CAPÍTULO 17

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-¿Puedo pasar? -Erika estaba en el marco de la puerta de mi habitación.

Llevaba dos días sin salir, ni siquiera asistí a trabajar, inventé una fuerte gripe para poder quedarme en casa, siendo Joe el dueño no puso peros, el sabía perfectamente la verdadera razón de mi nulo interés por salir de casa.

-Pasa -invité. Me reincorporé en la cama, aún llevaba la pijama y mi cabello despeinado.

-Traje donas -anunció agitando una pequeña caja. Erika llevaba un enorme abrigo, el frío había aumentado en las últimas horas, este pueblo suele tener un clima triste la mayor parte del tiempo.

-¿Qué haces aquí? -pregunté. Erika solo nos visita cuando hay eventos importantes o en fin de semana, su departamento está a al menos tres horas de Hill Valley, no creo que haya hecho un largo viaje solo para traer donas.

Erika dejó la caja frente a mi, se veían deliciosas, pero para ser sincera mi apetito era nulo. Erika metió su mano en el bolso de su abrigo y sacó algo que pronto dejó sobre la cama, apenas quitó su mano pude percatarme de que era una tanga, mi tanga.

-¿Qué es esto? -cuestioné como si no supiera que la prenda es de mi propiedad.

-Digamos que Lorelai me reclamó por dejar mi tanga en su casa, lo curioso es que odio las tangas -me miró con sospecha -, yo te regalé esta, sé que es tuya Venus -aseguró la castaña.

-Ah... yo -no sabía que decir, estaba acorralada y Erika sabía la verdad.

-No hace falta que me mientas, hablé con Joe y ya me dijo toda la verdad -se adelantó impidiendo que inventara algo para zafarme de la situación.

-Lo siento -me disculpé.

-No te disculpes Vee, las personas se enamoran todo el tiempo y sobre todo de las personas que son prohibidas -aseguró Erika tratando de hacerme sentir mejor.

-Ya se que estoy mal.

-No voy a aplaudirte por esto, pero tampoco quiero juzgarte, estás en la edad de equivocarte, de cometer un montón de errores, que las preocupaciones vengan después -Erika me regaló una amigable sonrisa, ella estaba tratando de hacerme sentir cómoda, de que pudiese abrirme con ella.

-Tuve un aborto espontáneo -confesé. Sabía que Erika era la persona con la que podía hablar de esto.

-¿Cómo te sientes ahora? -preguntó con tranquilidad.

-Bien -me encogí de hombros.

-¿Era de...

-No -me adelanté a responder. Erika me miró confundida, ahora debía explicar todo el desastre que hice. -Antes de estar con Joe, estuve con Theo, el vecino de enfrente -expliqué. Erika simplemente asintió y después abrió la caja de donas.

-¿Qué te dijo el médico? -preguntó antes de darle un mordisco a su dona.

-Solo hidratarme y descansar -respondí.

-Vee, sabes que debes dejar a Joe -externó Erika con pena.

-No te preocupes, ya lo hice -respondí. Después de verme en aquella repugnante situación juré que no volvería a estar con él, dejaría mi absurda relación con Joe, aunque lo amara con locura.

-Es lo mejor cariño.

-El me habló de ti -confesé.

-Si, bueno, eso ya quedó atrás -respondió. Al parecer a Erika no le gustaba tocar el tema, supongo que la razón debe ser porque ella fue quien lo engañó. -Richard me pidió que lo ayudara a comprar la comida, ya sabes que él necesita una lista para ir al supermercado -se burló Erika de mi padre.

No me mientas, cariño...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora