Estoy aquí para ti.

12. Su protector.

En primera instancia, Jimin jamás se imaginó que terminaría así, compartiendo el día a día con el Sr. Jeon, sin embargo, contrario a lo que esperaba, la interacción entre ellos no se había vuelto tan incomoda, algo que agradecía en silencio de mil maneras.

Pero si pudiera cambiar algo, talvez sería el poder dejar libre su cama, porque era injusto que él durmiera en el suelo, pero el Sr. Jeon le había ordenado como quería que sucedieran las cosas y Jimin no pudo negarse, por qué estaba en su casa y bajo su protección debía de ser obediente, pero si era sincero la verdadera razón para no llevar la contraria era: que no quería seguir peleando, no tenía ganas de volver a sentirse tan mal como aquella noche que regresaron a Seúl y de eso ya habían pasado dos días.

A pesar del desastre en sus pensamientos se había mantenido tranquilo, tal vez porque estaba muy cerca de él asegurándose que se mantuviera a salvo, pero tal vez era el hecho que él no lo había vuelto a tocar.

Tal vez su repentina cercanía era la que lo confundía, Jimin se había encontrado recordando su toque cuando él lo besaba y también cuando habían tenido intimidad.

No podía creer que hubiesen estado tan de cerca, definitivamente no parecía algo real.

Si no fuese porque lo veía en cada momento, podría creer que todo había sido fruto de su imaginación.

Se seguía preguntando las razones del mayor para besarlo. Aun si por un momento había creído que el mayor lo deseaba ahora estaba seguro de que no había posibilidad.

Afortunadamente fue fácil descartar todo lo pasado entre ellos. Jimin entendió que él mayor solo había tomado lo que buscaba y nada más, tal vez como un ladrón, aunque eso tampoco lo hacía sentir mejor. Sin embargo, algo dentro de él si había cambiado y no le gustaba para nada, se sentía tan extraño en su propio cuerpo.

Estaba desconectado a todo, pero no sabía cómo quitarse esa fría sensación. Su corazón dolía, pero a la vez no era tan horrible. Demasiado acostumbrado a ser descartado probablemente.

Entonces Jimin decidió no prestarse mucha atención a sí mismo.

Estaba aprendiendo una nueva manera de dolor, era algo tan distinto a los golpes físicos, y si, en definitiva, era muy difícil de entender.

Entonces solo esperaba no ser una molestia, aunque no solían hablar más de lo necesario (tampoco es que tuvieran tantas cosas en común para establecer grandes conversaciones) simplemente estaban en silencio. Era fácil para Jimin por qué a su padre tampoco solía charlar mucho, estaba acostumbrado al silencio, tal vez por eso no tendrían ningún problema.

Pero a pesar de que Jimin se sentía a salvo no podía evitar sentir miedo de lo que vendría, aquella mañana movía su rodilla durante el desayuno de forma inconsciente, el Sr. Jeon se había dado cuenta de su estado y había roto el silencio para decirle un “Confías en mi para resolver esto” Jimin sin creer la tranquilidad que tendría después de escuchar eso solo le quedo asentir y tranquilizarse. Había preparado un desayuno con los pocos recursos que encontró en esa cocina, sopa de pasta de arroz y huevos duros.

El mayor se había negado probar la comida, pero al ver que si él no lo hacía Jimin tampoco comería, entonces decidió comer todo. Jimin se sentía un tanto curioso acerca de aquella actitud, pero como siempre dejo sus emociones de lado y no le dio importancia, cuando terminaron, Jimin se apuró a limpiar por que el Sr. Jeon le anunció que irían al bar y que después irían a su casa por sus pertenencias.

—¿Mis pertenencias? —Jimin no había pensado en ello realmente, la noche anterior el Sr. Jeon le había prestado una camisa de algodón color gris bastante amplia y unos pantalones de lana para dormir, entonces recordó que tenía que regresárselos —No tengo más que lo que llevó en mi mochila.

Él lo miro con una expresión extraña.

—Entonces ¿es verdad que intentabas huir?

Jimin asintió, sintiéndose un poco tonto por no haber seguido su plan, Era más que arriesgado sí, pero al menos no le hubiese impuesto su presencia.