Cuando abrieron sus ojos y vieron al otro, no pudieron soportar el contacto visual más de cinco segundos por lo avergonzados que se sentían. Sus manos se soltaron y vieron a otro lado en busca de aire. De repente hacía mucho calor en ese lugar.
— Creo que necesito sentarme — dijo Seungmin y se recargó en un estante lleno de libros. — Ammm... Deberíamos...
Hyunjin se sentó en el piso con las piernas cruzadas y lo miró sonriente. Ambos se rieron e intentaron procesar lo que había pasado. La mansión sólo vió brotar felicidad de dos jóvenes que acababan de marcar su destino.
— Me gustas, Kim Seungmin — habló Hyunjin, lo miraba a los ojos, pero sus dedos no podían quedarse quietos por lo nervios. — Lo que me mantiene cuerdo es verte y lo que me hace feliz es cuando te escucho tocar el violín mientras toco el piano. — le sonrió con una mirada cristalina — Había olvidado cuánto me gustaba tocar el piano. Me gusta mucho estar contigo; siento que me conectas a mi yo real. No hubiera podido ser tan fuerte sin ti a mi lado. Eres como un rayo de luz, mi esperanza.
Seungmin quedó sin palabras por varios segundos, se sentía totalmente conmovido porque no sabía que Hyunjin había pensado de esa forma respecto a él a lo largo de la semana. Sin darse cuenta comenzó a esperar las noches y sus encuentros con Hyunjin, porque amaba escucharlo tocar. Ya no quería convertirse en él, quería estar con él.
— Me gustas demasiado, Hwang Hyunjin, no sabes cuánto, pero lamento que nos hayamos conocido en estas circunstancias. — frunció sus labios en un intento por evitar llorar, pero las palabras de Hyunjin y su mirada le hicieron derramar un par de lágrimas. — Estoy comenzando a tener deseos egoístas...
— ¿A qué te refieres?
Pero de repente las lámparas que colgaban del techo cobraron vida y empezaron a moverse como si estuvieran protagonizando una danza aérea; al instante escucharon música llegar de algún lugar no tan lejano y fue como si la mansión volviera a cobrar vida.
— Tenías razón, Seungmin. Esta mansión es impresionante — comentó Hyun y se puso de pie. Intentó alcanzar una lámpara que descendió y se abrió como una flor, pero apenas la pudo rozar con los dedos. Sonrió y volvió a intentarlo con otra, mientras Seung lo observaba sonriendo. — ¡Hay que subir al segundo piso! — exclamó y se dirigió a las escaleras.
Kim estuvo a punto de seguirlo, pero entonces escuchó un papel crujir bajo su pie y miró hacia el piso. Era lo que había lanzado su madre, al parecer. Cuando lo tuvo en mano y quiso llamar a Hyunjin para que lo vieran juntos, notó algo extraño, por lo que decidió guardarlo en su bolsillo y continuar como si no hubiera encontrado nada. Una parte de él quería dejar todos los problemas atrás y quedarse con Hyunjin para siempre.
— ¡¡Casi lo logro!! — gritó emocionado y soltó una carcajada cuando se tropezó y cayó al suelo de madera. — ¡¡Casi lo logro, Kim Seungmin, casi lo logro!!
Con tristeza, Seungmin reconoció que eso ya no era alegría, eran efectos de la magia de la mansión. Un efecto que probablemente pasaría y, entonces, Hyunjin volvería a centrarse en lo que le importaba. Pero aun así... "déjame verte reír una vez más".
— ¡¡Lo tengo!! — exclamó Hyun en cuanto atrapó una de las lámparas y este lo elevó, sus pies chocaron contra la baranda del segundo piso de la biblioteca y lo llevaron hasta el centro. — ¡¡Uuuuh!! ¡¡Gracias por gustar de mí, Kim Seungmin!! ¡¡Tenía miedo de que pensaras que era desagradable!!
— ¿¡Por qué pensaría eso!?
La lámpara colgante descendió y dejó a Hyunjin en el piso de abajo con cuidado. Seungmin se apoyó en la baranda de la segunda planta y lo miró fijamente con una expresión desconcertada.
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La Mansión de los Deseos: 𝘎𝘭𝘰𝘣𝘰𝘴 | HYUNMIN
Fanfiction《Kim Seungmin se ve obligado a aceptar convivir con un grupo de huérfanos adolescentes en su mansión. Hwang Hyunjin pronto descubre que lo que realmente le preocupa al nuevo dueño de la propiedad no es que rompan algún jarrón valioso o dejen desorde...