CAPÍTULO SEIS

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Lucerys nunca en toda su vida había imaginado estar en una situación así. Que un alfa estuviera frente a él ofreciéndose como su Escudo Jurado era algo que nunca pensó podría suceder. Una parte de él no podía evitar sentirse afortunado de que Daeron lo apreciara tanto como para desear protegerlo, pero otra se moría de miedo por la reaccionó de Aemond; claramente la relación entre ambos hermanos no era la mejor en ese momento y él no quería ser motivo de nuestras discusiones.

Estrujó sus manos con fuerza contra su vientre y deseó no estar en esa situación, todos en la corte esperaban su respuesta y Luke no sabía cuál era la correcta. Luke tragó saliva y se atrevió a voltear levemente su cabeza y mirar a Aemond. El alfa tenía las manos apretadas en fuertes puños y, aunque su mirada permanecía estoica, Luke podía ver la furia centellear en ellos. El pequeño omega se mordió el labio. No, no podía arriesgarse a aceptar y que su respuesta sólo le provocará problemas y pusiera en riesgo a sus hermanos. Regresó su mirada al frente y le sonrió a Daeron, con ese gesto esperaba que el alfa comprendiera su decisión. Respiró profundo y se preparó para dar una respuesta.

—Príncipe Aemond, no quiero parecer grosero, pero creo que sería una buena decisión aceptar la propuesta del Príncipe Daeron —Ser Harrold Westerling dio un paso al frente e hizo una reverencia—. El Príncipe Lucerys necesitará a alguien que vele por su seguridad, nunca se puede asegurar que nadie intentará atacarlo en cuanto se convierta en el Rey Consorte —aconsejó el alfa.

Aemond guardó silencio y observó a su hermano, Daeron no había volteado a verlo en ningún momento y cuando lo hizo se produjo una batalla de fieras miradas, como si dos depredadores se enfrentarán en silencio; no era idiota, estaba claro que Daeron tramaba algo, pero dudaba mucho que Lucerys lo supiera, prueba de eso era su nerviosismo, podía apostar lo que fuera que el omega habia estado a punto de rechazar la propuesta si Ser Harrold no hubiera interferido.

—Pienso que esa decisión le corresponde al Príncipe Lucerys —respondió el futuro Rey de Poniente antes de volver a ver al omega. Para ese momento las manos de Luke estaban completamente rasguñadas por la desesperación.

—Yo..., será un honor contar con su protección, Príncipe Daeron —aceptó finalmente. Luke no estaba seguro si había tomado la decisión correcta, pero en cuanto pudiera hablar con Daeron le pediría que no sólo cuidará de él sino de sus hermanos, quizás estaría abusando de su confianza y sus deberes, pero aun sentía cierto miedo de que alguien pudiera hacerles daño por el simple hecho de ser hijos de Rhaenyra y Daemon Targaryen.

—Gracias, mi Príncipe. Prometo protegerlo hasta dar el último aliento de vida —prometió el alfa. Los aplausos no se hicieron esperar y finalmente Daeron se levantó para tomar su nueva posición: unos pasos detrás de Lucerys. El omega nuevamente se sintió nervioso, tener dos Targaryen tan cerca no era lo que él esperaba, pero nada más podía hacer al respecto, sólo rogar a los dioses para que la paz continuará entre ellos.

Tan nervioso estaba que no se percató de la mirada que ambos hermanos compartieron cuando la Reina los despidió a todos, una mirada que hablaba de una conversación pendiente entre ambos. Después de todo, el hermano del próximo Rey había jurado entregar su vida por su esposo, los cuchicheos no harían sino empezar.

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Estuvo al filo de un ataque de nervios por dos semanas, esperando el llamado de Aemond para reclamarle por haber aceptado a Daeron como su escudero, pero nada sucedió. Había soportado las miradas de la Mano del Rey y sus comentarios de doble sentido esperando ver la furia del futuro Rey, pero sencillamente era como si Aemond hubiera embotellado toda la ira que había sentido cuando Daeron se presentó ante él pidiendo ser su escudo y la hubiera desechado.

Sentencia de matrimonio (Lucemond/Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora