Rachel
Un final, ¿feliz?
Cierro los ojos disfrutando del aroma a sal que invade mi nariz y con el viento que azota mi cabello con el sol asomándose a lo lejos en el mar creando un espectáculo visual perfecto.
Estamos en las Maldivas, mas exactamente en la casa donde con el coronel pasamos nuestra luna de miel. Mi mente me transporta unos siete años atrás donde después de una ducha y un par de miradas extrañas por parte del ahora ministro me dijo que mi embarazo empezaba a notarse.
Hoy siete años después regresamos después de tantas batallas y guerras con cuatro hijos y mas enamorados que nunca.
Si, cuatro hijos porque solo a nosotros se nos ocurre no cuidarnos después del segundo cumpleaños de Belia.
El recuerdo de la cara de mi marido después de que se lo dije sigue en mi memoria, su cara de sorpresa mezclado con preocupación me hizo temer un poco. Ya que en nuestros planes jamás estuvo tener otro hijo después de la pequeña Beli y menos en tan poco tiempo.
Pero bueno, son cosas que pasan y no seria un niño menos amado por no ser planeado. Los planes no son lo nuestro y es que Christopher tenia razón, con tantas ganas puede pasar cualquier cosa.
Unos nueve meses después nació Reece Morgan James, mi pequeño príncipe de ojos grises y cabello oscuro el cual se robo mi corazon en cuanto lo tuve en mis brazos. Es igual a su padre en todo menos en personalidad ya que es un niño muy travieso y encantador.
El mas emocionado podría decirse que fue mi suegro ya que luego del parto no pudo evitar soltar unas cuantas lagrimas mientras lo sostenía contra su pecho con una delicadeza que pocas veces vi en un Morgan. Lo arrullo durante varios minutos antes de devolverlo a su cuna sin despegarse de su lado, solía dejarlo darle su formula o cosas tan simples como cambiarle los mamelucos.
Cuando trataba de ayudarlo me decía que lo deje hacerlo solo y que se volvió un experto con Christopher porque, según sus palabras, mi marido no era el niño mas quieto y tranquilo del mundo. Siempre se ponía a llorar y todo empeoro una vez aprendió a caminar, ya que era fanático de correr desnudo por todo High Garden.
Yo me muero de la risa con sus historias imaginando a mi marido como un pequeño revoltoso corriendo por toda la casa totalmente desnudo.
Aunque eso no es como que cambiara mucho con los años.
Como si lo invocara siento unos brazos rodearme por la espalda regando besos por mis hombros tomando mi barbilla con sus manos volteando mis rostro antes de plantar sus labios contra los míos.
Los dulces labios de mi marido se mueven contra los míos con pericia acelerando mi respiración. El tacto de su lengua me enloquece haciéndome voltear por completo envolviendo mis brazos en su cuello con el sol sobre nosotros.
Baja sus manos por mi espalda hasta dejarlas sobre mis glúteos los cuales aprieta arrancándome un jadeo que se pierde en su boca, roza su nariz con la mía antes de soltar mis labios por la falta de aire.
—¿Qué haces despierta tan temprano?—pregunta—por lo general duermes hasta el medio día.
Me río disfrutando de lo sexy que se ve con la piel algo bronceada y el cabello revuelto.
—Nada, solo recordaba nuestra luna de miel.
—Claro, esa donde me hiciste matar a un idiota y a su pantera.—ruedo los ojos.
—Me obligaste a llegar a ese punto—le recuerdo— y no, me acordaba de cuando mi embarazo empezó a notarse.
Rueda los ojos besándome de nuevo levantándome de suelo haciendo que envuelva mis piernas alrededor de su torso, camina conmigo de vuelta a la habitación sentándose en la cama conmigo encima.

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Fanfic Chrischel
Roman d'amourTodo lo que sucederá en este fanfic es a lo que mi cabeza se imagina que paso unas 2 o 3 semanas después de la última actualización de Deseo. Si ya se soy otra loca que anda con tanta teoría en la cabeza que de creo un fanfic. Por eso les pido que...