CAPITULO 29

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Rachel

Varsovia.

Pesadillas.

Sus manos recorren mi cuerpo sin tapujos sin dejar de lanzar embates violentos en mi interior. Cada empuje duele como si me desgarraran desde dentro.

Las lágrimas me empapan el rostro mientras su boca deja en rastro de saliva por mi cuello, no se detiene obligándome a apretar los ojos cada que remueve la aguja en mi cuello.

—Principessa..—murmura tomando mis lágrimas con su lengua.

Aprieto los ojos con la brutalidad que ejerce, la entrepierna me arde y mi boca suelta quejidos de dolor, el asco me invade y siento que no puedo más, la imagen de mis hijos viene a mi cabeza...

La cabeza me da vueltas y siento un metal frío y filoso sobre mi cuello, me encuentro con el negro de sus ojos presiona la navaja en mi cuello y...

Me levanto de un sobresalto el corazón se me quiere salir del pecho, la cabeza me da vueltas a la vez que las lágrimas inundan mis ojos. Me encojo en la cama abrazando mis piernas, siento que me llaman pero no quiero escuchar nada.

Las imágenes se repiten en mi mente sin parar, el estómago se me revuelve e ignoro los llamados de Christopher y corro al baño vaciando mi estomago. El pecho me duele, y las arcadas son tan violentas que en alcanzo a ver pequeñas gotas de sangre en el vomito.

—Nena...—aparece el coronel.

Termino. Las fuerzas se me acaban y termino recostando la espalda en la pared, el sudor me cubre la frente y mi respiración es un desastre. El mareo es insoportable y me es difícil enfocar al hombre frente a mi, pasan varios segundos en los que mi vista se aclara poco a poco.

—Déjame sola, no quiero verte.—el baja la mirada al suelo antes de irse.

Me incorporo luego de unos minutos abriendo el agua de la ducha, no se cuanto tiempo me quedo bajo el agua solo se que mis sollozos y mis lagrimas se van con el agua, el asco por mi cuerpo se va con la violencia a la hora de restregar mis brazos.

Solo se que no quiero nada de Antoni en mi cuerpo, suficiente con tenerlo en mi cabeza.

Quiero borrar cada uno de sus besos, cada una de sus caricias. Quiero arrancar de mi mente que alguna vez le permití tocarme, el haber dejado que me invadiera y humillara de la manera en que lo hizo.

Cierro el agua saliendo de la ducha, me seco el cuerpo y el cabello, al verme en el espejo tengo los ojos rojos al igual que la nariz. Lo ignoro colocándome ropa interior nueva y la camiseta del coronel.

No esta en la habitación por lo que salgo al pasillo encontrándolo en la cocina, no me ha visto pero tengo que hacer un esfuerzo sobrehumano para no sonreír como imbécil al verlo cortar varias frutas dejándolas en un plato, mientras en otro hay huevos con tocino.

Esta de espaldas solo con unos pantalones y sin playera, el tatuaje de MM con las serpientes adorna su espalda. Es temprano todavía y los ventanales del departamento permite ver como el sol empieza a aparecer.

Que me haga otro hijo...

Sacudo la cabeza sacando el pensamiento de mi cabeza.

—Quiero saber donde esta mi marido—voltea dejando una taza de café en la mesada—aquel que dijo que no era de romanticismos.

Rueda los ojos sacándome una sonrisa, me siento en uno de los taburetes; tomando un pedazo de manzana del plato.

Por un momento me siento como hace unos años, en la noche donde lo obligue a bailar conmigo frente a la chimenea de su departamento en Londres. Poco más de siete años después terminamos casados con unos mellizos traviesos y un bebé en camino.

Fanfic Chrischel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora