EFÍMERO

DESINTERES

Vinicius y Valverde terminaron su entrenamiento y se dirigieron al vestuario para cambiarse. Mientras se cambiaban, Valverde recordó a Vinicius que jugarían contra el Barça el sábado y que el equipo rival tenía un jugador llamado Pedri, con quien Vinicius tenía un pique.

- ¿Qué te parece si este sábado haces un golazo en contra de Pedri y le cerramos la boca? - sugirió Valverde con una sonrisa burlona.

Vinicius sonrió también, pero no dijo nada. A él no le gustaba hablar mal de los demás ni hacer promesas que no estaba seguro de poder cumplir.

De repente, Valverde recordó algo más.

- Ah, se me olvidaba. En las gradas estará Laia, la hermana de Gavi. Es una de las chicas más guapas que he visto en mi vida.

Vinicius frunció el ceño.

- No me interesa - dijo con indiferencia.

Valverde lo miró con sorpresa. Sabía que su amigo no era un mujeriego, pero nunca lo había visto tan desinteresado en una chica.

- ¿Cómo que no te interesa? ¿Ni siquiera te gustaría conocerla? - preguntó Valverde, tratando de convencer a Vinicius de que al menos la viera.

Vinicius suspiró y aceptó.

- Está bien, la veré. Pero no hables más de eso, ¿vale?.

Cuando salieron del vestuario, Valverde le mostró una foto de Laia en su teléfono. Vinicius se sorprendió por su belleza y sintió una extraña emoción en el estómago. Pero no dijo nada al respecto, solo le agradeció a Valverde y lo invitó a cenar a su casa.

Vinicius vivía solo en un apartamento en el centro de Madrid, decorado con fotos y trofeos de su carrera futbolística. Cuando llegaron a su casa, Vinicius preparó una cena rápida de pasta con salsa de tomate y queso, y compartieron algunas cervezas mientras hablaban de sus planes para el partido del sábado.

Valverde notó que Vinicius parecía distraído y le preguntó si le pasaba algo. Vinicius pensó en Laia y en lo hermosa que era, pero no quería admitir que se sentía atraído por ella. Así que solo negó con la cabeza y fingió que todo estaba bien.

Después de cenar, Valverde se despidió y se fue a su casa. Vinicius se quedó solo, pensando en el partido del sábado y en la chica que vería en las gradas. Aunque no quería admitirlo, sabía que Laia había despertado su curiosidad y su interés, y que tendría que encontrar la manera de conocerla.