Una o mil estaciones.

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Invierno por fin has llegado, algunas cosas han cambiado y es que deje de creer en el destino, en las casualidad y aquello que tu solías llamar milagro te pido que no culpes a otoño por hacerme cambiar, yo misma lo elegí así.
No le encuentro sentido a lo que escribo y lo que dibujo tiene más color, ya no le pido ayuda a ese señor que se supone es el creador ¿por qué hacerlo si nunca me ayudo?
Mi esperanza se visto forzada a cambiar un poco y esto no es más que una carta con miles de sentidos para que se la entregues a mi yo de niña que se sienta frente al espejo y no deja de observar cada parte de su rostro, dile que es hermosa quizás así deje de evitar mi reflejo, otoño susurro que deberías darle de consejo las barreras no siempre son buenas, deberías alejarla un poco del frío porque solo llora cuando de ficción se trata si no lee, no lo puede hacer gritale que tiene corazón y que ella puede, puede con todo pero no con si misma, aun no me rindo en luchar y ganar.
Primavera sabe, las voces son más fuerte y las sombras más frecuentes, lees bien amigo mío sombras... Han vuelto más fuertes y están en todos lados con esos horribles sonidos que hacen.
Verano dice que deje de esperar algo que no llegara, que solo esta en los libros y que se canso de intentar cumplirlo, no lo culpo porque yo igual me canse, seré sincera invierno hoy soy más cobarde que ayer deseo morir antes que hacer daño por eso la lucha debería terminar luego no soy alguien fuerte y lo sabes mejor que nadie.
Invierno llévame contigo cuando te vayas.
-A.