☁︎ Acto XX

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Changbin no conocía otro lugar que no fuera el orfanato. Había crecido ahí, rodeado de niños que no eran sus hermanos y siendo cuidado por adultos que no eran sus familiares. No conocía bien el concepto de la familia, ya que sentía que nunca había tenido una como tal, sin embargo, cuando se juntó con esos chicos, las cosas cambiaron, pero sobretodo quien dió un vuelco a su vida fue Felix. 

Siempre había tenido una extraña fascinación por el fuego, y fue Felix el primero que no lo tachó de loco o raro por ello. Las monjas tenían que estar quitándole sus cajas de fósforos y cuidaban que no se acercara a la cocina, así que fue natural que todos creyeran que era un maniático y el que posiblemente había comenzado el incendio. Debía admitir que siempre supo que uno de sus fósforos había sido el causante, ¿pero él? No, para nada. ¿Felix? Se negaba a creer algo así.

Cuando fueron transportados a la mansión, tuvo un mal presentimiento. Felix le había contado cosas un poco raras. Intentó no pensar mucho en ello y concentrarse en lo que realmente quería. Después de haber pasado toda su vida encerrado, trazó un plan para escapar junto con Lix. Era su única y última oportunidad. Pero las cosas se pusieron tan raras que fue casi imposible ignorarlo por completo. Changbin fue testigo de cómo la relación de Hyunjin y Seungmin se volvió cercana sin motivo aparente. La señora Kim era la más extraña de todos. Se dió cuenta de las drogas y de las desapariciones, sin embargo, antes de que pudiera hacer algo al respecto, Felix le dijo que estaban en riesgo.

"Debemos irnos de aquí y pedir ayuda. Nosotros solos no podremos hacer nada para ayudarlos. Hay que seguir fingiendo que los hemos olvidado" le dijo su novio y él aceptó.

Por supuesto que le enojó ver a Hyunjin concentrado en otros temas y no preocupado por sus amigos, pero si también había olvidado todo como los demás antes de desaparecer, entonces no era su culpa.

Las cosas cambiaron cuando enfrentó a la señora Kim en la mesa. Sabía que ahora estaba en la mira.

Aquella tarde la señora de la mansión le llevó una jarra de té con limón sobre una bandeja al jardín. Felix había regresado a su habitación por su abrigo, mientras que Changbin vigilaba que la ventana que tenía a sus espaldas no fuera cerrada por nadie.

¿Qué haces aquí afuera, querido? Ya está haciendo frío. Será mejor que entres.

— Estoy bien aquí, gracias.

— ¿Deseas un vaso? — pero antes de que pudiera contestar ella le sirvió uno y se lo extendió. — Toma. Bébelo todo.

— No, gracias.

— Bébelo, Seo Changbin. Recuerda que Felix sigue dentro de la mansión. Así que, debes beberlo.

Changbin sintió un escalofrío recorrer su cuerpo entero. Se quedó mirando el vaso, luego guió su mirada a la jarra y notó que estaba casi vacía. Esa mujer ya había servido un vaso antes. No tardó en tomar la bebida y lanzársela de modo que ella tuvo que retroceder y cubrirse con la bandeja, para después tomar impulso y meterse por la ventana sintiendo sus manos enfriarse poco a poco.

— ¡¡Felix!! — gritó con todas sus fuerzas y miró a todos lados con desesperación. — ¡¡Felix!! — comenzó a correr con dirección a la habitación de su novio, pero las tablas bajo sus pies temblaban, las puertas se abrían por sí solas y todo parecía crujir, como si fuese una mansión abandonada, pero nada detuvo a Changbin. — ¡¡Felix, no lo bebas!!

Abrió la puerta y lo vió con el vaso semi lleno en manos. Fue corriendo hasta él, le arrebató el vaso de vidrio y lo lanzó con fuerza contra la pared más lejana. El ruido asustó a Felix, pero sobretodo lo hizo la mirada de Changbin. Tras ello lo tomó por los hombros y al borde de las lágrimas le dijo:

La Mansión de los Deseos: 𝘎𝘭𝘰𝘣𝘰𝘴 | HYUNMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora