Nunca me había sentido así 15

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Nick me deja solo en el baño del colegio y se va a clase. Estoy aturdido, excitado y sorprendido. No sabía que Nick Nelson pudiera tener este efecto en mí. No sabía que nadie pudiera. Siquiera soy capaz aún de asimilarlo por completo, porque cada vez que me toca siento algo distinto. Ayer en su cama me sentí abrumado. Después calidez. Ahora excitación. Me quedo unos minutos respirando hondo al lado del lavabo para recomponerme y me voy al aula. Nick ya está sentado donde le corresponde y me mira desde su asiento. Me sonríe cuando entro en clase y yo hago lo mismo con algo de timidez. Me siento a su lado y le saludo con un tímido "hola", que contesta sin dudar. Tras un par de segundos de mirarnos fijamente, giramos la vista a nuestros respectivos pupitres. El profesor Lange entra con su mala leche habitual y pasa lista. 

Intento pasar esa hora concentrándome en mis libros, o en cualquier cosa que no sea el tipo que tengo al lado. Pero me resulta muy complicado. Es como si pudiera respirar su olor dulce cada segundo que inhalo, como si en vez de estar a mi lado estuviera encima de mí. 

Ese pensamiento fugaz hace un efecto inmediato en mi entrepierna. Cierro los ojos. 

"¿Te pasa algo?"-susurra Nick mirándome a los labios-

"¿Qué? No, no. Estoy bien" -susurro yo también, más bajo incluso-

Se acerca a mi oído. Nadie se percata, estamos sentados demasiado cerca. Ay, dios. Este tío se ha propuesto matarme, y lo está haciendo demasiado bien.

"Yo creo que sí que te pasa algo. ¿Por qué estás tan nervioso?"

Por el amor de dios.

Sentir su aliento en mi oído empeora mi erección y me transporta directamente al momento de hace cuarenta y cinco minutos en el baño, donde se me ha lanzado con un beso fuerte y apasionado.

Cierro los ojos, sonrojado, y decido confesar.

"Me... me ha gustado el beso que me diste". -susurro en un tono prácticamente imperceptible-

Me mira callado y con cara de póquer.

"¿Cuál de todos?"-susurra de nuevo, muy, muy bajito-

Dios santo. Hoy es el último día de mi vida, seguro.

Me muevo un par de centímetros para estar más cerca de él, asegurándome de que nadie puede oírme siquiera respirar.

"T-todos... pero decía el de hace un rato".

"¿Lo del baño?"

Madre mía.

Asiento en silencio y me arden las mejillas.

Me mira serio un segundo y finalmente relaja el gesto esbozando una sonrisa tierna. Es tan dulce, todo él lo es.

"¿Por?"-es peor que mi hermana, le gusta hacerme sufrir-

"Me gustó... mucho".-confieso incapaz de pronunciar otras palabras que se acercarían más a cómo me siento-

"¿Te has... excitado?"-y me mira fijamente-

Lo suelta así, tan tranquilo, como si me hubiera dado los simples buenos días. El hecho de pronunciarlo en voz alta con su tono suave y moderado hace que tenga que parpadear dos segundos antes de contestar de nuevo.

Asiento en silencio otra vez, y en esta ocasión sonríe como... enternecido. ¿Le parezco tierno, en serio?

Pronuncia un silenciado "yo también" que puedo leer en sus labios y entonces, suena el timbre.

Vuelvo al baño para echarme agua de nuevo. Parece que mis hormonas han decidido trabajar todas de golpe en los últimos dos días en vez de progresivamente a lo largo de mi adolescencia. O quizá es que no había encontrado a la persona que las hiciera revivir.

Nunca me había sentido así.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora