CAPÍTULO 21

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~⚜️~

—Vee, ¿estás segura de esto? —Jackson preguntó, con preocupación en su voz.

—Esa perra va a pagar esto —mascullé enfurecida.

Tomé mi bolso y salí de la cafetería con determinación. Necesitaba volver a casa, descansar y planear mi venganza. Era increíble que tan solo eran las doce del mediodía y ya había vivido un día lleno de acontecimientos. Había enfrentado un importante examen que determinaría mi futuro, había tenido una conversación crucial con Joe que nos dejaba en una especie de limbo, y he descubierto a Theo en una situación comprometedora con la madre de su ex. Y, como si eso no fuera suficiente, es la misma perra que se encargó de publicar mi secreto.

Bajé del Uber y entré a casa, deseando un poco de paz. Me deshice de mi chaqueta y la dejé en el perchero.

—Hola pa...Ni siquiera pude terminar de saludarlo. La mano de mi padre se estampó contra mi mejilla, y un ardor inmediato se apoderó de mi rostro. Era la primera vez que recibía un golpe de mi padre, la primera vez que un golpe físico me hacía sentir tanto dolor emocional. Mi pecho se apretó con una mezcla de tristeza y desesperación. ¿Qué había ocurrido entre nosotros?

—Creí que eras alguien lista y con valores, pero solo te comportas como una puta —escupió molesto.

—Papá...

—Eres igual a tu madre, Vee —mi padre se dio la media vuelta y se marchó por el pasillo que llevaba a la cocina.

No sabía qué hacer o qué decir. Me sentía completamente fuera de lugar y no deseada ni siquiera en mi propia casa. El pueblo entero hablaba de mí, mi padre me había golpeado y me había llamado de la peor manera posible. Me dolía tanto física como emocionalmente. ¿Qué había sucedido en mi vida?

Tomé mi chaqueta nuevamente y salí de casa, con apenas cuarenta dólares en la cartera y un cupón para pizza. Me sentía patética y mi vida era un completo desastre. Caminé cuesta abajo hacia la parada de autobús más cercana. No podía pedir ayuda a Jackson, ya que su madre no querría a la chica con una vida nocturna secreta en su casa.

El auto de Joe pasó junto a mí, disminuyó la velocidad y retrocedió lentamente.

—¿Estás bien? —preguntó, mirándome con preocupación. Mi mejilla enrojecida y los ojos llorosos delataban mi estado.

—No —negué, incapaz de contener las lágrimas.

—Vamos, te llevaré a tomar algo.

Joe bajó de su auto para llevarme al asiento del copiloto y abrirme la puerta. Condujo fuera del pueblo, y por un momento, olvidé que había un mundo más allá de Hill Valley, un mundo lleno de misterio y posibilidades.

Llegamos a una cafetería en medio de la carretera, rodeada solo por bosques y nada más. Era un lugar alejado del bullicio, hermoso y tranquilo.

—Me gusta venir aquí cuando me siento abrumado —confesó Joe una vez que nos sentamos en una de las mesas.

—Es hermoso —dije, apreciando el ambiente acogedor del lugar.

—Ah... Venus, vi la fotografía —dijo Joe con cautela. Podía sentir lo incómodo que estaba al mencionarlo.

—Sí, todos en el pueblo la han visto —sonreí forzadamente.

—¿Es verdad...?

—¿El aborto? —interrumpí, ayudándolo a formular la pregunta.

—Sí —asintió.

Rasqué mi frente y jugueteé con mis dedos.

—Sí, Joe, es cierto —respondí finalmente.

—¿Era...?

—No, no era tuyo —me apresuré a responder, aunque me di cuenta de lo mal que sonaba, ya que habíamos estado juntos. —Es que, estuve con Theo antes de que... ocurriera lo que sea que esté pasando entre nosotros —añadí, tratando de aclarar la situación.

—Sí, lo recuerdo —dijo Joe.

—Todo el pueblo habla de ello. Mi padre me odia y siento que no soy bienvenida en mi propia casa. —Suspiré, abrumada por todo lo que estaba pasando.


Joe me ofreció una tarde de tranquilidad. Tomé un chocolate caliente y probé la mejor baguette de jamón serrano que había tenido en mucho tiempo. Fue una tarde que ayudó a compensar la mala mañana que había tenido.


Regresamos a Hill Valley cuando la noche cayó. La ciudad parecía más sombría de lo habitual, sin estrellas en el cielo y las hojas de los árboles comenzaban a marchitarse.

Entramos en la casa de Joe, donde no parecía haber nadie, ni siquiera el personal de limpieza.

—¿La casa está vacía? —pregunté.Joe colgó su abrigo en el sofá y revisó su teléfono.

—Se van temprano —respondió mientras miraba sus notificaciones.

—Entiendo.

—Así que, la habitación junto al ventanal está libre, puedes quedarte ahí —ofreció Joe.

—Gracias, Joe. Sí, me gustaría descansar. Estoy agotada —dije, sintiéndome agradecida por su ayuda.


Joe tomó su maletín de la computadora y se encaminó hacia la cocina. Al verlo entrar en una habitación a un lado, asumí que se trataba de su despacho.

Solté un largo suspiro y subí las escaleras, la oscuridad reinaba en la planta superior. Los pasillos apenas estaban iluminados por la luz tenue de la noche que se filtraba por el enorme ventanal junto a mi nueva habitación. Al abrir la puerta, quedé asombrada por el mobiliario de la habitación que parecía olvidada.

Las letras doradas y brillantes que colgaban de la pared deletreaban

"Lía"

La habitación estaba decorada en tonos de lila, con cortinas que iban del lila al blanco, creando un delicado contraste. Una pequeña cuna se ubicaba junto a la ventana, con un mueble de madera al lado. Sobre el mueble, se encontraban algunos portarretratos vacíos. En el rincón opuesto de la cuna, una mecedora acolchonada esperaba, de esas sillas en las que las madres alimentan a sus bebés durante las noches. A pesar de la decoración linda, la habitación transmitía un sentimiento de vacío, como si algo crucial faltara. Un antiguo caballo de madera ocupaba la esquina de la habitación.

La pregunta surgió de manera natural.

¿Joe y Lorelai habían estado esperando a una niña? La habitación parecía lista para dar la bienvenida a un bebé, pero no había rastro de él.

Me pregunté si debería hablar con Joe al respecto, pero antes de salir de la habitación, me di cuenta de mi confusión. Había entrado en la habitación equivocada. Al volver al pasillo, encontré la puerta adecuada al lado del ventanal. La habitación era mucho más simple, con una cama, un espejo y un armario descuidado.

Dejé mi bolso en la cama y comencé a quitarme los zapatos. Me sentía exhausta, necesitaba descansar y liberar mi mente. El sábado se avecinaba con la asamblea, y yo aún era la encargada de dar el discurso de agradecimiento a la comunidad vecinal. Me pregunté si sería el momento adecuado para limpiar mi nombre.

Necesitaba relajarme y encontrar algo de paz en medio de todo el caos que había invadido mi vida.












Hola chicas...

He vuelto con un nuevo cap, esperen mañana por uno nuevo...

LXS QUIERO ;)


XOXO - RUE💋

No me mientas, cariño...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora