CAPÍTULO DIECIOCHO

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Deseó sonreír ante el inminente terror de Otto al verlo en su despacho y escuchar sus palabras, pero se contuvo a toda costa, Lord Mano no necesitaba saber lo mucho que lo satisfacía ver qué, después de tanto tiempo y sufrimiento, el abuelo de su esposo podía incluso llegar a temblar de sólo verlo.

—Su Majestad, ¿hay alguna razón en particular por la que esté aquí? Ningún tema tratado en el consejo es tan importante para que el Rey venga aquí a hablar conmigo —manifestó Otto teniendo la necesidad de alejarse de Lucerys, pero negándose a hacerlo, negándose a verse débil ante un omega mucho más joven y bajo que él, aunque fuera su Rey.

—No es algo referente al consejo, Otto, es algo referente a mí y mi familia por lo que estoy aquí —gruñó con su rostro en una máscara oscura que estremeció al beta.

—No creo que sea el mejor momento para hablar, su Majestad. Además, ¿qué podrían pensar de usted visitando este lugar en la madrugada? —dijo Otto y Lucerys sonrió, claramente divertido por sus palabras.

—Estamos solos, Lord Mano, no tiene por qué seguir fingiendo —respondió mientras comenzaba a caminar por el lugar, el juego de ajedrez en una pequeña mesa llamó su atención—. Yo sé que me odia, que siempre ha odiado a toda mi familia, que sus muertes no hicieron más que complacerlo. No finja que no hubiera deseado que yo, al igual que mi madre, muriera dando a luz. —Luke frunció el ceño al recordar la muerte de su madre—. Lamento que ese deseo no se le cumpliera, Lord Mano. —El omega de repente volvió a sonreír mientras volteaba a verlo—. Debe ser frustrante para usted, ¿verdad? —preguntó. Ottó apretó los puños con fuerza.

—¿Qué cosa, su Majestad? —replicó. Luke bufó molesto.

—Que nada saliera como esperaba —respondió—. Que me casara con Aemond no fue una decisión al azar, usted lo quería así. Vio en mí un omega débil que sólo buscaba cuidar a sus hermanos. Seguramente quería que muriera en el lecho de parto y luego desterrar a mis hermanos como si fueran basura. —Luke sintió su sangre hervir—. Pero el destino no lo quiso así. Los dioses nuevamente arrojaron una moneda al aire y esta vez cayó de mi lado, Lord Mano —le dijo con seguridad—. Aemond y yo nos enamoramos y sobreviví al parto de mi hija. Ahora estoy aquí para proteger a todos los que amo de quien quiera hacerles daño. No me temblará la mano para hacer justicia si es necesario. —La seguridad con la que Lucerys hablaba era algo que Otto no esperaba, pero no dejaría que un chiquillo lo hiciera dudar de sus planes.

—¿Es esto una amenaza, su Majestad? —preguntó Ottó y Lucerys sonrió.

—Es una advertencia, Lord Mano —replicó mientras miraba nuevamente el juego de ajedrez—. Todos nosotros somos como este juego, sólo que yo soy la Reina y a diferencia de la torre puedo hacer cualquier movimiento y, al contrario que este tablero, siempre estaré protegido por mi Rey. —Luke tomó la pieza de la reina y la movió golpeando la torre para que ésta se derrumbara—. Es un juego, pero también puede convertirse en su realidad, lord Mano. Así que sea cuidadoso con lo que hace o su cabeza estará en una lanza cuando yo así lo deseé —amenazó. Había tanta seguridad en sus palabras y sus ojos destellaban furiosos—. Buenas noches, Lord Mano. —Lucerys pasó a su lado y antes de salir dejó en manos de Otto la pieza de la Reina. El hombre la miró y por primera vez Otto creyó que ese chiquillo podría ser su ruina.

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Lucerys atravesó los pasillos completamente desiertos sin temor alguno, en el pasado nunca hubiera hecho algo así, pero ya no había lugar en él para el miedo, no cuando tenía mucho por lo que luchar. Al llegar al ala que ocupaba la familia real le llamó la atención ver la puerta del cuarto de la Reina levemente abierto y la tenue luz de las velas, sabiendo que Alicent estaría despierta pensó en visitarla, pero cuanto más se acercaba captó un aroma que claramente no pertenecía a la Reina pero que él reconocería a kilómetros. Se asomó un poco más y a pesar de la oscuridad vio a Larys Strong, el alfa sujetaba con fuerza el brazo de la Reina mientras ella hacía lo posible para apartarlos.

Sentencia de matrimonio (Lucemond/Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora