Hyunjin leyó el poema misterioso encontrado, el cual también daba la sensación de que era una carta de amor, de deseo.
¿Desde cuándo amar se convirtió en pecado? ¿Desde cuándo amar te condena a arder en el fuego eterno del infierno? Ellos amarían arder con tal de estar juntos. El roce de sus labios era lo más ardiente que conocían y ningún tipo de infierno sería más intenso que su amor apasionado.
¿Desde cuándo amar se convirtió en pecado? ¿Desde cuándo reventar un globo ocasiona desastrosas consecuencias como el enamoramiento y el sacrificio?
Amar es pecado para ellos.
Ellos eran los más grandes pecadores inocentes, que no le temían al fuego ardiente del infierno, pero sí a separarse, dejar de tocarse, dejar de mirarse.¿Desde cuándo amar se convirtió en pecado? ¿Desde cuándo pecar se convirtió en un deseo para la luna?
Aquellos amantes pecadores se encuentran en nosotros. Nuestras almas entrelazadas van en contra de toda moral y son dignos de toda condena. Pero dejar de amarte yo no puedo, dejar de pensarte mucho menos.
Hyunjin volvió a doblar el papel y lo metió en su bolsillo. Mantuvo el ceño fruncido y cargado de confusión. No entendía de qué hablaba y quién lo había escrito, pero tampoco tenía tiempo para averiguarlo. Ahora que había dado con el cuerpo del padre de Seungmin, tenía más razones para encontrarlo.
Intentó abrir cada puerta que veía sin éxito alguno. Las puertas aparecían y desaparecían tras un pestañeo. Gritaba el nombre de su amado como un loco y golpeaba hasta con patadas cada puerta que captaban sus ojos. Así pasaron horas, hasta que se tiró exhausto al piso, repitiendo una y otra vez:
— Kim Seungmin... Seungmin... Kim Seungmin... — cerró los ojos un par de segundos, y al abrirlos notó gracias a las ventanas que ya era de noche. Se incorporó alarmado, miró al frente y pudo ver una puerta dorada que se abría sola. — Mansión... por favor, por favor — se puso de pie sin dejar de sostener la mirada al frente. — por favor, por favor — continuó repitiendo mientras daba un paso a la vez.
De repente una horda de globos de varios colores salieron de aquella habitación y golpearon a Hyunjin, el cual usó sus brazos para bloquearlos y que no taparan su visión. Entonces notó que la puerta había empezado a cerrarse, por lo que corrió con todas sus fuerzas hasta que logró ingresar agitado. Dentro encontró un piano, y cuando dió un paso en su dirección, la puerta se cerró de golpe. Tomó asiento en el lugar respectivo y delicadamente colocó sus dedos sobre las teclas.
Por primera vez, desde que había llegado a ese lugar, tenía claro lo que debía que hacer.
Comenzó a tocar con los ojos cerrados.
Permitió que sus emociones lo dejaran embriagado. Sus dedos fueron los conductos que lograron sacar al exterior todos sus sentimientos guardados. Tenía mucho que decir y mucho que callar. Tenía mucho que ver y mucho que ocultar. Todo terminaba siendo lo mismo dentro de aquella mansión y, al mismo tiempo, todo era diferente. La confusión lo llevó a tocar una melodía veloz, grave y oscura. Siempre buscó tocar canciones dulces, pero nunca se sintió lo suficientemente a gusto haciéndolo. Ahora se sentía él, tan él que logró verse parado frente a sí mismo... Sus ojos se abrieron y pudo verse, a su yo de siete años, o quizás ocho, sonriendo orgulloso.
— No te preocupes, estamos a salvo. — le dijo con esa voz de niño que había dejado atrás.
— Nadie está a salvo en esta mansión.
— La mansión jamás nos haría daño, tampoco puede. — aseguró y tomó asiento a su lado. — El limbo necesita de la muerte, porque la muerte trae consigo su alimento. Somos el heredero de nuestra madre.
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La Mansión de los Deseos: 𝘎𝘭𝘰𝘣𝘰𝘴 | HYUNMIN
Fanfiction《Kim Seungmin se ve obligado a aceptar convivir con un grupo de huérfanos adolescentes en su mansión. Hwang Hyunjin pronto descubre que lo que realmente le preocupa al nuevo dueño de la propiedad no es que rompan algún jarrón valioso o dejen desorde...