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El larguirucho chico seguía de pie frente a mi, no tenía intención de dejarme en paz, como yo deseaba. Sus torneados brazos descansaban a los costados de su cuerpo, un cuerpo de actor porno, quizas lo sea. Quien sabe, su sonrisa nunca se borró de su rostro al murmurar esas palabras que me descolocaron de la realidad en la qué vivía.

Coffee ⇢lashtonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora