Capítulo 10

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Los oídos me zumbaban, mi garganta estaba resaca, la cabeza me daba vuelta en un pequeño mareo

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Los oídos me zumbaban, mi garganta estaba resaca, la cabeza me daba vuelta en un pequeño mareo. Todo el cuerpo me vibraba ante la tremenda satisfacción que siente, podría levitar.

Luego de haberme limpiado los restos de... lo que sucedió allá arriba, bajé yendo directamente hacia la barra para pedirle al barista un vaso de agua muy bien helada. Ya todos se preparaban para abrir, noté cómo las chicas ya estaban vestidas y en sus puestos esperando a que los clientes entraran por las puertas.

Coco estaba en los tubos de abajo mientras que Lía se encontraba en el escenario, las palabras de Miguel aparecieron en mi cabeza recordándome lo que esa estupida ha hecho en mi ausencia.

Refresqué mi garganta con el agua helada para luego levantarme de donde ya estaba sentada acercándome al escenario.

—Coco ve al escenario, ocuparás el lugar de Lía. Lía, tú ocuparás el de Coco. —Demandé llamando la atención de todas.

Todas las chicas se quedaron quietas y en silencio, simplemente mirándose entre sí. Coco no se movió hasta que le hice un ademán con mi cabeza que la hizo subir hasta estar a la par de Lía.

—¿Qué? ¡¿Porqué?! —exclamó Lía con molestia.

—Porque yo lo digo.

—Pero... este es mi lugar.

—Aquí nadie tiene lugares y si así fuera, quien decide dónde va quién soy yo.

Lía no se movió, simplemente se cruzó de brazos, retándome. Yo subí al escenario plantándome frente a ella.

—Dije que tú ocuparás el lugar de coco, ósea allá abajo.

—No voy a... —la interrumpí antes que pudiera seguir.

—Si no bajas en los próximos diez segundo estás despedida. Uno... dos... tres... —comencé a contar, Lía palideció ante mis palabras aunque quiso disimular— cuatro... cinco...

Al ver que yo no paraba de contar, Lía comenzó a caminar para bajar del escenario. Contuve una sonrisa victoriosa, pues estaba frente a todas las chicas y eso no se vería profesional de mi parte. Seguí el paso de Lía bajando también, cuando quise pasar para regresar hacia la barra ella detuvo mi paso.

—No vas a ganar —espetó amenazante.

—Cariño pero para ganar se necesita competir y para competir se necesita una rival y yo no veo a ninguna por aquí.

—¿Quién te crees que eres? No eres más que una aparecida y una... — volví a interrumpirla.

—Pues esta aparecida es tu jefa y ya va siendo hora que lo asimiles. ¿Crees que no sé lo que decías y hacías en mi ausencia? — me acerqué a ella amenazante— Ya me informaron que todo este tiempo ibas por ahi autoproclamándote como la dueña del club —solté una risa burlesca— Aquí la única dueña soy yo, la única jefa soy yo, la única que decide dónde baila quién y a quién se despide soy yo ¿Entiendes?

Obsesión LetalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora