Laia regresó a casa después de su hermoso momento en la playa con Balde. Al llegar, se encontró con su hermano Gavi, quien le miraba con curiosidad. Gavi, con gesto serio, le preguntó dónde había estado y con quién.
Laia, decidida a ser honesta, respondió sin titubear:
- Estaba en la playa con Balde, nuestro amigo y compañero tuyo - Gavi frunció el ceño, parecía un poco molesto, pero no dijo nada más al respecto.
Aprovechando el momento, Laia reunió el valor para preguntarle a Gavi sobre su madre, a quien no recordaba debido a su temprana partida. Mirando fijamente a su hermano, le preguntó:
- Gavi, ¿cómo era mamá? No tengo recuerdos de ella y me gustaría saber más.
La expresión de Gavi se volvió aún más seria, y durante un momento pareció sumergirse en sus propios pensamientos, con un tono frío, le respondió:
- No es momento para hablar de eso, Laia. Ve a dormir.
Laia se sintió desanimada por la respuesta de su hermano. Sabía que había tocado un tema delicado y que Gavi aún llevaba consigo el dolor de la pérdida de su madre. Aunque anhelaba conocer más sobre su progenitora, entendió que no era el momento adecuado para abordar el tema.
Con el corazón entristecido, Laia se retiró a su habitación y se acostó en la cama, reflexionando sobre su relación con su madre y la falta de recuerdos que tenía de ella. La incertidumbre y la curiosidad la invadían, pero también comprendía que había cosas que debían sanar en el corazón de su hermano antes de poder explorar ese capítulo de su pasado.
En medio de la oscuridad de la habitación, Laia cerró los ojos y se prometió a sí misma que algún día descubriría la verdad sobre su madre y honraría su memoria de alguna manera. Aunque la noche estaba llena de incertidumbres, Laia encontró consuelo en la esperanza de que, con el tiempo, su hermano abriría su corazón y compartiría con ella los recuerdos y el amor que existían entre su madre y ellos.
Con esa esperanza en mente, Laia se sumergió en un sueño lleno de preguntas sin respuesta, confiando en que el tiempo les brindaría las respuestas que anhelaban y que su amor fraternal los guiaría en el camino hacia la sanación y la comprensión.
Vinicius continuaba entrenando en el campo del Real Madrid, pero su mente seguía ocupada por Laia. A pesar de haber pasado una semana desde su ruptura, no podía dejar de pensar en ella y en todo lo que habían compartido juntos.
En medio de su práctica, su amigo y compañero de equipo, Valverde, se le acercó. Valverde había notado la tristeza en los ojos de Vinicius y decidió hablar con él.
- Vinicius, creo que puede haber algo más detrás de la ruptura con Laia - dijo Valverde en tono serio. Quizás su hermano Gavi la obligó a hacerlo.
Vinicius frunció el ceño, considerando la posibilidad. Sabía que la relación entre Laia y Gavi era complicada, y no le sorprendería que Gavi hubiera influido en la decisión de Laia. Sin embargo, no podía evitar sentirse frustrado por la idea.
- Si Laia lo hizo por eso, entonces su hermano Gavi está en problemas - respondió Vinicius con determinación.
No podía permitir que la relación entre Laia y Gavi afectara su amor por ella.
Valverde asintió y luego cambió de tema.
- Oye, Vinicius, escuché que Laia tiene una competición próximamente. Podríamos verla en la televisión y apoyarla.
Los ojos de Vinicius se iluminaron ante la idea. Aunque no estaban juntos, todavía sentía un fuerte vínculo con Laia y quería estar presente en los momentos importantes de su vida. La competición de Laia era una oportunidad perfecta para mostrarle su apoyo desde la distancia.
- Claro. Sería genial verla competir y recordarle que siempre estaremos aquí para ella - respondió Vinicius con entusiasmo.
Ambos amigos continuaron entrenando, pero ahora tenían algo más que esperar: el momento en el que podrían ver a Laia brillar en su competición. Vinicius se prometió a sí mismo que haría todo lo posible para recuperar a Laia, pero también sabía que el tiempo y las circunstancias eran cruciales. Por ahora, apoyarla desde lejos era su prioridad.
