HERMANOS

2 1 0
                                    

Laia llegó a casa después de un largo día de entrenamiento. Su hermano, Gavi, la recibió con una sonrisa y le preguntó cómo había ido. Laia suspiró y se dejó caer en el sofá.

- Ha sido agotador, como siempre -dijo Laia-. Pero me está yendo bien.

Gavi asintió con la cabeza y se sentó a su lado. Mientras Laia descansaba, Gavi le contó que el sábado jugaban contra el Real Madrid, su peor enemigo. Laia puso los ojos en blanco, porque casi no entendía nada de fútbol.

- ¿Y eso es importante? -preguntó Laia.

- Sí, claro -respondió Gavi-. Es un partido muy importante. Y necesitamos ganar.

Laia frunció el ceño, tratando de comprender la importancia del partido. Pero sabía que el fútbol era muy importante para su hermano, así que trató de mostrar interés.

- ¿Y cómo puedo ayudar? -preguntó Laia.

Gavi sonrió y le dio un abrazo.

- No necesitas hacer nada -dijo Gavi-. Solo estar ahí y animarnos.

Esa noche, Laia y Gavi cenaron juntos mientras hablaban sobre el partido del sábado. Laia todavía no entendía mucho de fútbol, pero estaba emocionada por apoyar a su hermano y a sus amigos.

A medida que avanzaba la noche, Laia comenzó a sentirse más cómoda y relajada. Había estado tan concentrada en su entrenamiento que había olvidado lo importante que era pasar tiempo con su familia y amigos. Pero ahora, con Gavi a su lado, se dio cuenta de que necesitaba ese tiempo para descansar y recargar energías.

Laia se acostó esa noche, pensando en el partido del sábado. Sabía que no era su deporte favorito, pero estaba emocionada por ver a su hermano y a sus amigos jugar. Y estaba decidida a animarlos y apoyarlos de cualquier manera que pudiera.

EFÍMERO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora