No había nada mejor que pasarla en cama con palomitas de maíz y una Coca-Cola mientras que el show en la Academia seguramente daba su inicio. ¿Qué más podía pedir Bella? No estaba trabajando y eso era excelente, aunque tampoco se iría de fiesta. No tenía ánimos. Aún se encontraba en pijama viendo una película a pesar de las horas del día. No había nadie en casa, pues las cosas se habían puesto raras entre Chelsy y Bella, pero no por parte de Bella, pues a ella le daba igual. Pero a Chelsy no, a ella le gustaba mucho y sabía que Bella no era lesbiana como para seguirle el juego, sabía que esa era la primera y última vez que pasaba algo entre ellas.
Por otro lado, la banda ya rondaba el campus de la Academia, caminaban y conocían la gran Academia de Música de Inglaterra, los chicos iban relajados y calmados, lo que era una suerte pues, a veces andan muy imperativos y hacen desorden en cualquier lado. No iban vestidos formalmente, pues eso casi no era lo suyo a menos que de verdad fuese una ocasión especial y para ellos esa no era una ocasión especial. Aunque vestían informalmente, se veían guapos y ya no digamos James, que su físico es de infarto. Los alumnos y padres de familia ya estaban sentados en sillas blancas frente a un enorme escenario, los chicos tenían sillas reservadas y fueron a sentarse. Todo estaba preparado.
La película era bastante buena pero Bella empezaba a pensar en muchas cosas y revivir su pasado y odiaba hacer eso, pues, al hacerlo revivía más el dolor y la angustia, se recordaba a sí misma que la felicidad no estaba a su alcance y que se había marchado detrás de su mejor amigo. Y no lo juzgaba, pero lo odiaba por haberse marchado. Lo odiaba y lo amaba. Pero sabía que debía seguir adelante y así lo había hecho, había salido adelante con un pesar en el pecho que no la abandonaba. La gente suele decir que el tiempo arregla las cosas pero no es así, el tiempo solo ayuda a que te acostumbres al dolor. Sabía que él había seguido adelante, sabía que tenía una familia, un trabajo, un hijo y que era feliz. Sabía que no se equivocaba, lo había visto y su madre se lo había confirmado y le creía a su madre, pues, ¿Por qué le mentiría? ¡No había razón! Y saber que el había seguido, era como darle un puñetazo en la boca del estómago. Su mirada estaba perdida y sus pensamiento también, pero su móvil empezó a sonar. Nadie le llamaba a menos que fuese una urgencia. Algo pasaba. Tomó su móvil, viendo que era de la secretaría de la Academia de Música. Frunce el ceño.
-¿Sí?
-¡Hola! Bella te necesito, Adeline no ha llega y tiene que tocar para la presentación, ven por favor. - se escucha la directora muy preocupada.
-Sabe que yo no asisto a eso.
-¡Lo sé! Pero eres la única, además de Adeline, que toca el violín. Por favor...
-No sé...
-¡Por favor! Sabes que yo no te lo pediría si no fuese necesario...
-Oh, no... ¿Es en serio? - Bella mira el techo, decepcionada al saber que iría al maldito show.
-Sí, por favor...
-Vale.
-¿Vale?
-Sí, iré.
Y cuelga. Sabía que eso era una maldición, era una tontera y algo que no quería hacer, ella nunca participaba y no quería hacerlo el día de ahora, por lo que llamó a Adeline, contactarla y decirle, exigirle, que fuese. No le importaba ir a levantarla del cabello. Pero Adeline nunca contestó. Maldita sea.
Era trabajo y aunque sabía que podía renunciar y conseguir otro trabajo, fue a ponerse un vestido color azul que se le acentuaba a su esculpido cuerpo, se maquilla y se arregla el cabello en una simple pero elegante cola de caballo. Se pone unos zapatos de tacón a juego muy altos y una cartera de mano negra. Odiaba su vida. Odiaba a la academia por hacerla ir. Odiaba a Adeline por faltar y perderse en la faz de la tierra. Mantenía su violín en casa, pero sabía que tenía uno en la academia, por lo que se dio unos retoques más, se subió a su auto y se fue. Era un total fastidio. Y para rematar, en el estacionamiento de la academia estaba lleno y no había lugar para su auto. Su móvil no dejaba de sonar y sabía quién era.
-¡Joder! Ya estoy aquí, calmate, no hay espacio para mi auto.
Y colgó. Dejo el auto en plena calle, entre otros autos y se bajo, camina por la academia hasta encontrarse detrás del escenario. Ahí viene corriendo la directora hacía ella.
-¡Gracias al cielo que estás aquí!
-¿Cuál cielo?
-¿Por qué tan negativa? ¡Ya estás aquí! Sales dentro de cinco.
-¡¿Qué?! ¿Y qué tocaré? ¡No me dices nada!
-Improvisa. -- Dice, como si nada.
-¡¿QUÉ?!
-Toma, es tú turno.
Le da el violín y la lanza casi sobre el escenario. Bella por instinto, se mantiene recta y eleva su cabeza, camina muy elegante con frente en alto. No se permite estar nerviosa, pero sus manos tiemblan. No mires al público, no mires a nadie, se dice. Se posiciona frente al público, sin mirar a nadie, así como había dicho. Y empieza a tocar, a improvisar y demostrar en música sus sentimientos aunque nadie lo note.
A James se le ha detenido su corazón. Sus pulmones dejan de pedir aire, se detienen y quedan estupefactos al igual que todo su cuerpo. Los demás chicos también están tensos, estupefactos, saben que James... la ha encontrado. James siente su corazón débil y se retuerce al escuchar la hermosa pero triste melodía que Bella toca. James sabe que es la mujer más hermosa que sus ojos pueden contemplar. Ruega por que deje de mirar al vacío y lo mire a él... quiere que se entere que por fin la había encontrado. Pero ella no lo miraba a él, de hecho, no miraba a nadie y eso le asustaba, pues su mirada estaba perdida entre nada y todo. Bella seguía conmoviendo a la gente con su melodía. Pero su parte del show acabo, hizo una reverencia y se fue del escenario, con los aplausos detrás de ella. Había terminado.
Al salir del escenario, va directamente donde la directora que la mira como si fuese una estrella en un cielo sin ellas, como si fuese la única.
-¡Muchas gracias!
La señora casi la abraza, pero Bella retrocede.
-Claro, ahora, necesito descanso.
Si había echo tal cosa, le sacaría provecho.
-Vale, tomate tres días.
-¿Tres días? ¿En serio? Vale, cómo usted desee, majestad.
Bella iba... enojada, o exasperada, o quizás triste. No lo sabía. Solo quería irse de ahí. Su auto aún seguía a plena calle y como el show no había terminado, la gente aún no se iba y no había creado problemas su auto. Se sube, sin sentir algo realmente definido para ponerle nombre. Se va del lugar, tras solo cumplir su labor y descansar tres días más.
-Estuviste bien, Bella. De verdad.-- habla consigo misma.
La carretera se encuentra vacía pero eso no hace que los sentidos de la chica bajen guardia. Mira por los espejos y se extraña al no ver autos.
-¿Qué demonios? ¿Dónde están todos?
Era algo que no podía controlar el hablar sola, pues mucho tiempo al estar sola y no tener a nadie, lo hacía. No había a nadie que le pidiera opinión o consejos, ella misma se los daba. Eso demostraba que no necesitaba de nadie. De pronto, su mirada recae en un auto negro, un Lexus totalmente polarizado. No le toma importancia y sigue con su camino, aunque no puede evitar acelerar más. Ese auto la estaba persiguiendo. Bella empezó a acelerar más y tratar de esquivar y perder el auto, pero no podía. Dobla una esquina, encontrando tráfico, lo cual agradece pues, así será más fácil perderlo de vista. Y así hizo, se escabulló entre los autos y vio que perdió al auto, ya nadie la perseguía por lo que se dispuso a ir a casa. Su corazón aún latía muy fuerte. Se bajo del auto y escuchó un motor ronronear detrás de ella. ¿Qué jodidos demonios? Bella se mantiene en alerta al ver el mismo auto detrás del suyo, aparcado en la calle. Su mirada inspecciona el auto y su corazón se paraliza de miedo al ver que la puerta se abre. No sale nadie, aún, pero Bella ya se imagina a alguien saliendo con un arma en manos. ¿Qué hago? Puedo gritar...
Pero de esa puerta no sale un tipo con arma en mano. De esa puerta, aparece un James. Bella abre sus ojos, ante tal sorpresa, tanto que casi se salen de sus órbitas. Su corazón, que una vez murió, está latiendo nuevamente y muy fuerte. Él está ahí, tan asustado como ella pero aparentando ser fuerte. Ser fuerte para ella y por ella.
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Whisky & Ron
RomanceLos años han pasado. Seis años, exactamente. Todo ha cambiado. Fiesta y alcohol en Inglaterra. Lágrimas y nostalgia en España. Arabella ha cambiado. James no es el mismo. ¿Cómo es que un amor tan bonito y explosivo puede terminar? Los papeles se h...