-Hola, Bella.— Saluda Chelsy al entrar a casa y ve a Bella sentada en el sofá, con unos papeles en mano.
-Hey, Chelsy.— Responde Bella, que levanta la mirada pero luego, se fija en los papeles.
-¿Puedo hablar contigo?
Al escuchar eso, Bella levanta la vista y le presta toda su atención, se acomoda en el sofá.
-Claro, siéntate. — Chelsy se sienta frente a Bella.— ¿Qué pasa?
-Sé qué juntas podemos sacar la casa adelante, con los gastos y todo eso, de hecho tú podrías hacerlo sola, pero bueno. Tengo un amigo y está pasando por una crisis familiar, una muy fuerte y no tiene dónde ir.
-Sí...
-Y pues, antes de ofrecerle una estadía aquí, tenía que hablar contigo. Obviamente, nos ayudaría con los gastos el tiempo que se quede. También, sería bueno tener más gente aquí, solo somos tu y yo con seis habitaciones de sobra. ¿Qué opinas?
-Está bien por mí, solamente pido que no se meta en mis cosas ni que me diga qué tengo qué hacer, sabes bien que eso me cabrea.
-Sí, claro, por eso no habrá problema.
-¿Cuándo vendría el chico?
-Ahora, los problemas en casa ya no los soporta. De hecho, le hablaré ahorita.
Chelsy saca su móvil y teclea un número, para luego llevárselo a la oreja.
-Hola, Aarón, ¿Cómo vas, hermano? Sí... mira hable con mi compañera de casa y está de acuerdo en que te quedes con nosotros... Está bien por mi... ¿A qué horas?... vale, sí... adiós.— Cuelga la llamada.
Bella juguetea con sus papeles, que son recibos, papeles de la Academia y una carta de su madre. Chelsy fija su mirada en Bella.
-Listo, empacara sus cosas y estará aquí dentro de una hora y media. Gracias por aceptar, él es un buen amigo mío.— Chelsy le da un leve apretón a la rodilla de Bella y se va. Bella asiente y se levanta con sus papeles y va a su habitación, que se encuentra en el piso de arriba y es la última habitación del pasillo. Jamás ha llevado a un tipo a su habitación. Al llegar, deja los papeles sobre la cama menos el sobre de la carta de su madre, camina hacía el balcón y se recuesta con los codos sobre el cemento y abre la carta.
Querida Bella:
¡Jamás había mandado una carta! Ya sabes, por la tecnología y eso. Espero que estés bien, mi niña. No sabes cuánto te extraño, quisiera que vinieras a visitarme, pero sé qué no regresarías a este país. Solo quería decirte que te quiero y que me llames. ¡Nunca me llamas! Mejor otras personas sí lo hacen... pero te amo y a ver cuándo nos vemos por esa cosa del demonio llamada laptop. ¿Te conté qué la boutique va de mejor a excelente? ¡Pues es así! Estoy invitada a la alfombra roja y unas artistas quieren mis diseños para esa misma ocasión. ¡Es espectacular! Amor, espero que estés pasándola bien y que en el trabajo también te esté yendo bien. Papá y yo te amamos y te extrañamos. Besos, mi niña.
Al leer la carta, algo muy dentro de ella se mueve, se debilita pero rápidamente lo enfría.
-Yo también te amo, mamá.— Desde hace seis años que no decía tales palabras. Estás son susurradas al viento.— También lo hago.
Dobla la carta y la mantiene entre sus manos, luego, escucha risas en la sala principal, por lo que se voltea y deja la carta en un cajón. ¿En qué momento llegó el chico y no lo vi?, piensa Bella. ¡Estaba tan concentrada en la carta! Se mira en un espejo y se observa. Hay dos razones por las que alguien se mira mucho en el espejo: se ama mucho o se odia mucho. Adivinen cuál es la razón de ella.
ESTÁS LEYENDO
Whisky & Ron
RomansaLos años han pasado. Seis años, exactamente. Todo ha cambiado. Fiesta y alcohol en Inglaterra. Lágrimas y nostalgia en España. Arabella ha cambiado. James no es el mismo. ¿Cómo es que un amor tan bonito y explosivo puede terminar? Los papeles se h...