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-Claro que no, hijo.- oí su voz y dí un pequeño salto involuntario en mi lugar. La miré serio y ella sonrió de lado. ¿Por qué siempre enfrentaba al mundo de esa forma?, con una sonrisa, mientras que yo, apenas podría quedarme de pie si un terremoto sacudiera Sydney.

-Deja de hacer eso Anne, vas a matarme de un infarto.- pedí llevando mi mano hacia mi corazón, como si eso pudiera detener los latidos acelerados.

-De acuerdo. Estoy segura que ese niño o niña no es tuyo.

-¿Cómo puedes asegurarlo?

-Porque no eres sexualmente activo, hijo. Aunque si yo estaría en tu lugar, lo sería.- todo el miedo, y preocupación que sentía segundos atrás, habían desaparecido, y ahora estaba sonrojado a más no poder.

Coffee ⇢lashtonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora