Rory| "La soledad era fría, es cierto, pero también era tranquila, maravillosamente tranquila y grande, como el tranquilo frio en el que se mueven las estrellas y ella era esa luz explotando a la distancia, dándole calidez a su helada soledad"
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Bajo el resplandor luminoso de un cielo salpicado de nubes, Stella, la princesa de Solaria, se adentra en los jardines de Alfea con su corazón en pedazos. Sus ojos, aún brillantes con lágrimas derramadas, buscan consuelo en los brazos de Rory, su amada.
El susurro del viento entre las hojas de los árboles acompaña sus pasos lentos y cargados de tristeza. Stella se acerca a Rory, quien se erige como un faro de calma y ternura en medio de la tormenta emocional que envuelve a la princesa. Ambas figuras, tan diferentes y a la vez tan complementarias, se encuentran en ese rincón secreto del mundo.
Las palabras se pierden en la brisa, pero el lenguaje de su amor es etéreo, sin necesidad de ser pronunciado. En un abrazo envolvente, Stella encuentra refugio en los brazos fuertes de Rory, como si el universo entero convergiera en ese único punto de encuentro. Sus lágrimas, pequeñas gotas de tristeza, se mezclan con la dulce melodía de la noche.
Las miradas se entrelazan en una danza silenciosa, compartiendo secretos inconfesables y promesas tácitas. Rory acaricia con ternura el rostro de Stella, un gesto que habla de apoyo y amor incondicional. Cada caricia es un bálsamo sanador que se desliza sobre la piel herida de la princesa, infundiendo esperanza y fuerza en su ser.
En el abrazo íntimo de las dos almas unidas, el universo mismo se rinde ante su amor. Los árboles susurran palabras de aliento, los rayos del sol brillan con un fulgor especial, y el corazón de Stella encuentra un consuelo que solo puede nacer de la unión entre dos seres que se entienden en lo más profundo.
En ese momento etéreo, Stella encuentra el coraje para seguir adelante, sabiendo que, sin importar los obstáculos que enfrente, siempre tendrá a Rory a su lado. Juntas, iluminan el camino hacia un futuro incierto pero lleno de promesas, guiadas por la fuerza de su amor compartido.
Y así, envueltas en la poesía del día, Stella y Rory se aferran una a la otra, transformando el dolor en resiliencia, las lágrimas en sonrisas y los desafíos en oportunidades de crecimiento. Unidos en su amor inquebrantable, se preparan para enfrentar los vientos tempestuosos que la vida les depara, sabiendo que siempre tendrán el refugio mutuo de sus corazones entrelazados.
—¿Cuánto tiempo le dieron a Bloom? —pregunta caminando de vuelta a la habitación de la chica, un poco más seguras gracias al disfraz de Rory
—Veinte años, estoy tan furiosa—aprieta un poco la mano de la chica—pero me enfureció más lo que dijo sobre ti, que eres una mala influencia, que debo terminar contigo para preservar el bien del reino...ya me esta buscando un esposo apropiado para la corona, es ridículo
