Pese a que no era el más antiguo, Chan conocía la historia de cada uno. Supuso que, al ser el mayor, le brindó cierta confianza a cada uno de sus amigos para que le contaran su historia, a excepción de Hyunjin. Fue una de las monjas quien le contó qué había pasado con él, puesto que Hwang casi nunca hablaba.
La señora Kim había puesto música de ambiente en un hermoso tocadiscos que se encontraba a unos metros del comedor; la lluvia cayendo sobre el tejado alto se podía oír a lo lejos, eso hacía ver la fogata más cálida. La señora Kim colocó sus utensilios a un lado de su plato y miró a los adolescentes intrigada. Seungmin tenía una ligera sospecha de lo que se vendría.
— No sabemos cuánto tiempo estaremos viviendo juntos bajo el mismo techo. Hay que comenzar a conocernos mejor, ¿les parece? — ante sus palabras los demás dejaron de comer, a excepción de Jeongin. — Puedo iniciar yo contando mi historia. Todos tenemos una. Estamos hechos de historias. Yo solía ser una mujer solitaria, incluso llegué a creer que moriría soltera y sin una hermosa familia, pobre y marginada. Eran tiempos difíciles cuando conocí al General, el padre de Seungmin. Me enamoré perdidamente de él y también él se enamoró de mí. Nos compró esta bella y mágica mansión, y yo le prometí un hijo. — se quedó en silencio y con la mirada perdida unos segundos, cuando de repente sus ojos se llenaron de lágrimas, pero aun así sonrió — Fue difícil, fue tan difícil tener a Seungmin, pero valió completamente la pena.
— ¿Me mantuvieron encerrado en este lugar toda mi vida porque les había costado tenerme? ¿Por eso no buscaron ayuda al enterarse de mi enfermedad? — preguntó de repente su hijo con indignación. La mujer no se dió cuenta cuando una lágrima se le escapó y se deslizó veloz por su mejilla. Se quedó mirando perpleja a su hijo. — ¿Por qué otra razón lo habrían hecho? Nunca me lo contó, madre, pero está dispuesta a contárselo a unos extraños.
— Seungmin...
El mencionado se levantó de la mesa y se retiró sin decir una palabra más. Cada adolescente en el lugar logró comprender su frustración. Los padres siempre logran decepcionar al amar.
La señora Kim pasó saliva y se humedeció sus labios pintados de un rojo camersí. Tras bajar la mirada suspiró, pero a los segundos se recompuso y volvió a sonreírles. A Jisung esa expresión tan forzada le causaba inquietud. Miró el ventanal más cercano para admirar un momento la lluvia, pero notó que, en realidad, no estaba lloviendo.
— ¿Quién desea continuar?
— Yo puedo hablar por los demás si ellos quieren. — se ofreció Chan, a lo que recibió señales afirmativas de parte de todos, incluso de Hyunjin. Jisung frunció el ceño y continuó comiendo. Estaba seguro de que escuchaba el ruido de las gotas de lluvia caer sobre el techo. — Bueno, ammm... El más antiguo es Changbin. Creció en el orfanato. Estuvo ahí desde que era un recién nacido. Los que siguen son Jisung, Minho y Jeongin. Jisung tenía ocho años cuando su abuela falleció, y al no tener a nadie que pudiera responsabilizarse de él...
— Mi padre pudo — interrumpió Jisung con seriedad. — Pero antes de estar con mi mamá, él ya tenía otra familia. Viven en una zona adinerada, sus hijos van a buenas escuelas y no les falta nada. Los eligió a ellos.
— Fue así como llegó al orfanato. — continuó Chan. — Tres años después, Minho y Jeongin tocaron las puertas y fueron recibidos. Su madre los abandonó en una feria que se había armado cerca de allí. Intentaron comunicarse con ella, pero según los vecinos, ella se había mudado. No se volvió a saber nada.
— Yo quería una mamá — comentó Jeongin con esa vocecita que destruía el corazón de Minho.
— Tener una mamá es horrible, Innie. — le dijo su hermano mayor con tono desaprobatorio. — Te dicen qué hacer, qué no hacer y te obligan a comer las verduras que no te gustan. Además, no te dejan comer dulces ni juegan contigo. Mejor es tener hermanos mayores, te lo prometo.
ESTÁS LEYENDO
La Mansión de los Deseos: 𝘎𝘭𝘰𝘣𝘰𝘴 | HYUNMIN
Fanfiction《Kim Seungmin se ve obligado a aceptar convivir con un grupo de huérfanos adolescentes en su mansión. Hwang Hyunjin pronto descubre que lo que realmente le preocupa al nuevo dueño de la propiedad no es que rompan algún jarrón valioso o dejen desorde...