CAPITULO 10

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Rachel
 
Moscú
 
Regreso a casa.
 
El calor me envuelve al despertar con esa sensación de tranquilidad que hace mucho no tenía, apenas y abro los ojos para comprobar que esta amaneciendo y de la compañía del hombre con el que me case. El cual me tiene apresada entre sus brazos con mi espalda pegada a su pecho, sus piernas entrelazadas con las mías y su respiración en mi cuello.
 
Mis pensamientos no paran de rondar en la conversación que tuvimos anoche, el volverlo a ver causó estragos en mi más de los que imaginé que tendría, me olvide del mundo en cuando sus labios tocaron los míos y su calor me envolvió en una burbuja donde no quise soltarlo por quedarme en la seguridad de sus brazos. Lo extrañe con mi vida y detesto la sola idea de tener que volver a acostumbrarme a su ausencia.
 
Hoy saldrán los resultados de los exámenes que le hicieron y según de como salgan se podrá ir a casa o no, se que esta bien en todo lo que hablamos anoche note que no tiene secuelas ni nada de lo que preocuparse, esta más que bien ya que por poco y no me arranca la ropa en cuanto me vio.
 
Tampoco voy a excusarme, el hecho de que solo lo cubra un bóxer no me ayuda para nada, ya que lo único que quiero desde anoche es follarlo hasta que mi cuerpo no pueda más, más el hecho de que toda la maldita noche me restregara en el culo la turgente erección que se carga no me ayuda para nada.
 
Luego de unos minutos trato de levantarme pero no me lo permite ya que aferra los brazos a mi abdomen impidiendo que pueda soltarme de su agarre.
 
—Deja de moverte—pide somnoliento.
 
—Tengo que ir al baño, aparte en un rato va a llegar el médico—me suelta a las malas y abre los ojos destapándose de la sabana que lo cubría empeorando mi humor al notar como se le remarca el miembro en el bóxer.
 
Mis ojos se niegan a dejar de repasar si cuerpo, no me canso de hacerlo ahora más que nunca ya que las peleas de los últimos años le dieron más músculos, mi respiración se agita al bajar mi mirada a su abdomen marcado y la humedad de mi entrepierna empeora con la punzada que se instala en mi abdomen bajo recalcando el hecho de que hace mucho que no tengo sexo con Christopher.
 
Se incorpora cuando nota que me quede viéndolo como estúpida, toma mi mano dejándome de pie junto a la cama mientras el se sienta en el borde de esta mirándome a los ojos, me encanta lo que transmiten al mirarme con ese Deseo intacto el cual me enciende a niveles cósmicos dándole a mi cuerpo órdenes las cuales mi cerebro rechaza por el lugar donde estamos y por la incertidumbre de no saber si hay algo de lo que deba preocuparme.
 
Pero poco le importa ya que me saca la camiseta dejando mi cuerpo descubierto en el que reparte varios besos por mi abdomen trayendo una imagen totalmente distinta a mis pensamientos, la cual me hace tragar entero cuando mi mente me lleva a nuestra luna de miel donde fue el primero en notar el avance de mi embarazo.
 
Deja un último beso sobre el pircing que adorna mi abdomen antes de que tome su rostro con mis manos llevando sus labios a los míos, me corresponde dejando que me abra paso por su boca en un beso lento y húmedo lleno de todos los sentimientos que tengo por el.
 
Toma mis caderas sentándome a horcajadas sobre el con mi sexo rozando su erección haciéndome soltar un jadeo contra su boca. El calor aumenta dándole paso a besos mas urgidos, llenos de hambre donde ninguno de los dos está dispuesto a darle el control al otro.
 
Una de sus manos toma mi rostro y la otra en torno a mi cintura indicándome que me siga moviendo sobre el creando ese roce perfecto que a los dos nos pone a jadear buscando más contacto. A la mierda todo bajo mis manos bajando la tela del bóxer liberando su erección tomándola con mis manos acariciando la punta con mi pulgar mientras el suelta un gruñido bajo contra mis labios mirando atento lo que hago.
 
—¿Nada de movimientos bruscos? ¿Va a tener consideración, Teniente? —pregunta pasándose la lengua por los labios hinchados por mis besos.
 
—¿Quieres que te tenga consideración? —niega — entonces vas a ser complaciente conmigo, porque esto en tu culpa—acuso mirándolo severa haciendo que sonría malicioso.
 
—¿Mi culpa? —pregunta inocente — yo no hice nada.
 
—Que estés tan follable si es tu maldita culpa —le digo mientras empiezo a mover mi mano sobre su erección de forma lenta, torturándolo.— tenemos poco tiempo para esto antes de que venga el médico, Coronel ¿podrá?
 
Roza sus labios con los míos besando mi mandíbula mientras sus dedos apartan mis bragas mientras tomo su miembro llevándolo a mi entrada mi respiración se acelera cuando poco a poco dejo que se abra paso en mi interior, apoyo mi frente contra la suya bajando por completo sintiéndolo hasta el último centímetro de mi canal que lo recibe gustoso.
 
Lo beso mientras mis caderas se mueven complaciéndonos a los dos cuando me muevo de adelante hacia atrás mientras aferra sus manos a mis caderas motivándome a moverme más rápido y lo hago acelero los saltos sobre su polla mientras ahogo mis gemidos en su boca enterrando mis uñas en sus hombros con cada salto.
 
Suelta mi boca llevando uno de mis pechos a su boca arremolinando la lengua en uno de mis pezones enviando descargas de placer a mi epicentro ante al delicioso morbo que me genera el verlo prendido de mis pechos, muerde, chupa todo lo que quiere hasta dejarlo rojo y necesitado de más.
 
Acelera sus embestidas una vez mi cuerpo se tensa avisando la llegada del orgasmo, acelero los saltos mientras mis caderas chocando con las suyas, hecho la cabeza hacia atrás presa de las deliciosas sensaciones que me invaden, lo abrazo cuando mi clímax llega aferrándome a su cuello mientras el hace lo mismo susurrando todas las perversiones  que quiere hacerme.
 
—Chris… más por favor…—pido en medio de gemidos.
 
—Joder… nena estas muy caliente…—siento como se tensa acelerando el ritmo de sus embestidas catapultándome a un delicioso orgasmo el cual me deja sin señales de inteligencia.
 
Tomo su rostro con mis manos llevando mis labios a los suyos mientras el no deja de embestir hasta correrse hundiéndose en mi interior hasta vaciarse, dejándome llena y satisfecha.
 
Su aliento se funde con el mío al momento de separar nuestros labios, mis ojos conectan con los suyos instalando en mi pecho esa sensación de calidez que siento en momentos como este, donde es totalmente mío, porque lo es y lo seguirá siendo toda la vida.
 
Paso mis manos por su cabello el cual lo tiene desordenado y algunas hebras se pegan a su frente impregnada de sudor, sus ojos no dejan de mirarme, no logro definir como exactamente de que manera, pero me encanta verme reflejada en el gris de sus ojos.
 
—Dilo.
 
—Te amo.
 
Le sonrío dejando un casto beso en sus labios antes de levantarme camino al baño para limpiarme y quitarme el aspecto de recién follada que de seguro debo tener. Siento mis mejillas ardiendo aparte de una leve capa de sudor cubriendo mi cuerpo.
 
Tal cosa queda comprobada cuando al mirarme al espejo no solo noto todo lo anterior sino que mis ojos reparan en las marcas que tengo en el pecho y gran parte de mi cuello, mi cabello esta hecho un desastre y mis labios totalmente hinchados y rojos.
 
Me doy una ducha rápida para quitar el sudor y los restos de semen que cayeron por mis muslos. Salgo sacándome el cabello con la toalla cuando en el espejo noto las marcas que me hizo no se borran.
 
Hijo de puta aparece a mi espalda reparándome con una mirada llena de satisfacción, me sonríe poniéndose a mi espalda rodeándome con sus brazos besando mi cuello, cabe aclarar que el esta igual o peor que yo, labios hinchados, cabello desordenado, algunas manchas rojas por su cuello finalizando con los arañazos en sus hombros y bíceps.
 
Que rico.
 
—Te traje ropa anoche —le digo —ya debe estar por llegar el médico, báñate.
 
—Báñate conmigo —me toma de la mano llevándome a la ducha.
 
—Amor si entro ahí contigo nos vamos a demorar más—le digo dejando un beso en sus labios —Aparte tengo que llamar a la casa para preguntar por los mellizos.
 
Me pone mala cara pero me suelta metiéndose en la ducha, salgo tomando mi teléfono llamando a Sam, se quedo con los mellizos después de aterrizar. Se fue con Dalton e Ivan y Death y Make vinieron conmigo.
 
El celular suena pero no contesta, vuelvo a intentar otra vez y salta al buzón la preocupación llega pero vuelvo a intentar y contesta al tercer tono, la parte rara es que la siento agitada.
 
—¿Sam? ¿Por qué no me contestabas? Te llame dos veces y nada ¿Pasa algo con los mellizos? —pregunto preocupada.
 
—Yo… estoy bien, tranquila los mellizos están viendo películas en la sala… todo esta en orden —responde como si le faltara el aire.
 
Siento ruido alrededor pero no logro distinguir de qué se trata.
 
—¿Segura que estás bien? Te escucho agitada.
 
—Estoy bien… tranquila yo… estuve jugando con Milenka ya sabes lo inquieta que es —suelta una risa nerviosa haciendo que frunza el ceño.
 
¿A esta que le pico? De las últimas personas que me imagino estando nerviosa como si estuviera cometiendo un delito es a Sam.
 
—¿Ya vienes? —pregunta ya un poco más calmada.
 
—Si, en cuanto sepa sobre los exámenes de Christopher iré a la casa ¿hubo algún problema?
 
—No, solo el hecho de que tu hija hable como un loro y que Owen me mirara como si fuera una cucaracha, fuera de eso todo normal —me río escuchando la puerta del baño abrirse.
 
—Pásamelos quiero hablar con ellos—le pido reparando en Christopher que sale con la toalla alrededor de sus caderas poniéndome a salivar con la imagen de su torso desnudo con algunas gotas de agua cayendo por su pecho.
 
—¿Mami? —espabilo al escuchar la voz de mi hija —¿Cuándo vienes con cabezota?
 
—Hola mi amor, ya falta poco para que vayamos a casa—le digo acercándome a Christopher que esta sentado en la cama —¿Estas con Owen?
 
—Sip, te está escuchando desde ayer esta de mal humor porque no vienes —me cuenta.
 
—¡Eres una chismosa! —grita Owen enojado al otro lado.
 
—Ya tranquilos, ¿quieren hablar con su papá?
 
Christopher me mira mal pero toma el celular cuando se lo extiendo.
 
—¡Cabezota! Me dijo mi mamá que estabas enfermo, estaba triste así que yo la cuide.— Christopher me mira divertido ante las palabras de mi hija.
 
Owen tiene razón.
 
Y así pasan como veinte minutos donde Milenka le cuenta Christopher todo lo que hizo estas tres semanas, claro el no pudo con su genio y se encargo de hacerla enojar, y yo descubrí que tengo tres hijos en vez de dos.
 
Tuvimos que colgarles cuando llego el médico, no sin antes de la clásica discusión sobre la vaca que quiere Milenka.
 
—Muy bien, señores Morgan hoy en la mañana recibí los resultados de los exámenes y podemos descartar algún daño en su cerebro y su sistema motriz—informa — con el transcurrir de los días puede sentir ligeros dolores de cabeza o mareos, pero con el tiempo desaparecerán.
 
Asiento recibiendo los medicamentos que me da en caso de que los dolores de cabeza sean fuertes.
 
—En el tiempo que estuvo despierto —me mira—¿hubo algún tipo de problema?
 
Miro a Christopher quien me mira sugerente esperando una respuesta de mi parte.
 
—No, ha estado muy bien, muy bien.
 
El doctor asiente y no hay rastro de que haya entendido el doble sentido en mis palabras.
 
—Una cosa más, en algunos de sus exámenes notamos bajos algunos valores—asiento se ha lo que se refiere — lo mejor es que no se salte las comidas y mantener una dieta fuerte en proteínas y vitaminas.
 
Miro a Christopher el cual solo rueda los ojos.
 
Sin mediar palabra más el doctor nos entrega el alta para salir de aquí, llamo a Alex avisándole que ya salimos. El camino a casa se hace corto ya que me pide que le cuente más a detalle todo lo que ha pasado.
 
—Respecto a la discusión que tuvimos antes de todo esto…—trato de hablar pero me corta.
 
—Ya Alex me regaño por eso no te preocupes—frunzo el ceño ante sus palabras—y no, no pienso lo que tu crees respecto a los mellizos ni mucho menos a nuestro matrimonio.
 
Me asombran sus palabras lo dijo como solo el puede hacerlo directo y sin anestesia dejándome sin palabras, tomo su mano sin soltar el volante acariciando el anillo que adorna uno de sus dedos.
 
—Aparte te mereces un premio por no volverte loca estando con ellos tres semanas sola—Dice de la nada haciéndome reír—sobre todo en la parte de poder dormir con Milenka sin que te despiertes con ella debajo de las costillas.
 
—Oye, que conste que tu lo dijiste ¿Qué premio me gane, según tu?
 
—Tengo varios en mente —se desabrocha el cinturón acercando su boca a mi cuello donde reparte varios besos —Necesito un día entero de sexo con usted teniente…
 
Reparte varios besos por mi cuello, sus manos no se quedan quietas recorren mis muslos descubiertos, la humedad en mi entrepierna aumenta volviéndose molesta incluso.
 
—Chris… aquí no… —jadeo cuando chupa en una zona sensible.
 
—Quiero más —Dice tomando mi mano libre poniéndola sobre su entrepierna para que note lo duro que esta— yo siempre quiero mas de usted Teniente.
 
Maldigo que pueda prenderme en menos de nada por lo que alcanzo a ver a un costado de la carretera un camino oculto tras unos árboles, tomo el camino estacionado el auto detrás de un árbol.
 
Me quito el cinturón poniéndome a horcajadas sobre su regazo, pasa las manos por mis muslos hasta llegar al elástico de mis bragas no me las quita, las rompe hundiendo dos dedos en mi interior estimulándome con mi humedad.
 
Mueve los dedos de forma deliciosa, la humedad aumenta y trato de reprimir todo clavando las uñas en sus hombros.

Fanfic Chrischel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora