•SEIS•

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Luego de la comida me dediqué a acomodar la habitación extra, bueno, el mérito no fue completamente mío pues Thoma, Aether y hasta Venti se ofrecieron a ayudarme a limpiar aquella habitación. Fue de esa manera que cuando llegó la tarde-noche, los chicos tenían un lugar medio adecuado para dormir. Eran nueve y apenas las colchonetas y almohadas extra que tenía en mi poder sería suficiente para unos cuantos de ellos.

Dos sí o sí deberían tomar mi cama y yo pasaría a dormir en mi oficina. La silla que tengo ahí se podía reclinar bastante por lo que me podía servir para dormir. De todos modos, no sería la primera vez que duermo en la oficina.

— Solo tengo una cama, así que dos de ustedes deberán dormir juntos en ella.

Apenas dije eso, los dos rubios y el bardo compartieron una mirada preocupada, luego me miraron a mi. Aether fue quien tomó la iniciativa y colocó sus manos sobre mis hombros, mirándome con seriedad.

— Melissa... Sabemos que esta es una situación complicada para todos, pero te aseguro que ninguno de nosotros estará cómodo sabiendo que nos cediste tu lugar para dormir.

Me quedé callada, escuchando lo que Aether me estaba diciendo. Mis mejillas se pusieron completamente rojas ¿Sería patético de mi parte admitir que nadie, fuera de mi familia, se había preocupado de esa manera por mi? Giré mi cabeza para ver a Thoma y a Venti, intentando encontrar en ellos algún rastro que me indicara que solo Aether pensaba de esa manera, pero lo que me encontré fue un par de miradas amables que, de alguna manera, me decían que estaban de acuerdo con las palabras del viajero.

Oh esos chicos... En verdad eran héroes de fantasía.

— ¿Están seguros? Yo, de verdad, no tengo problemas con cederles mi habitación. De todos modos, termino durmiendo en mi oficina más veces de las que me gustaría admitir.

Comenté, soltando al final una risita nerviosa mientras que quitaba las manos de Aether de mis hombros y miraba al suelo. No pasó ni un minuto antes de que la risita de Venti se escuchara y el bardo acabara abrazandome.

— ¡Que adorable, dispuesta a sacrificar su espalda por nosotros!

En algún momento un intento de indignado: "¡Oye, yo no estoy sacrificando nada!" Salió de mi boca, aunque en el fondo yo sabía que Venti tenía razón. Había intentado sacrificar mi espalda por esos chicos... Agh, enserio ¿Esa situación quiere dejar de ponerme en la cara que soy una masita estúpidamente amable? Cómo fuera, intenté sacar a Venti de mi espacio personal, aunque eso fue inútil, el bardo estaba prendido a mi y hasta había empezado a restregar su mejilla contra la mía.

Venti podria ser alérgico a los gatos, pero nadie podía negarme que el chico era como un gatito ávido por mimos cuando quería.

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El resto del día fue tranquilo, le respondí primero los mensajes al cliente inventandole una historia sobre como había pasado sin luz todo el día así que no me había comunicado hasta ese momento, después le dije a mi mamá que mi hermano había traído la despensa con éxito y al final, le tuve que preguntar a Lucy si algo raro le había ocurrido.

Quizá mi amiga también tenía personajes de Genshin en su casa.

« ¿Raro? ¿Raro en que sentido? Lo más extraño que me pasó fue que un gato me cayó encima cuando pasé bajo un árbol 😩 ¿Por qué me persigue la desgracia? »

Cuando leí eso, una risita escapó de mi mientras imaginaba a mi amiga pasar bajo el árbol y, de la nada, acabar con un gato asustado encima de ella. Oh cielos, la pobre seguramente acabó rasguñada a más no poder.

Y ahora... ¿Que hago? | Genshin Impact Fanfic |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora