Rory| "La soledad era fría, es cierto, pero también era tranquila, maravillosamente tranquila y grande, como el tranquilo frio en el que se mueven las estrellas y ella era esa luz explotando a la distancia, dándole calidez a su helada soledad"
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La primera vez que Rory conoció a Sebastián no le había prestado demasiada atención, estaba agradecida con el hombre por todo lo que estaba arriesgando para mantener oculto a su padre y por su ayuda con respecto a cuidarlo mientras estaba de fugitivo y encontraban otro escondite que no pusiera en peligro a nadie.
Se le hizo un hombre de confiar, aunque, algo en el primer encuentro le ponía los vellos de punta, como una sensación electrizante de peligro que no escuchabas hasta que fuera demasiado tarde, aunque claro esta que, para ella, nunca ha sido amante de seguir las advertencias que su propio cuerpo le manda.
Ahora, era la segunda vez que se lo encontraba, gracias al hecho de que Silva no aparecía por ningún lado y no habían recibido noticias de él luego de que quemaran su casa, algo que afecto realmente a Rory, esa no solo era la casa de Sky y Silva, también era su casa, su hogar, donde aprendió a caminar, donde quemo su primer pastel, donde aprendió a cabalgar y a pelear.
Y ahora todo eran cenizas, una llamarada se había llevado una fuerte construcción que guardaba sus mas preciados y felices momentos de vida, fue ahí donde más feliz y a salvo se sintió en toda su vida y ahora, nunca más lo podría recuperar, ahora, estaba destruido, como toda su vida amenazaba con estarlo.
—¿Quieres más té? —pregunta Sebastián a una pensativa Rory Silva, Bloom la había dejado en la tienda, yéndose a buscar otras cosas, hablando en una esquina con Terra quien también había ido para conseguir unas semillas que el invernadero necesitaba, ambas hablaban sobre lo que habían descubierto de Rory en el libro
—Realmente no soy muy aficionada al té, me gusta más el café—murmura dejando la taza medio vacía en la mesa—¿No te dijo nada de a dónde iba?
—No, lo siento mucho—responde siendo atrevido y sentándose a lado de la especialista—Se que él es como un padre para ti
—Es mi padre—corrige ella—Andreas decidió abandonarme y aunque ha intentado recuperarme, sigue estando esa voz en mi mente que me grita que gracias a él mi magia que era como la de Stella, ahora es una cosa podrida y horrenda que solo es útil para los experimentos de Rosalind—murmura con amargura al pronunciar el nombre de la nueva directora
—Me entere de eso por Silva—era mentira, Silva nunca le había hablado del pasado de Rory, pero no era necesario que lo hiciera, él lo sabia todo—ahora eres una bruja de...
—No—niega rápidamente viendo a Sebastián fijamente—no soy una bruja de sangre, soy un hada cuya magia cambio y al hacerlo, los brujos de sangre se aprovecharon para aferrar parte de su esencia en mí, no soy una bruja
