La noche ha llegado y la abuela por fin se ha dormido.
Cuando ve a la dulce anciana cerrar sus bonitos ojos y caer rendida entre los brazos de Morfeo, la señal de que la hora nocturna ha iniciado en ese nuevo día le es anunciada, y como todas esas veces en que él la presencia, la retirada de la helada y solitaria habitación es necesaria.
Viéndola con cariño por última vez se baja del colchón de la camilla, se coloca de pie sobre el suelo y estira las extremidades de su cuerpo para recomponer un bajo porcentaje de su postura. Finalmente, cuando está ya listo, se dirige a la única puerta de entrada y salida que hay en ese lugar, abre esta y oliendo con repulsión el aroma de los fármacos que viene desde el exterior de los pasillos y demás salas del hospital, sale a pasos lentos, con el sumo cuidado de no hacer un ruido chirriante que despierte a la señora.
Sunoo se queda en medio de un pasillo, fuera del dormitorio clínico donde su amiga descansa, con las luces blancas golpeando su rostro, el piso limpio y el escaso movimiento de gente que deambula por ahí haciendo guardia para ese turno diurno.
No hay muchas personas, nadie que no sea perteneciente al grupo de médicos y enfermeros que atienden los casos de sus pacientes, las complicaciones o emergencias que surgen precipitadamente en un día cualquiera para su profesión.
Hace falta movimiento, uno que no sea en específico de enfermedades, problemas o posibles fallecimientos que pueden suceder si no es atendiendo a tiempo.
Le gustaría que fuera distinto, una sola vez.
Con el frío del edificio decide que lo mejor es que busque a su madre, que está cien por ciento seguro debería estar esperándolo en el consultorio de uno de sus colegas que lo atiende, ella probablemente ya se encuentra conversando sobre el avance de su enfermedad y tratamiento recetado con el doctor que se ha encargado de mantenerlo estable, con más tiempo de vida.
Tras un paso débil seguido de otro comienza su recorrido, avanza en silencio mientras observa todo a su alrededor: los números de las habitaciones cerradas, las enfermeras que le desean una linda noche cuando lo ven pasar, los médicos que le obsequian una sonrisa de tristeza y lastima, y casualmente con algunos de los pacientes internos con los que ha tenido la oportunidad de conocerse y convivir. Mira a cada uno de ellos y se entretiene con la imagen, aun sin importar que en el fondo se le revuelve el estómago y entrañas cuando pasa por la zona de pediatría oncológica, donde los niños y niñas que todavía siguen despiertos lo saludan, emocionados de saber que su "hyung y oppa" sigue estando en el hospital y no los ha dejado solos.
- ¡Sunoo oppa, buenas noches! -desde el marco de la puerta que llevaba a la sala de los más pequeños, una niña que se llama Wonyoung le saluda, feliz y sonriente cuando él de inmediato le responde con una tierna mirada.
- Buenas noches, Woni -dice, causando que la pequeña engrandezca su sonrisa y deje a la vista sus dientes blancos-. Ten dulces sueños hoy.
- ¡Usted igual, Oppa! -exclama la niña que se balancea sobre sus pies, logrando que con el ligero movimiento su bata de hospital se menee al compás. Con sus fuertes gritos, sin querer, logra llamar la atención de sus demás compañeros de sala que instantáneamente se asoman por la puerta y de igual manera saludan de cerca a su mayor.
- ¡Hola, Ddeonu hyung! -saluda uno de los niños-. ¡Hoy las enfermeras jugaron con nosotros y nos dejaron comer chocolate!
- Oh, ¿lo hicieron? -Harua asintió eufórico ante su duda y Sunoo siente que su corazón se encoge cuando ve al resto de los infantes repetir su acción.
- ¡Todos comimos chocolate, menos Lia! -mencionó el niño sonriendo al principio, pero al pronunciar el nombre de la más pequeña de todos ellos, sus labios formaron una mueca de pesar-. Ella no pudo porque se sentía muy malita y una enfermera se la llevó con ella a otro lado, pero aún no regresan -con un puchero y la mirada infantil entristecida al final contó, alertando al muchachito rubio que buscando entre los niños a la nombrado se acercó a ellos.
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Ladrón de Flores (Jaynoo) Adaptación
FanfictionPark Jongseong "odia" profundamente a su bonito vecino, quién llega casi todos los días a su casa para robarse, sin razón alguna, las pequeñas y coloridas flores que crecen día a día en el jardín de su abuela. © Adaptación de Ladrón de Flores (Yoont...