CAPÍTULO TREINTA

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Tres años después...

Lucerys pensó que, si dieciocho años atrás, alguien le hubiera dicho que llegaría el momento en que ayudaría a su hija a vestirse para su boda probablemente habría reído. En ese entonces nunca creyó que llegaría a casarse, la muerte de su madre lo sumió en la tristeza haciendo que su omega comenzará a marchitarse y a acabar con su propia luz en un momento determinado. Nunca creyó que fuera posible que Aemond lograra revivir esa parte que pensó ya estaba muerta, pero lo hizo. Ambos lograron evitar que las conspiraciones en su contra destruyeran el amor que siempre había existido entre ellos.

Luke sonrió mientras colocaba la corona sobre la cabeza de su hija luego de haber peinado su cabello. Al principio pensó en trenzar el cabello de Daenyra, pero tenía unos rizos tan hermosos que no merecían ser ocultados bajo un complicado peinado. Además, sabía cuánto le gustaban también a Jaehaerys y estaba seguro de que su hija estaría de acuerdo.

—Luces hermosa —susurró Luke al terminar.

Había cierta nostalgia en su tono de voz. No era para menos. Lucerys había dado a luz a Daenyra con amor, pero a la vez con mucho dolor y sufrimiento, llegando a pensar que nunca la vería crecer, que moriría como lo había hecho su madre. Pero los dioses se habían apiadado de él y ahora le estaban permitiendo ver a su hija vestida de novia.

—Papá... —dijo Daenyra mientras se ponía de pie. Ella sabía la verdad de su nacimiento, su abuela se lo había contado hacía años, no para hacerla sufrir, sino para que supiera el amor que su padre sentía por ella. Luke le sonrió y colocando las manos en sus mejillas la besó en la frente.

—Eres mi dulce niña —susurró, utilizando aquellas mismas palabras con las que su madre solía referirse a él en el pasado—. Y aunque hoy inicias una nueva vida y luego formaras una familia, tú siempre lo serás. No importa el tiempo que pase. Eres y serás siempre la niña que traje a este mundo con toda la ilusión. —Daenyra parpadeó un par de veces, lo menos que deseaba era comenzar a llorar en ese momento, pero le resultaba imposible, entonces hizo lo que siempre solía hacer cuando era pequeña: abrazar a su padre con fuerza.

—Yo también te quiero, papá. Gracias por todo lo que hiciste por mí —agradeció ella. Luke acarició sus cabellos.

—Lo haría mil veces más. Tú y tus hermanos son lo más valioso que tengo, nunca lo olvides —le dijo y la alfa asintió.

Fueron interrumpidos cuando la puerta se abrió y Aemond entró en la habitación. El alfa se quedó completamente quieto y sin quitarle la vista a su hija, ella lucía simplemente hermosa en su vestido de novia. Daenyra le sonrió a su padre mientras pasaba las manos por la falta.

—¿Te gusta? —le preguntó nerviosa. Aemond le sonrió y caminó hacia ella.

—Eres la Princesa más hermosa que he visto en mi vida —le aseguró—. Pero no se lo digas a tu tía Helaena —bromeó haciendo que Luke y Daenyra rieran—. Espero que Jaehaerys no se desmaye cuando te vea. —Daenyra se sonrojó. No había dejado de pensar desde la noche anterior en qué pensaría su futuro esposo cuando la viera.

—Esposo, ¿qué tienes ahí? —preguntó Luke al ver la caja que Aemond llevaba en las manos. El alfa sonrió.

—Bueno, hace años en nuestra boda tú recibiste un regalo que debo decir me gustó —comentó Aemond y Luke lo miró extrañado—. Pensé que a nuestra hija le gustaría llevar algo que le recordara que por sus venas corre la sangre de la Casa del Dragón —dijo para luego abrirlo, dejando ver en su interior un collar idéntico al que Cregan Stark le había regalado a Luke en su boda. Aemond no iba a confesar que habló con el alfa para pedirle que lo pusiera en contacto con la persona que lo había fabricado en el pasado, pero era fiel a sus pensamientos de que a su hija le gustaría. Daenyra sonrió fascinada con la pieza de joyería, era simplemente preciosa.

Sentencia de matrimonio (Lucemond/Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora