Todo lo que sucederá en este fanfic es a lo que mi cabeza se imagina que paso unas 2 o 3 semanas después de la última actualización de Deseo.
Si ya se soy otra loca que anda con tanta teoría en la cabeza que de creo un fanfic. Por eso les pido que...
Voy a aclarar algo y es que el capitulo 13 decidí dividirlo en 2 partes, la segunda parte esta en proceso así que dependiendo del apoyo que tenga esta parte subiré la segunda parte.
Sin más disfurten, los amo. ♥️
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Rachel Moscú Celos y orgullos heridos.
¡Genial! Esta modo orgullo nivel dios.
Han pasado apenas dos días y ya me harté de su maldita actitud fría y distante. Ni que hubiera matado a alguien o quizás si su puto orgullo de mierda, me siento como si estuviera en años pasados donde me hablaba o buscaba cuando se le daba la gana. Pues se jode porque para estupideces no estoy.
Hoy decidí quedarme en la casa, no tengo ganas de escucharlo gritar por cualquier tontería. Lleva un humor de los mil demonios por todo grita y hace pataleta, me siento madre de tres hijos.
Ahora estoy con Owen quien mantiene la cabeza apoyada en mi hombro sentados sobre el sofá de la sala mientras le acaricio la espalda, Milenka por el contrario esta sacándose fotos con mi celular, esta modelando la ropa que le compre hoy en la tarde. Se las esta presumiendo a Amelie.
—Mamá dice mi madrina que va a venir a visitarme—habla sin quitar la mirada del celular—pues mejor, le voy mostrar mi ropa en persona.
Mentirosa conociéndola se la va a pasar presumiendo su ropa nueva.
—Para empezar es tu prima Milenka, segundo no se la vas a mostrar—frunce el ceño recordándome a su papá—se la vas a presumir, como siempre que te compro cualquier cosa.
—Yo solo se la voy a mostrar, si siente envidia no es mi problema—se encoge de hombros con indiferencia.
Benditos genes niego con la cabeza tomando la mano de Owen poniéndola sobre mi palma. Este tipo de momentos hacen que me olvide de todos los problemas que hay afuera de esta casa.
Mis hijos son polos opuestos en muchos momentos pero en otros son el complemento y apoyo del otro. Como también son mi momento de tranquilidad en momentos donde no tengo paz ni conmigo misma.
Recorro con la yema de mis dedos la pequeña mano de mi hijo, la piel suave y delicada. Levanta la mirada dándome una pequeña sonrisa la cual me derrite haciéndome llenarle la cara de besos.
El parecido con el troglodita con el que me case es enorme, mi hijo heredo gran parte del atractivo que poseen los hombres Morgan a excepción de los ojos, tiene los míos.
De un momento a otro frunce el ceño apartando la mirada volviendo a dejar la cabeza en mi cuello aferrándose a la tela de mi sudadera, se lo que es y en parte lo entiendo pero no me gusta que se sienta inseguro y menos conmigo.
—Mí amor ¿que pasa?—pregunto en calma.
Se aferra con más fuerza cuando trato de que me mire de nuevo.
—No quiero que te asustes como lo hacen todos.—murmura contra mi hombro.
Me comprime el pecho con sus palabras, cierro los ojos respirando hondo antes de hablarle.
—¿Tu sabes que yo te amo, no?—acaricio su mano y dejo un beso en su cabeza.
—¿Lo haces?—pregunta pegándose más a mi abrazándome.
—Mucho, lo hago todos los días y yo por ti no siento miedo, porque tu eres lo más hermoso que yo tengo.
Mis palabras hacen que Milenka levante la cabeza mirándome ofendida.
—¿Soy fea o que?—pregunta colocando sus manos a cada lado de sus caderas.
Me río pidiéndole que se acerque, lo hace todavía a la defensiva. Genial heredo el orgullo del troglodita.
—Esta bien, los dos son lo más hermoso que yo tengo—les digo, más mi hija me mira con los ojos entrecerrados, dudosa—además ustedes no tienen por donde salir feos ¿tu papá es feo? —le pregunto a mi hija quien sonríe si poder evitarlo—¿Yo soy fea o que?
Se ríe negando con la cabeza, Owen se aparta un poco cuando le hago cosquillas haciendo que se ría a carcajadas mientras mi hijo niega con la cabeza mirando todo con expresión aburrida.
La siento en mi regazo llenándola de besos, tiene las mejillas sonrojadas y el pelo totalmente despeinado, se lo acomodo un poco mientras ella pelea con el hermano por la visita de Amelie en unos días.
Cosa que también significa que va a venir Emma quien cabe mencionar esta desaparecida, no contesta cuando la llamo ni responde mis llamadas, luego de Groenlandia ella se quedo en el departamento que tiene aquí en Moscú, todavía sigue aprendiendo sobre el manejo, creación y distribución de armas de la mafia rusa.
Esta aprendiendo todo sobre el negocio pero me preocupa un poco que de la nada deje de llamar o contestar los mensajes.
Paso el resto de la tarde con los mellizos jugando un rato en el que pude conseguir que Milenka se dejara peinar, parecerá cualquier cosa pero es todo un logro para mi, ya que mi querida hija heredo mi terquedad mezclada con el orgullo de su papá.
Interesante mezcla de genes. La noche cae luego de unas horas y con ella la llegada del coronel, en cuanto cruza la puerta Milenka se levanta de su lugar para ir con el quien la recibe cargándola en sus brazos. El estar aquí hace casi dos meses me han permitido apreciar una parte de mi marido la cual desde que supe que estaba embarazada tenia curiosidad por conocer.
Muchos dicen que según la forma en la que fuimos criados se tiende a repetir nuestra misma crianza, ya sean actitudes, prejuicios y demás. Por mi parte pese a lo de Luciana puedo decir que crecí rodeada del amor de Rick, mis tíos y tías, hermanas y demás. Quienes no tenían limitaciones a la hora de consentirme o mimarme.
Pero la gran duda era el coronel, quien por el contrario tuvo un padre ausente y estricto, Sara es otro asunto ya que Recce en su momento me contó que Alex no la dejaba visitar a Christopher, no es excusa para no verlo, pero estuvo ausente ese es el punto.
El coronel se volvió un rebelde en su adolescencia apartándose del lado de su familia al empezar con las peleas callejeras y establecer lazos con los Mascherano.
Sus acciones me llevaron a temer a que se volviera a repetir esa historia o que fuera peor. Pero es todo lo contrario ya que muchas veces decide trabajar desde aquí la mayoría del tiempo y se enoja cuando se tiene que ausentar mucho tiempo o no puede regresar.
Son pequeñas acciones las cuales me hacen amarlo más, porque se deja molestar por Milenka, consintiéndola cuando le agarra el capricho por cualquier cosa. Con Owen comparten prácticamente la misma actitud, pero muchas veces se encierra con el en el despacho donde le dice que preste atención para que aprenda o cosas tan simples como dejarlos dormir sobre su pecho o ver cualquier cosa que pase en la televisión.
No se si es el mejor padre del mundo solo se que aunque no lo diga busca no ser como sus padres.
¿Es cosa mía o se ve más atractivo como papá? —¡Cabezota! Mi madrina va a venir a visitarme—le cuenta Milenka prácticamente gritando—le voy a poder mostrar la ropa que me compro mi mamá hoy.
El coronel me mira unos segundos antes mirar otra vez a Milenka que sigue en sus brazos.
—¿Por qué haces tanto escándalo? —pregunta el coronel—y por vigésima vez, tu no tienes madrina.
—Es porque ya estas viejito y no se si me escuchas—se burla mi hija haciéndome soltar una carcajada que termina cuando el coronel me mira mal.
La nana entra a la sala a avisar que la cena ya está lista, el coronel baja a Milenka de sus brazos alegando que no tiene hambre y antes de que pueda decir algo se encierra en el despacho.
—¿No que cabezota tenia que comer?
Me levanto y camino hasta mi hija poniéndome a su altura tomando sus manos con las mías.
—Si, déjame que yo hablo con el ahora ve con tu hermano a cenar.
Asiente recelosa pero hace caso yéndose con el hermano al comedor.
Respiro hondo antes de encaminarme hacia el despacho. Abro la puerta y lo encuentro revisando unos papeles los cuales deja de mirar cuando nota mi presencia, detesto su actitud distante y procuro ignorarla para no mandarlo a la mierda.
—Ya dije que no tengo hambre—dice indiferente regresando la mirada a los papeles que tiene en la mano.
—¿Se puede saber que demonios te pasa ahora?— pregunto acercándome a su escritorio apoyando las manos sobre la madera—¿Vas a seguir con la pataleta que tienes hace dos días?
—A mi no me pasa nada.
—¿No? Muy bien.
Rodeo el escritorio quitándole los papeles de la mano apoyando las mías en el reposabrazos de su silla, dejando mi rostro a centímetros del suyo.
—Rachel vete, quiero estar solo.
Aprieto la mandíbula con ganas de golpearlo y acabar con el puto autocontrol que se carga.
—¿Por qué no reclamas de una maldita vez y acabamos con esto de una vez por todas? Porque estoy harta de esta mierda, pero sobretodo que sigas negándome lo que es mío.
—¿Por qué no llamas a tu “viejo amigo” y que te ayude con eso?—inquiere.
Me separo dándole la espalda, dispuesta a picarlo donde tiene que ser para que explote de una vez.
—Tienes razón, debería llamarlo quien sabe y es de los que les gusta repetir…buenas experiencias pero con más ganas.—digo volteando cuando digo esto último.
Aprieta la mandíbula y tensa los hombros apretando los puños. Esta en cuenta regresiva.
—¿Buenas experiencias?—se burla buscando disimular lo que le pasa—no has tenido mejores “experiencias” que yo Rachel, ni las tendrás.
Sonrío arrogante al ver que puso su ego en la mesa, y a mi me encanta jugar con eso.
—Estabas muerto, y digamos que Antoni le dedicaba más tiempo a su laboratorio y a la prima de Ángela que a mi, además William no es Bratt, ni mucho menos es Stefan—me encojo de hombros.
Enarca una ceja con la respiración levemente agitada y su cuerpo más tenso que antes. Muerdo mi labio inferior conteniendo la satisfacción que me surge de verlo así, se ve más follable cuando se enoja.
—No me prometió el cielo ni nada que se le parezca—me acerco de nuevo a el sentándome sobre el escritorio—me llevó a el y eso lo pone en los términos de “buenas experiencias”.
Se levanta cerniéndose sobre mi apoyando las manos en el escritorio a cada lado de mi cuerpo, su aliento se mezcla con el mío y su mirada choca con la mía envolviéndonos en una burbuja cargada de tensión sexual, celos y rabia.
Detesto que mi cuerpo se acostumbro a follar a diario, a amanecer con el dentro de mi con sus gruñidos y jadeos en mi oído poniendo a vibrar a mi cuerpo con los empellones que lanzaba en mi interior poniéndome a ver estrellas.
—No me busques Rachel, no me busques—murmura contra mis labios.
—Yo te busco si se me da la gana—coloco mis manos en su cuello sintiéndolo totalmente tenso—no quiero esta puta intermitencia otra vez, tanta mierda…
Cierro los ojos apoyando mi frente contra la suya y deja que rodee su cuerpo con mis brazos.
—Yo te amo—confieso—y eso no cambio, ni estando lejos, peleados ni muertos, estoy aquí porque tu y mis hijos son mi familia, la familia que tu y yo hicimos hace poco más de tres años y que por una mierda u otra no pudimos disfrutar.
Deja una de sus manos en mi cintura y coloca la otra en mi mejilla haciendo que lo mire a los ojos.
—Hay cosas que no puedes cambiar Rachel y en estos momentos soy yo quien no quiere estar contigo.
Es lo último que dice antes de apartarse y salir del despacho dejándome con un puto nudo en la garganta y los ojos me pican con ganas de llorar.
Cierro los ojos detestando esta situación, esto es lo que ocasiona el volver a estar con el, me devuelve a la Rachel que ha estado muerta estos años por una sola razón y era para que este tipo de cosas no dolieran, no importaran.
Y que a lo mejor debería seguir estándolo.
A la mierda esto de esperar algo de él, volví a dejarme ver vulnerable a sus ojos y ¿que hizo? Seguir en su papel de hombre con el orgullo herido.
Hay cosas que es mejor no soltar nunca.
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Hasta aquí la primera parte.
¿Qué les pareció? ¿Quéestarápasando con Emma? ¿El coronel querrá seguir con Rachel?
¿Qué les parece la nueva portada del fic?
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