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Se había levantado temprano y fue a la universidad. Tuvo clases como normalmente, la única diferencia fue que aquella muchacha, Emily, no lo estaba molestando. Ahí lo había recordado, ¡tenía que hablar con Félix sobre eso!
Terminó la clase y corrió al banco de siempre, esperándolo. Hasta que llegó y se sentó junto a él.

-¡Félix, Félix! Hola, tenemos que hablar.

-Oye oye qué es eso de tenemos que hablar, no soy tu grandulón. ¿Buen día, no? -Dijo con tono sarcástico.

-Lo siento pero tengo que contarte algo, y no tenemos mucho tiempo, dura poco el maldito recreo.

-Mm bueno bueno, ¿qué pasó?

-Yo... emm ¿Qué tal estos días? ¿todo bien con Emily?

-¿A qué te referís? Andá al grano si estás apurado.

-Solo respóndeme.

-Bien, supongo.

-¿Qué quieres decir con supongo?

-Bien, o sea... Está algo seria desde hace días y no me responde muy alegre como suele hacerlo. Le pregunté varias veces pero dice que no le pasa nada. Me preocupa porque parece que no quiere contármelo o hablarlo conmigo... Pero bueno, ¿de qué querías hablar?

Jake quería buscar las mejores palabras para decírselo, sabía que le iba a doler pero tampoco podía ocultárselo.

-Yo... Tengo que contarte algo sobre ella.

-¿Qué pasa?

-No me gusta dar esta noticia... Me encanta verte feliz pero tengo que decírtelo.

-Mmm bueno, decime.

-Desde hace tiempo que Emily se me acerca... Quiero decir, ya sabes que va a mi clase... y muchas veces se sentaba a mi lado e intentaba coquetear. Intentó besarme varias veces pero yo no quería y la quitaba. Yo... lo siento pero debía contártelo. Me enteré que era ella recién cuando me la presentaste, pero hacía esto desde antes.

Félix lo miró serio, luego corrió la mirada pero se mantuvo callado.

-Lo siento mucho, Félix.

Su mirada seguía igual.

-Voy al baño. -Dijo sin expresar ni una emoción.

-¿Te acompaño?

-No. -Exclamó y se retiró.

No sabía qué hacer, quería ir y apoyarlo aunque le dijo que no. Habían pasado unos cinco minutos y no salía. No resistió y fue. Antes de entrar ya escuchó un leve lloriqueo. Se asomó y vio que estaba él solo frente al lavabo con la cabeza gacha.

-¿Félix?

Apenas lo escuchó, Félix corrió la cabeza para que no lo mirase.

-Vete.

-Félix, amigo...

-Déjame solo. -Dijo con la voz levemente quebrada.

-Tantas veces estuviste para mí, no voy a dejarte solo ahora. -Exclamó mientras daba unos pasos acercándose. -Sé que es duro... y lamento habértelo dicho justo yo. Pero sabes que puedes hablar y desahogarte conmigo, ¿si? No quiero que te quedes llorando aquí solo.

Luego de escuchar esas palabras, Félix se dio la vuelta e inmediatamente lo abrazó. Comenzó a llorar como nunca lo había visto. Pese a que son amigos hace muchos años, Félix siempre era el que consolaba a su amigo. Y Jake nunca lo vió llorar hasta ahora. Es una persona muy alegre, pero en momentos donde se encuentra mal prefiere aislarse.

-¿Por qué Jake, qué hice mal?... -Decía entre lágrimas, castigándose a sí mismo.

-No es tu culpa... Eres un chico increíble,  fue ella quien falló. -Expresaba mientras lo mantenía abrazado y acariciaba su espalda.

-Soy un estúpido y se ríe en mi cara... Yo la amo tanto y ella busca a otros... ¿Qué pasa conmigo? ¿Soy feo, idiota, no soy suficiente para ella o le aburrí? -Decía y sollozaba.

-No digas eso de tí, eres genial. Te conozco hace muchos años y más que nadie. Y en serio eres una persona hermosa. Me refiero a que eres una persona dulce, amorosa, divertida, buscas que el otro se sienta bien. No tienes que hacerte la cabeza contigo mismo, ella no sabe lo que se pierde. Hay muchísimas personas más que conocerás a lo largo de tu vida y en algún momento encontrarás a alguien que valore todo eso de tí, ¿de acuerdo?

Félix asintió con la cabeza en su hombro, su llanto ahora era más relajado. Luego se acercó nuevamente al lavabo y se lavó la cara.

Jake agarró y le pasó un poco de papel con el que se secó la cara.

-¿Quieres que vayamos a algún lado?

-Nono, no te preocupes... Tenemos que volver a clases.

-¿Estás seguro? Podemos saltarnos la clase por hoy.

-Creo que prefiero ir y centrar la cabeza en los estudios. Vos también andá, que sino vas a entrar tarde.

-Mm bueno, como quieras. Cualquier cosa mándame un mensaje, ¿ok?

-Se, no te preocupes... Y gracias bro, en serio, te amo mucho hermanito. -Dijo dándole otro abrazo antes de que cada uno regrese a su aula.

Luego de unas horas, cuando ya estaba nuevamente en su hogar, intentó contactar otra vez al mayor, pero no respondió. Ya no sabía qué hacer y tampoco podía ir y caerle en la casa fuera del horario de trabajo.

Al día siguiente por fin iba a verlo. Se preparó y fue directo a su empleo. Tenía muchas ganas de estar con él y hacerle varias preguntas. Aun así, tenía que ser discreto, no podía ir y hablarle directamente o sino sería extraño frente a su familia.

Llegó y comenzó en el jardín, primero barrió y ahora regaba algunas plantas. Constantemente miraba para todos lados a ver si lo encontraba, hasta que en un momento observa la puerta de la casa y lo ve saliendo. Lo miró entusiasmado esperando el contacto visual, pero Ryan lo observó con una mirada fría y seria, lo ignoró y siguió su camino. Jake no entendía qué le estaba pasando. Lo vió acercarse hasta la salida, donde abrió la puerta e hizo pasar a Isabel. En ese instante el menor se volteó y siguió con su trabajo, no dejaría que la muchacha lo reconozca de aquel día. Después, ambos entraron nuevamente a la casa... ¿Qué haré ahora? ¿En qué momento podré hablar con él si ella está aquí? Buff... La incertidumbre le estaba carcomiendo la cabeza.

Se apuró con el jardín para ya ocuparse de las macetas del hogar. Así que, luego de un rato, ya se encontraba merodeando los pasillos. Hasta que en un momento ve al pelinegro entrar al baño. No dudó en acercarse y esperarlo a que saliera. Dos minutos después, se abre la puerta.

-¡Hola Ryan! ¿Podemos hablar?

-No tengo nada que hablar.

-¿Qué quieres decir? ¿Sucede algo? Estoy preocupado.

-Todo se terminó, no somos nada. -Dijo y dio unos pasos para retirarse.

Apenas escuchó esas palabras se le hizo un nudo en la garganta y una pequeña presión en el corazón.

-¿De qué hablas?

-No hay nada entre nosotros, no tenemos de qué hablar. Por favor, vuelve al trabajo.

-Pero... ¿Qué sucedió? No te entiendo. -Se acercó y lo tomó del brazo para frenarlo. -Explícame Ryan, ¿qué te pasa? ¿Por qué me ignoras los mensajes?

-Suéltame, por favor. Tengo prisa, alguien me espera.

Jake lo soltó y se quedó quieto y callado. Se le quebraba el corazón y quería llorar, pero se contuvo. Lo observaba alejarse. El pasillo quedó en completo silencio.

Gardenias de primavera (BL +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora