Jay estaba junto a Sunoo.
Luego de que su vecino lo había llamado para jugar juntos con las bonitas burbujas, que el hermano mayor de este había traído para entretenerse durante su pequeño picnic, los dos estaban justo a la par del otro, un tanto alejados del resto de sus amigos que se divertían al fondo, y a su vez lo suficientemente cerca de las flores que danzan según las corrientes de aire frío que soplaba ese día sobre la ciudad.
Con la próxima llegada de la estación del otoño, el clima paulatinamente empezaba a cambiar y se volvía más gélido y opaco, pero no dejaba de lucir perfecto ante los orbes de ambos jovencitos que en ese instante se concentraban en crear las burbujas con mucho cuidado y felicidad.
Jay miraba al contrario, mucho más encantado que antes al percibir lo bello que se veía cuando la brisa revolvía sus cabellos sedosos y el sombrero de su abuela apenas y se mantenía sobre su cabeza, la ropa holgada que utilizaba se sacudía por cada ligera ventisca, y las burbujas transparentes flotaban despavoridas al ser arrastradas por este mismo. Su vecino soltaba risitas melodías al mirar tal acto, entretenido en admirar lo que estaba logrando por sí solo.
Sin siquiera esperarlo, al oírlo chillar de ilusión, toda la zona del jardín donde ambos estaban rodeados e invadidos por las esferas de jabón que volaban por ahí, saltando sobre los coloridos pétalos y delgados tallos de las florecitas que parecían estar igual de entusiasmadas por saber que no estaban totalmente solas y un grupo de jovencitos las acompañaban esa tarde. Sorprendido por aquel ruido, miró a su alrededor, exactamente al hacerlo sus ojos se agrandaron y contemplaron con asombro lo que el menor había hecho por cuenta propia.
Burbujas.
Muchas pequeñas, medianas y grandes burbujitas estaban junto a ellos, representando una escena absolutamente mágica ante sus ojitos felinos que únicamente alcanzaron a reflejar conmoción, cuando terminaron por caer en la imagen del jovencito bonito que ya no se encontraba a su lado, sino que frente a él, mucho más cerca de las plantitas, sonriendo en grande mientras le miraba fijamente.
Sunoo estaba en el centro del jardín, existiendo.
Su cálida expresión de débil alegría y cariño le daba una pizca de perfección a lo que estaba viendo. La comisura de sus belfos que formaban su peculiar sonrisa y sus mejillas que, aún con la inexplicable palidez de su piel, ardían en rojito, le dejan anonadado. Los latidos de su corazón volviéndose más y más fuertes mientras que sus manos hormigueaban por sujetar las contrarias y atraerlo a su pecho, para envolverlo en sus brazos y jamás soltarlo.
Su vecino le veía directamente, conectando sus miradas con el brillo de estrellas que apenas resplandecía en sus iris, y es que con la tristeza que normalmente lo enfrentaba, seguía presente.
Pero Jay siempre decidió ignorarla.
Quizás porque no le incumbe. Tal vez, porque en el fondo una inquietud y la preocupación en su pecho no le daba un buen presentimiento, y antes de dejarse encarcelar por esa sensación, prefería seguir viviendo la ilusión de que su bonito vecino se encontraba bien.
— Hyung —Sunoo lo llamó, suavecito y con temor de que los demás lo escucharan. Aunque era evidente que el resto de los chicos los espiaban desde lejos, ya que todos ellos sabían que había algo muy especial entre los dos—. ¿Se acuerda del libro del que hablamos hace unas semanas?
— Sí —musitó, acercándose a pasos lentos hacia donde el otro estaba todavía soplando más burbujas que se desplazaban por sobre ellos y se desvanecen al quedarse sin más fuerza para sobrevivir—. ¿Pasó algo con eso?... ¿todavía no entregas tu ensayo?
— Estoy a punto de terminarlo.
— ¿Si? —el rubio asintió suspirando—. ¿Y bien? ¿qué pasó con eso?
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Ladrón de Flores (Jaynoo) Adaptación
FanfictionPark Jongseong "odia" profundamente a su bonito vecino, quién llega casi todos los días a su casa para robarse, sin razón alguna, las pequeñas y coloridas flores que crecen día a día en el jardín de su abuela. © Adaptación de Ladrón de Flores (Yoont...