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Su repentina cercanía me ponía nervioso. Apuesto que el estaba tranquilo. Tan tranquilo, que sus dedos dejaron una suave caricia a los míos. Los cuales se encontraban a un lado de mi cuerpo, bajé mi mirada hacia ellos. Eso logró distraerme. Lo suficiente como para preguntarme cuando sus labios habían rozado la piel descubierta de mi cuello. 

Coffee ⇢lashtonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora