—¿CÓMO QUE TE VAS? —chilló mientras avanzaba en grandes pasos por mi apartamento.—Si Joss, tengo que irme.
—Pero... ¿A dónde?
—A San Diego, de donde vengo ¿Recuerdas? —solté lo último con cierto humor.
Mis maletas ya estaban hechas, en ellas guardé todo aquello que me llevaré y lo que no puedo llevarme lo empaqué en cajas que irán directo a donación. Mi apartamento luce vacío ahora que mis cosas ya no estaban a la vista, eso me hizo sentir... triste, nostálgica, después de todo viví aquí durante cinco años.
—¿Volverás? —preguntó en un murmuro.
—No lo creo. Mi hogar es allá, Joss... fue muy divertido estar aquí pero yo pertenezco allá, no aquí.
—asintió con tristeza— ¿Nos volveremos a ver algún día?
—Por supuesto que si, tonta.
Ella hizo un puchero y se abalanzó a mi en un fuerte abrazo. Mis ojos se cristalizaron al instante, no me gustan las despedidas, pero a veces son necesarias.
Joss fue una amiga muy especial para mi durante todo este tiempo. Me brindó su compañía desde el primer momento que nos conocimos en la primera clase de la carrera. Me mostró los mejores lugares de la ciudad, me presentó a más personas, puedo decir que gracias a ella me acoplé a este lugar con facilidad. Poco a poco fuimos convirtiéndonos en amigas insperabales que hacían todo juntas, desde estudiar, ejercitarse, ir de fiestas, de compras... absolutamente todo.
Nunca pude contarle tanto como ella hubiese querido, pero eso no significa que no confiara en ella, es simplemente que nunca quise tocar temas del pasado, no quise abrir esas heridas más de lo que ya estaban abiertas.
—Te quiero mucho mi chica tequila —me dijo con su voz entrecortada.
—reí limpiando mis lágrimas— Yo más Joss. Estaremos en contacto, te lo prometo.
—Vale —sonrió tomando mis manos— Espero de todo corazón que regresar allá te permita sanar esas heridas que tienes en tu interior. Espero que puedas hacer las pases con tu pasado y empezar una nueva etapa de tu vida donde seas feliz, donde ya no necesites acudir al alcohol para escapar, para dejar de sentir tu dolor. Deseo para ti que este cambio sea lo que necesitas.
Sus buenos deseos me hicieron abrazarla otra vez con mucho más fuerza, dejando salir un pequeño sollozo porque, número uno: extrañaré mucho a esta chica. Número dos: logró enternecer mi corazón con sus palabras. Número tres: Lo que Joss no sabe, es que estoy muerta del miedo de regresar, de enfrentarme a mi pasado.
Nos despedimos una vez más siendo esta la definitiva. Minutos después un sonriente Trevor apareció en mi puerta. No comparto su entusiasmo. Sus hombres se hicieron cargo de bajar mis maletas hasta depositarlas en la camioneta que lo transportaba.
ESTÁS LEYENDO
Obsesión Letal
RomanceSegunda parte de Corrupción Letal. Ella ya no es aquella niña llena de miedos. Él ya no es su guardaespaldas que se negaba a amarla. Luego de acabar exitosamente con los escorpiones Jace y Sofía se convierten en los dueños de la ciudad, ahora ell...