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Habían pasado tres semanas. Iba a trabajar todos los días menos los domingos. A veces seguía tan limpio que solo iba para regar un poco las plantas, pero el marido de Rose era muy estricto y no quería que vaya con menos frecuencia. Le gustaba mucho su jardín y quería que siempre se vea bien, pese a que transcurría más tiempo en la empresa que en su propia casa.

Habían días en que la casa estaba vacía, solo quedaban empleados en ella. Así como también, veces en que, mientras Jake trabajaba, alguien de la familia estaba o llegaba allí. Nunca lo saludaban, la señora Rose y su marido simplemente lo esquivaban. Con el hijo seguía cruzando miradas. Al principio eran pocas, cada uno no creía que el contrario lo hiciese de forma intencional. Pero luego empezaron a aumentar. Notaron que lo hacían voluntariamente, aun así, nunca se habían hablado.

Siempre que podía, Jake charlaba con John, el hombre que le abrió la puerta desde el primer día. Él es un señor mayor que siempre viste elegante y se mantiene firme. Desde hace muchos años que trabaja con ellos.

-Buen día John. -Dijo Jake mientras el señor le abría la puerta.

-Buen día señor Williams, adelante. -Respondió mientras le hacía una seña con la mano para que avance.

Jake entró a la casa y se puso manos a la obra. Comenzó barriendo el jardín. Notó que había mucho silencio, no parecía haber nadie en casa. Estaba algo aburrido, y como el señor John se encontraba por allí, se acercó a él.

-Otra vez no están en casa, ¿no?

-Así es. La señorita Rose y el señor Evans no se encuentran aquí.

-Ya veo, la mayor parte del tiempo están ocupados... Hay bastante silencio. -Dijo mientras juntaba las hojas caídas con la escoba.

-Sí. Cuando ellos no están y solo el joven Ryan se encuentra en casa, es como si no estuviera nadie.

-¿Ryan?

-Sí, su hijo.

Jake dejó de barrer por un momento y luego continuó.

-Es un muchacho muy tranquilo, ahora mismo seguramente este en su habitación, aunque ni se note su presencia. Muy diferente a como era de niño.

-¿Cómo era de niño? -Preguntó interesado.

-Como te había dicho, hace muchos años trabajo aquí. Conozco a Ryan desde la infancia, lo cuidaba cuando sus padres no estaban. Era un chico muy alegre y revoltoso. Corría por los largos pasillos de la casa y siempre me tomaba de la mano para llevarme a jugar con él. Nunca había silencio en este hogar. Hasta que sus padres se volvieron más estrictos a medida que fue creciendo. Lo criaron a base de ciertos modales que debía tener. Se convirtió en un joven respetuoso, firme y elegante... o al menos así se muestra frente a ellos. Cuando sus padres no estan en casa, siempre lo noto más... como decirlo, relajado.

Jake lo escuchó muy atento, realmente le interesaba lo que le contó. Quería saber aún más sobre Ryan, pero no quería ser obvio.

De repente el joven sale al patio. Mira velozmente a Jake y luego fija la mirada en John.

-John, ¿podrías venir un segundo?

-Sí, señor. -Dice observando a Ryan. Después, corre la mirada a Jake. -Luego regreso, con permiso.

Quedó viendo cómo se alejaba hasta entrar a la casa. Luego, continuó con su trabajo. Pensaba en ese chico, lo veía inalcanzable... ¿Cómo alguien como él se fijaría en mí?

Mientras tanto, Ryan guió al señor hasta una biblioteca que quedaba en una de las últimas habitaciones de la casa.

-No hace falta que me digas señor, John. Eres como un padre para mí, puedes simplemente llamarme por mi nombre. -Dijo mientras se sentaba en el borde del escritorio.

-Por supuesto... Ryan. ¿A qué se debe su llamado?

...

Gardenias de primavera (BL +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora