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Estan estos días en lo que todo se siente mal, pero ella me mira con esos ojitos pequeñitos y lamento, lamento traerla aquí donde no tengo nada, solo una sonrisa para no espantarla. Luego están estos momentos, en este día, dónde la miro a los ojos y pienso, me disculpo en mi mente porque ella no me entendería, pero le pido perdón por no darle una familia, por ser solo yo intentando ser ambos papeles y fracasando horriblemente, por enojarme y no ser estable. Y como me gustaría que supiera que la primera vez que la  vi a sus ojitos sentí que me salvaba la vida,  que el agarre de su manito me mantiene firme en una cuerda a punto de romperse, que cuando dice mamá se me hace difícil creer que realmente soy yo la afortunada de tenerla, pero que cuando dice papá me rompe el alma porque está ausente, que no soporte el daño y tuve que marcharme. Podría mirarla todo el día a esos ojitos que se achican con una sonrisa y no podría explicarle porque saber de ella, salvó mi vida y me dió un coraje que ya no tenía.
-K.

Una o mil estaciones.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora