— La muerte... Ella era la mismísima muerte. — murmuró y entonces lo soltó, dio un par de pasos hacia atrás y se abrazó a sí misma, como si de repente sintiera frío. — La muerte quería traer vida al mundo; qué divertido, ¿no? La Mansión dijo que era imposible, dijo que ella jamás podría y mírate. Tan sólo mírate, Hwang Hyunjin.
— No entiendo...— susurró con cierta desesperación inundada de frustración. Era como si todos hablaran por códigos, pero algo era seguro: su mamá estaba involucrada en todo ello. — ¿Quién es la muerte?
Ante la pregunta, la mujer salió de la habitación, pasó por su lado y golpeó su hombro con fuerza en el proceso. Hyunjin la llamó, comenzó a perseguirla, pero notaba que los pasillos estaban cambiando y ella avanzaba más rápido de lo normal. Eso no tenía sentido, pero lo que no tenía sentido estaba bien en esa mansión.
— ¡Espere! ¡Alto! ¡Debe decirme! ¡No puede irse así!
Y de repente, una de esas puertas del pasillo se abrió y golpeó su cabeza, cuestión que le hizo perder el equilibrio y cayó al piso adolorido.
— ¡Hyunjin! — exclamó la voz de Seungmin y se agachó a su lado desconcertado. No parecía sorprendido por el hecho de que su habitación haya cambiado de ubicación, y pues claro, no debía ser la primera vez. — Perdóname. ¿Estás bien?
— Vamos, rápido — apresuró y se puso de pie tan veloz que su cabeza le dió vueltas. — Vamos por ella. No puede estar lejor. ¡Vamos, Kim Seungmin!
Seungmin lo tenía sujetado de los brazos, vió que no estaba en las mejores condiciones, pero estaba decidido a seguir adelante, por eso lo apoyó y no dijo nada al respecto. Juntos avanzaron por el pasillo, escucharon una puerta cerrarse y se acercaron, la abrieron e ingresaron. Cuando se quedaron encerrados, supieron que no había marcha atrás. Se escuchó el rechinar de la Mansión, el crujir de la madera y el temblor del piso, eso quería decir que allá afuera todo estaba volviendo a cambiar. No había forma de volver al punto inicial.
Sujetados de las manos, se agacharon y se agazaparon debajo de un enorme escritorio de madera gruesa y bien pulida. Podían ver a la señora Kim removiendo libros de un lado a otro. Ese lugar era una enorme biblioteca, también parecía un estudio personal, un lugar bastante privado como para que Seungmin no lo reconociera.
— Este es el lugar prohibido — susurró Seungmin con los ojos desorbitados. — Desde que tengo memoria, mi madre no me ha permitido entrar aquí. Nunca, ni por un segundo, he podido siquiera mirar el interior a casualidad.
— ¿Por qué crees que sea?
— No lo sé...— le daba pena admitir que había pensado en algún momento que ese lugar podría estar lleno de cuerpos. La mente es muy imaginativa cuando algo le intriga o le da miedo. — Pero estoy seguro de que guarda secretos... Muchos secretos.
Por la pequeña ranura, Hyunjin pudo notar los cuadros que estaban colgados y cómo estos estaban cubiertos por sábanas blancas empolvadas. Algo le decía que ahí estaba la respuesta.
— ¿Qué está haciendo ahora? — le preguntó Seungmin en un susurro, ya que la ranura era pequeña y Hyunjin no pensaba despegar sus ojos de ahí. — ¿Está haciendo algo raro?
— Sólo está revisando un libro o una libreta, no logro distinguir bien. Está muy oscuro — y efectivamente era así, sólo había un charco de luz azulina en el suelo que ingresaba por un tragaluz. — Creo que ya se va a ir.
Se quedaron en silencio, y pese a que ella no los podía ver y estaba lo suficientemente lejos para no poder escucharlos, también se quedaron estáticos.
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La Mansión de los Deseos: 𝘎𝘭𝘰𝘣𝘰𝘴 | HYUNMIN
Fanfiction《Kim Seungmin se ve obligado a aceptar convivir con un grupo de huérfanos adolescentes en su mansión. Hwang Hyunjin pronto descubre que lo que realmente le preocupa al nuevo dueño de la propiedad no es que rompan algún jarrón valioso o dejen desorde...