas en la espalda antes de adentrarme al departamento junto a Bill.

—¿Y los otros dos? — pregunté.

—Gustav fue a comprar unas cosas que necesitábamos y de Tom no sé nada —, respondió Georg, tomando asiento en el sillón. —Capaz podría estar con una chica por ahí.

—Esmeralda, quiero hacerte una invitación —, dijo Bill volteando hacia mí y tomando mis manos.

—Dime.

—Quiero que tú me ayudes a maquillarme para mis entrevistas —, reveló. Los nervios me invadieron. Sabía sobre maquillaje, pero no me sentía segura para hacerlo profesionalmente.

—Venga, Esmeralda. Vi tus videos y sé que harás un gran trabajo conmigo.

Sus manos seguían sobre las mías cuando escuchamos que alguien abría la puerta principal. Era aquel chico con rastas.

Nos miró primero a nosotros y luego nuestras manos, las cuales aparté rápidamente de las de Bill.

—No sabía que tendríamos visitas hoy —, dijo mientras cerraba la puerta y nos volvía a mirar. Me sentí incómoda y decidí levantarme. Tal vez quería pasar una tarde solo con la banda y yo no era parte de ella.

—Sabes que Esmeralda siempre viene, ¿te molesta? — preguntó Bill mientras se levantaba del sillón.

—Creo que es mejor irme —, dije, dando unos pasos antes de que Bill me tomara del brazo evitando que continuara.

—Habrá más tiempo para vernos. Ahora pasa tiempo con tu hermano —, le dije con una sonrisa, soltándome de su agarre.

Cuando abrí la puerta, alguien la cerró de inmediato.

—No te vayas, quédate —, suplicó una voz familiar desde detrás de la puerta.

Reconocí la voz de Tom, el chico de las rastas. Su tono de voz estaba cargado de emoción y anhelo, algo que me tomó por sorpresa.

Me giré lentamente para enfrentarme a la situación. Bill, Georg y los demás miembros de la banda me miraban con curiosidad, esperando mi reacción.

Sentí un nudo en la garganta mientras luchaba por encontrar las palabras adecuadas.
























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Mi primera historia de Tom Kaulitz, espero sea de su agrado y eso, si veo apoyo haré muchas más 🤍

Sigo? 🥰

¡𝙉𝙤 𝙨𝙤𝙢𝙤𝙨 𝙉𝙊𝙑𝙄𝙊𝙎! // 𝘛𝘖𝘔 𝘒𝘈𝘜𝘓𝘐𝘛𝘡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora