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Lo pegué contra la pared de la ducha, jadeó cuando su piel tocó los frios azulejos. 

-Eres hermoso- mrumuré sobre su cuello. Rió y dejó que mi mano viajara por su torso y pecho desnudo.

No se que pasaría, no tenía ni idea pero sabía que nada bueno saldría de esta pequeña ducha. 

Coffee ⇢lashtonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora