PISTA

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Laia estaba concentrada en sus movimientos sobre el hielo, moviéndose al ritmo de la música que sonaba en el fondo. De repente, al girarse, notó una presencia en la pista. Era Vinicius, que la estaba mirando con una sonrisa en el rostro.

Laia se quedó boquiabierta, sorprendida de verlo allí. Sin embargo, su asombro le hizo perder la concentración, y cayó al suelo.

Laia se incorporó rápidamente, salió de la pista y se quitó los patines. Laia se quitó el pelo de la cara.

- ¿Qué haces aquí, Vinicius? - preguntó Laia, intentando disimular su sonrojo.

- Quería verte entrenar - respondió Vinicius, sonriendo.

Laia se sintió halagada por la respuesta y suspiró. Vinicius le ofreció su chaqueta para que se la pusiera, ya que se había quitado el abrigo al entrar en la pista.

- Gracias - dijo Laia, mientras se ponía la chaqueta.

- Oye, Laia - dijo Vinicius, mirándola a los ojos - ¿te gustaría ir al cine conmigo mañana?

Laia no pudo evitar sonreír. Sabía que era una cita, pero no estaba segura de si debía aceptar. No quería que Gavi se enfadara con ella por salir con uno de los jugadores del Real Madrid.

- No sé, Vinicius... - dijo Laia, con indecisión.

- Vamos, será divertido. Además, prometo que no te arrepentirás - insistió Vinicius.

Decidió aceptar la invitación al cine, aunque sabía que su hermano Gavi no estaría contento si se enteraba. Laia y Vinicius intercambiaron números de teléfono y acordaron encontrarse en el cine al día siguiente por la tarde. Después Vinicius le preguntó sobre sus competiciones.

- ¿Qué son exactamente tus competiciones? - preguntó con curiosidad.

Laia sonrió

- Son como la Champions en el fútbol, pero en el patinaje sobre hielo. Hay diferentes niveles de competición, desde los regionales hasta los mundiales. Mi próxima competición es hoy.

Vinicius asintió con la cabeza, impresionado.

- ¡Eso suena increíble!

Laia se sonrojó ante el cumplido y se puso de nuevo los guantes.

Vinicius miró fijamente a Laia mientras ella volvía a la pista y se ponía a patinar. Admiraba su gracia y destreza sobre el hielo, y se quedó sentado observando durante un rato más antes de despedirse y salir del recinto.

Laia estaba muy emocionada y nerviosa a la vez. Era su turno de salir a la pista y mostrar todo lo que había entrenado durante meses. Pero al mirar hacia las gradas, se dio cuenta de que su hermano estaba allí con sus amigos animándola, lo que la hizo sentir un poco más segura.

Sin embargo, al mirar hacia el otro lado, vio a Vinicius con Valverde. Se puso muy nerviosa, no quería que Gavi lo viera. Sabía que a su hermano no le gustaba Vinicius, y no quería causar ningún conflicto.

La música comenzó a sonar y Laia salió a la pista. Comenzó a realizar sus movimientos, cada uno más impresionante que el anterior. Laia se sentía como si estuviera flotando en el aire, como si nada pudiera detenerla.

Mientras seguía patinando, Laia no podía dejar de pensar en Vinicius. ¿Por qué estaba allí? ¿Qué estaría pensando de ella? A pesar de que quería concentrarse en su actuación, no podía evitar distraerse con esos pensamientos.

Llegó el momento de esperar a que anunciaran los nombres de los que pasaban a la siguiente fase. Laia estaba ansiosa, pero al escuchar su nombre, saltó de alegría. Había pasado a la siguiente fase y estaba un paso más cerca de su sueño. Miró hacia las gradas y vio a su hermano y sus amigos aplaudiéndola. Pero no vio a Vinicius por ningún lado.

Laia corrió hacia las gradas, donde su hermano y sus amigos la felicitaron con abrazos y gritos de alegría.

Laia caminó hacia su vestuario, todavía emocionada por su actuación en la pista de hielo. Al entrar, se sorprendió al encontrar a Vinicius allí dentro.

- ¿Qué haces aquí? - preguntó Laia, con una mezcla de sorpresa y nerviosismo.

Vinicius se acercó a ella con una sonrisa en el rostro y le dijo:

- Solo quería darte la enhorabuena, has estado impresionante ahí fuera. Eres una verdadera artista.

Laia sonrió tímidamente, agradecida por sus palabras. Pero enseguida se puso nerviosa pensando en su hermano Gavi, quien estaba en las gradas y podía verlos a través de la puerta abierta.

- Vinicius, tienes que irte - dijo Laia en un susurro, mi hermano puede vernos.

Vinicius asintió, comprendiendo la situación.

- Claro, no quiero crear problemas. Solo quería felicitarte.

Laia asintió y se despidió con una sonrisa, pero en su interior se sentía agradecida y emocionada por el gesto de Vinicius. Caminó hacia la salida del vestuario, donde la esperaba su hermano Gavi y sus amigos.

Juntos salieron del recinto deportivo, hablando y riendo mientras se dirigían a casa. Laia todavía tenía la sonrisa en el rostro, recordando las palabras de Vinicius y sintiendo un hormigueo en el estómago al pensar en él.

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