Con esa nueva chispa de esperanza en su corazón, Vinicius continuó su entrenamiento, decidido a demostrarle a Laia que estaba dispuesto a luchar por su amor y a esperar el momento adecuado para volver a encontrarla.
Vinicius y Valverde, sentados en el sofá de la casa de Vinicius, esperaban con ansias ver la competición de Laia sobre patinaje de hielo. La tensión se palpaba en el ambiente mientras encendían la televisión y buscaban el canal adecuado.
Finalmente, apareció en pantalla la imagen de Laia, lista para enfrentar el desafío. Vinicius se llenó de orgullo al verla tan determinada y valiente. La entrevistadora comenzó a hacerle preguntas a Laia, y ambos amigos se centraron en sus palabras.
Laia respondió a las preguntas con confianza, pero Vinicius notó un destello de tristeza en sus ojos cuando la entrevistadora mencionó su relación con él. Laia mantuvo la compostura y respondió con calma:
- Vinicius y yo somos buenos amigos, nos apoyamos mutuamente en nuestros sueños y proyectos.
Vinicius sintió un nudo en la garganta. Sabía que Laia había dicho eso para protegerlos a ambos, especialmente después de lo que había sucedido con Gavi. Aunque dolía no poder mostrar abiertamente su amor, comprendió que era necesario en ese momento.
Valverde, al darse cuenta de la tensión en el ambiente, puso su mano en el hombro de Vinicius en señal de apoyo. Ambos continuaron viendo la competición, animando a Laia en silencio desde la distancia.
Laia patinó con gracia y elegancia, demostrando su habilidad y pasión por el patinaje sobre hielo. Cada movimiento era una muestra de su dedicación y talento. Vinicius no podía apartar los ojos de la pantalla, admirando cada salto y pirueta que Laia ejecutaba con destreza.
Cuando Laia terminó su actuación, recibió una ovación del público. Vinicius y Valverde aplaudieron con entusiasmo desde la comodidad del hogar. Estaban orgullosos de Laia, independientemente de los obstáculos que enfrentaran en su relación.
Vinicius y Valverde continuaron hablando sobre sus sueños y metas en el fútbol. Compartieron risas y emociones, encontrando consuelo en su amistad y en el hecho de que estaban juntos en ese momento.
Laia, deseaba ver a Vinicius en las gradas, aunque había fingido ser solo amigos en la entrevista, sus sentimientos hacia él eran evidentes.
En ese momento, Laia se dio cuenta de que, a pesar de las dificultades y las circunstancias complicadas, el amor que sentía por Vinicius seguía ardiendo en su corazón. Sabía que tendrían que enfrentar obstáculos, pero estaba decidida a luchar por su relación y encontrar la forma de estar juntos nuevamente.
Mientras tanto, Vinicius y Valverde seguían viendo la competición, manteniendo la esperanza de que algún día podrían abrazar a Laia en persona y celebrar su amor sin restricciones. La noche continuó llena de emociones y sueños compartidos, creando un lazo aún más fuerte entre Vinicius y Laia, incluso en la distancia.
La emoción invadió el ambiente cuando el anuncio resonó en el estadio: ¡Laia había pasado a la siguiente ronda de la competición de patinaje de hielo! Vinicius y Valverde se levantaron del sofá, saltaron y celebraron el logro de Laia.
Laia, entre lágrimas de felicidad, miró directamente a la cámara y, con una sonrisa radiante, formó una "V" con sus dedos en honor a Vinicius. El gesto conmovió a Vinicius, quien se quedó paralizado por un momento. Sabía en lo más profundo de su corazón que Laia nunca había querido dejarlo, y ese pequeño gesto le hizo darse cuenta de que había algo más detrás de su ruptura.
Decidido a descubrir la verdad, Vinicius tomó su teléfono y comenzó a investigar. Buscó noticias, entrevistas y cualquier información relevante sobre la relación de Laia y Gavi. Quería entender qué había llevado a Laia a tomar esa decisión tan dolorosa para ambos.
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EFÍMERO
RomanceLaia es una joven patinadora sobre hielo con un talento innato y una pasión por el deporte que la lleva a competir en los más altos niveles. Vinicius, por su parte, es un jugador estrella del Real Madrid, con una habilidad excepcional en el campo y...