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Esmeralda

Habían pasado solo cinco días desde que decidí terminar toda relación con Tom, la verdad sentía que el no merecía estar con alguien que un tiempo estaba bien y al otro mal, el debe de estar con alguien que pueda estar con el, por apoyarlo, ese era mi pensar.

Mi madre intentaba hacerme entrar en razón y en verdad lo estaba logrando.

-¿En realidad no extrañas a Tom?- Preguntó mi madre mientras se sentaba a mi lado, era mi mayor apoyo en todas las tormentas.

-Claro que lo extraño mamá, teníamos medio año juntos y lo amaba con toda mi alma- Respondí.

-Si lo amabas, ¿por qué dejarlo? ¿por qué no luchar por esa persona que amas?- Volvió a cuestionar, se me olvidaba que está señora era psicóloga.

-No se merece estar con alguien como yo, debe de estar mejor sin mí- Solté para después dejar caer mi cabeza sobre su hombro.

-¿No creés que es mejor pasar ese proceso con alguien que en verdad te quiera? ¿Alguna vez te preguntaste cómo se sentiría el con tu decisión?- Basta con tu psicología mamá, me estás haciendo mucho daño.

-Tal vez, por lo que ví el ahora me odia, supongo que no quiere saber nada de mi y con justa razón- Empezó a hacer muecas algo graciosas.

-Yo creo que si te cambiaron el día que naciste, debes de buscarlo, capaz no para regresar a tener una relación, pero si para arreglar las cosas y no estén mal- Propuso la señora, tenía razón.

-Eso haré- Tomé las llaves de mi auto y salí de la casa para empezar a conducir hasta el edificio donde vivía la banda, al llegar me encontré con ese viejito tan lindo.

-Don Ernesto, ¿cuándo piensa irse a descansar?- Pregunté al encontrarlo limpiando, ya era una persona mayor y no debería estar trabajando ya.

-Son muchas necesidades señorita, pero me alegra volver a verla- Este señor siempre era tan lindo, lo quiero adoptar para que sea mi abuelito.

-Acepte esto- Le dí un sobre con una cantidad de dinero, no era mucho pero era lo que podía, ojalá tener dinero para poder ayudar a la gente que lo necesita.

-Como creé señorita, no puedo aceptarlo- Intentó regresarme el sobre pero se lo rechacé.

-Es para usted, lo dejo que debo ir a hablar con los chicos- Nos despedimos y volví a continuar mi camino hacia el departamento de los chicos, agradezco que existan los elevadores, fue cuestión de segundos y ya estaba en la puerta, dí unos leves golpes en esta para después esperar a que alguien me abriera.

-Mi Esme- Se lanzó a abrazarme Bill al verme, era el mejor amigo que podía tener.

-Te extrañé tanto Bill- Solté al finalizar el abrazo, este se me quedo mirando de una forma rara, era como de felicidad y de lastima o tristeza, no sabía identificar bien.

-¿Todo bien? ¿pasa algo?- El solo negó con la cabeza, no entendía que estaba pasando o que me estaba queriendo decir.

-Tu amiga, Frida está aquí- Soltó, ¿eso era algo malo?

-¿Qué tiene eso de malo?- Cuestioné, este solo se movió y me hizo una seña de que entrara y eso hice.

-¿Vienes a ver a Tom o a mí?- Preguntó.

-Quiero arreglar las cosas con Tom, no terminé de la mejor manera con el y la verdad no quiero que se queden las cosas tan mal- Este se quedó callado por segundos, solo me miraba de esa forma tan rara.

-Vamos a su habitación- El empezó a caminar primero hacia la puerta de Tom, al estar frente a ella me hizo una señal de que estuviera en silencio, no se le ocurrió tocar, solo abrió la puerta dejando ver la peor escena.

¡𝙉𝙤 𝙨𝙤𝙢𝙤𝙨 𝙉𝙊𝙑𝙄𝙊𝙎! // 𝘛𝘖𝘔 𝘒𝘈𝘜𝘓𝘐𝘛𝘡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora