Sentencia de matrimonio (Lucemond/Omegaverse)

CAPÍTULO DIECINUEVE

Lucerys se sentía molesto de que la muerte de Larys fuera tan importante como para convocar a una reunión, aun así, tuvo que fingir estar afectado por lo ocurrido. La pareja tomó un baño rápido y se vistieron con prendas oscuras en señal de luto por lo ocurrido. Luke hizo una mueca al ver que los sirvientes vestían de negro, ¿quién les habría dado esa orden? Era una completa estupidez, Larys no era un miembro de la familia real, no tenía porque merecer un luto; en cuanto la reunión finalizará les ordenaría a todos que volvieran a usar los colores de siempre, el patizambo no merecía el respeto de nadie, era un asesino que sólo merecía ser olvidado por todos.

Cuando llegaron al salón del consejo quienes estaban ya presentes se levantaron de sus lugares e hicieron reverencias mientras los saludaban con respeto. Aemond corrió la silla para que Lucerys se sentara y el omega le sonrió.

—Gracias —le dijo. Aemond le sonrió y procedió a ocupar su lugar mientras Daeron se ubicaba detrás de Lucerys en caso de que fuera necesario protegerlo.

—Bien, ¿hay noticias sobre lo ocurrido con Larys Strong? —preguntó Aemond entrecruzando los dedos de las manos encima de la mesa. Por unos segundos las miradas se posaron en Lucerys, todos allí sabían que el fallecido era su tío, aunque nadie se atrevería a hacer comentario alguno sobre su bastardía.

—Como todo ocurrió en la noche ningún guardia vio nada extraño, se cree que debido a su discapacidad pudo realizar algún mal paso y terminó cayendo por la ventana de su habitación. Aunque también podría no tratarse de un accidente —comentó Otto. Lucerys apretó los puños bajo la mesa.

—¿insinúas que alguien pudo asesinarlo? —preguntó Aemond.

—No podría asegurarlo, pero debemos pensar en todas las posibilidades —respondió Lord Mano—. Si el Rey está de acuerdo pondré a algunos hombres a investigar lo ocurrido —propuso Otto y los miembros del consejo secundaron la idea.

—Está bien, si hay un asesino en el castillo debe ser detenido —aceptó Aemond.

—Bien, con la muerte de Lord Strong debemos encontrar a quien se convertirá en su reemplazo —intervino Lucerys ganándose miradas de evidente molestia.

—Su cuerpo aún no ha sido enterrado, ¿no cree que es demasiado pronto? —intervino Lord Wylde.

—Nadie en este lugar es indispensable, Lord Wylde. Sería bueno que recordaran eso. —Lucerys sonrió—. Ahora si me disculpan tengo asuntos de los cuales encargarme. —El omega se levantó de su lugar y luego de despedirse de su esposo se marchó siendo seguido por Daeron.

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Lucerys se encargó de reunir a todo el personal del castillo y les pidió que dejaran el luto y que vistieran las prendas de siempre. Todos parecieron felices con esa noticia y en pequeños grupos comenzaron a marcharse para cumplir con lo pedido. Lucerys también se marchó a su cuarto y se cambió de ropa, no usaría luto por alguien que ni siquiera merecía una flor en su tumba. Si bien le preocupaba que Aemond hubiera autorizado a su abuelo investigar lo ocurrido se mantendría sereno, no había prueba alguna de que él era el asesino de Larys Strong.

Suspiró profundamente mirando al cielo de Desembarco del Rey preparándose mentalmente para lo que haría de ahora en adelante, deshaciéndose de todos los que querían ver a su familia destruida y a su hija muerta por ser la heredera al trono.

Se sobresaltó al sentir los brazos de Aemond rodearlo desde su espalda hasta descansar sus manos en su vientre, pero sonrió cuando sintió los labios de su esposo besar su mejilla, mandíbula y cuello en un toque cariñoso mientras llevaba sus manos a su cabello platinado para acariciarlo.