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-¡Oh santo dios, lo lamento.!, De verdad lo siento.- soltó una risa nerviosa y rascó su nuca. Abrió su cartera y sacó su celular, sabía que planeaba hacer, pero me negué.

-N-no es necesario, ni siquiera me has lastimado, tranquila.- apuré a decirle, ella siguió marcando como si no hubiera hablado. Joder, se que no suelo hablar con personas desconocidas pero no era invisible.- He dicho que no.- apreté mis dedos alrededor de sus muñecas, y asintió con miedo.- Lo siento, pero no es nada grave.- saqué mi billetera, y sin dejarle ver lo que tenía dentro de ella, le extendí un par de dólares, los últimos que me quedaba.

Coffee ⇢lashtonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora